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Rector Gaviria, cumpla su promesa

Alejandro Lozada es Director de Investigaciones de El Uniandino. Aquí su columna "Rector Gaviria, cumpla su promesa". Para contestar la columna envíe su propuesta a periodicoeluniandino@gmail.com.



Hace dos años, cuando Alejandro Gaviria escribía su carta de intención para quedarse con la rectoría de la Universidad de los Andes, el exministro de Salud hizo dos promesas centrales: involucrar más a la universidad en el debate nacional, y quedarse en el puesto por seis años. Lo primero, sin lugar a dudas, lo ha cumplido. Lo segundo, sin embargo, es posible que no lo haga.


El tema de los seis años no es menor. Gaviria le ganó la rectoría a Mauricio Cárdenas, también exministro del entonces presidente Santos, principalmente porque Cárdenas fue claro en sus intenciones de participar en las elecciones del 2022 (como efectivamente lo está haciendo) y un rector-candidato no le servía a la administración de la universidad.


Dos años más tarde, el rector Gaviria parece estar ignorando su promesa. Estoy seguro de que no la ha olvidado: cada que puede, él mismo trae a colación su compromiso con la universidad. Pero han sido tantos los sectores políticos que le están endulzando el oído para que se haga candidato, y que él ha entretenido con diversas reuniones a puerta cerrada, que la negativa definitiva cada vez parece más lejana.


Recién posesionado, el rector anunció con bombos y platillos varias reformas que le valieron aplausos. Además, en su propio estilo mediático, hizo otras promesas menos formales, pero igual de celebradas, como abrir al público las bibliotecas o prescindir del uso de perros de seguridad, por mencionar un par. Todos estos cambios, dicho sea de paso, no se han hecho. Y no se han hecho en parte por la pandemia, que trajo consigo un abanico de retos desconocidos, y en parte porque dos años no son suficientes ni para entender los nuevos retos de la academia, ni mucho menos para reformar estructuralmente a la universidad.


Si al rector le parece que las universidades tienen un rol importante para jugar en la vida nacional, como sostiene cada que tiene la oportunidad, ¿por qué parece estar afanado en regresar al universo político y al de sus oligarquías? ¿Cree realmente en lo que predica, o se trata solo de un eslogan?


Gaviria debe permanecer en Los Andes si es que su palabra vale lo que todos parecen asumir que vale, y si quiere demostrar que una eventual presidencia suya tendrá compromiso con los compromisos. Debe resistirse a la vanidad de los carteles publicitarios y dedicarse a forjar un camino para que la educación en Colombia se renueve en ideas y avance hacia la equidad. En 2026, con esos resultados en mano, será un candidato serio si es que ese es su deseo.


De lo contrario, habrá usado la rectoría uniandina para catapultar sus intenciones electorales, sin contribuir significativamente, y en cambio abandonando a la universidad en medio de una de sus crisis más profundas. Aún con la venia del Superior, ¿le parece al rector que es serio de su parte irse dos años después, llevándose todos los aplausos de las promesas que no alcanzó a cumplir del todo y las reformas que nunca hizo?


Si todo lo anterior no es suficiente para que el rector Gaviria cumpla su promesa, lo mínimo que debería hacer por respeto a su comunidad es decidirse de una vez. Diga sí o no, rector, claramente, y saque a la rectoría del juego en el que entran los precandidatos cuando quieren hacer crecer la expectativa. Es lo menos que se merecen los uniandinos.



 

Por: Alejandro Lozada. Director de Investigaciones de El Uniandino


*** Esta columna hace parte de la sección de Opinión y no representa necesariamente el sentir ni el pensar de El Uniandino.





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