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  • El Uniandino

Las reformas Gaviria

Desde que Alejandro Gaviria se posicionó como rector el año pasado, se procuró por establecer medios de comunicación más directos con los estudiantes y este carácter mediático, de la mano con la creciente popularidad de varias de sus propuestas, le han ayudado a conseguir rápidamente una aprobación general entre la comunidad.


A pocos meses de su nombramiento, Gaviria anunció la implementación de algunas reformas que para algunos son disruptivas y para otros necesarias. Entre ellas está la limitación en el incremento de la matrícula de pregrado, el reingreso de Los Andes a la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), el debate sobre la eliminación de los torniquetes, los criterios de ingreso diferenciales por regiones y el aumento de cupos para Quiero Estudiar, entre otras cosas. Aunque estas reformas han sido, por lo general, bien acogidas por la comunidad uniandina son también una gran prueba para la capacidad gerencial del nuevo rector y resulta importante pensar cuál será su impacto real, y qué tan pertinentes, necesarias y viables son.


Por esta razón, El Uniandino consultó tres aristas de la comunidad para preguntarles sobre las reformas de la nueva administración. Aunque estudiantes y profesores comparten una opinión positiva al respecto, entienden sus necesidades desde lentes muy diferentes.





MATRÍCULAS


En el 2017, cuando se dio a conocer que la matrícula de pregrado para el 2018 quedaría alrededor de 16 millones el Consejo Estudiantil Uniandino organizó una Asamblea General para expresar su descontento con el alza e intentar llegar a algún acuerdo con las directivas de la universidad. El anuncio del nuevo rector, ¿hasta qué punto responde a las exigencias presentadas y qué demandas faltan por atender?


TURIZO: La universidad siempre aumenta el IPC más un porcentaje y en su momento hubo un aumento muy alto: del 2%. Eso llevó a una mesa entre la universidad y los estudiantes, para llegar a unos acuerdos, entre esos el tema de matrículas, y lo que se pidió fue que subiera el 1.5%. La decisión del rector fue llegar más abajo, dejando la exigencia del pliego de peticiones muy bien atendida. Por otra parte, todavía hay trabajo que hacer en el tema de financiamiento y aumento de becas, aunque ahí también hay importantes cambios de la rectoría. Este semestre hay más del doble de estudiantes becados y el portafolio de ayuda financiera ha venido creciendo cada vez más. Ahí el trabajo que queda por hacer es fortalecimiento de ambos, del sistema de apoyo financiero y el sistema de becas para que la diversidad socioeconómica de la universidad aumente.


Probablemente la reforma más popular del nuevo rector, Alejandro Gaviria, es la limitación en el alza de la matrícula al IPC más el 1%, cuando anteriormente solía ser del IPC más el 2%. ¿Qué implica esta decisión para Universidad?


OSPINA: Vi en alguna entrevista que el rector dijo que era un cambio menor pero muy importante, y en efecto me lo parece. También es un cambio extraño, sobre todo viniendo de alguien que es formado como economista y que reformuló algo que en esta universidad parecía sagrado e innegociable. Cuando se revelaba la cifra y los estudiantes iban a protestar siempre les decían que ya no se podía hacer nada, que siempre ha sido una regla. Habrá que ver de dónde sale la compensación económica para eso, dónde está la imaginación o, en este caso, qué se va a recortar. El rector Navas, por ejemplo, cuando se le pedía un nuevo punto de acceso a la universidad, respondía: de acuerdo, lo podemos poner, pero díganme ustedes qué recortamos.


¿Qué implica para el presupuesto de la universidad perder este porcentaje de ingresos?


GARCÍA: Gaviria está haciendo cosas muy interesantes. Por un lado, limita el valor del incremento de la matrícula y, por otro lado, duplica el número de estudiantes de Quiero Estudiar. Pero, ¿y la plata? Eso es lo que hace un buen administrador. La universidad tiene buenos recursos, buenos ingresos y una serie de gastos que también son importantes. Se trata de mirar cuánto entra, cuánto sale y cómo nos organizamos para cuadrar el presupuesto. Pero hay humildad política en hacerlo, un administrador que diga “no podemos hacer nada, no podemos dar becas porque no tenemos plata” está teniendo una visión miope. Sí se puede, pero hay que meterse en los números y ver cómo hacer que la universidad sea más incluyente.


¿Qué tan viable es mantener este porcentaje de alza por varios años, ¿sería posible disminuirlo aún más?


GARCÍA: En cualquier proyecto uno tiene que asegurarse que los ingresos estén por encima de los gastos. Si ya hay un presupuesto equilibrado en la universidad, uno diría que no es grave si sube la matrícula en el IPC más 1% y los gastos suben en la misma proporción. Eso hay que controlarlo y el rector debe estar pendiente de cómo se comportan los ingresos con respecto a los gastos. Lo irresponsable sería asumir políticas populistas, por ejemplo, no subir la matrícula y a la vez subirle el salario a todo el mundo. El rector puede mirar sus ingresos, puede mirar sus costos y empezar a tomar decisiones sin sacrificar la inversión en la compra de libros, sin sacrificar la parte de sistemas y demás. Mirando todo eso se sabe hasta dónde llegar. Lo importante es pensar en cómo potenciar mis ingresos y cómo controlar mis gastos.




DIVERSIDAD


La diversidad parece ser prioridad de Gaviria, que por ahora se tradujo en la reforma a las admisiones. Se admitirán estudiantes que se destaquen en su comunidad, sin importar cuál fue su puntaje del ICFES. Estos estudiantes, según anunció, serán entre el 10% y 15% de los beneficiarios del programa Quiero Estudiar. ¿Qué opina de esta decisión?


TURIZO: Las decisiones que traen mayor diversidad a Los Andes ponen a prueba su capacidad pedagógica. Ese es el principal reto porque nosotros estamos acostumbrados a enseñar a un grupo de personas que vienen con una cierta preparación, con un cierto modo de pensar, posiblemente de élite socioeconómica. Tener que afrontar las diferencias, la forma dispar como se educa en Colombia, en algunos casos con serias dificultades, pone a la universidad el reto de que la enseñanza sea de verdad un crecimiento en los estudiantes y no la continuación de un diálogo de los mismos con los mismos. Hay retos concretos, como que los estudiantes están entrando con mayores deficiencias en el uso del inglés. Eso atrasa sus pénsum y pone una carga mayor la oferta. Hay otros retos, por ejemplo, la presión sobre la infraestructura que tiene implicaciones en la calidad de la educación. En general es importante que los estudiantes hagamos veeduría durante todo el proceso.


GARCÍA: Es otra forma de atacar la desigualdad que existe. Está bien darles una oportunidada a estos estudiantes, antes era imposible competir, por ejemplo, en la prueba de inglés. Al tener como criterio de selección el puntaje en las Pruebas Saber, estoy de paso excluyendo a mucha gente. No se puede decir que a ellos les vaya mal porque sean malos, en su mayoría es por las diferencias en la educación. Ya adentro, el reto de nosotros los profesores es igualarlos, porque seguramente vamos a tener a ese estudiante que sabe todo y al que está empezando en un mismo salón. Lo que debemos hacer es subirle el nivel a los dos y que, cuando reciban su título, los dos sean buenos profesionales.


¿Juzgar a todos los aspirantes con un criterio que no es estándar puede resultar problemático?


TURIZO: Está bien hacer tratos diferenciados en circunstancias distintas. La idea de la meritocracia per sé oculta que muchas veces no hay un mérito puro, sino el resultado de unos privilegios con los cuales se adquieren capacidades. Yo creo que una meritocracia más diferencial reconoce la precariedad del mérito y que hay valor significativo en el aporte de los estudiantes que no viven los mismos privilegios que otros. Para tener una universidad distinta, el proceso de admisión tiene que ser distinto.


Respecto al tema de diversificar socioeconómicamente la universidad, Alejandro Gaviria ha sido muy enfático en que ese es uno de sus principales propósitos como Rector. ¿Cuáles son los primeros obstáculos que hay que superar para alcanzar este propósito?


OSPINA: Para lograr la diversificación no es suficiente Quiero Estudiar y la matrícula más baja, es importante tener otras figuras como cátedras abiertas o cursos de educación continuada a unos niveles económicos asequibles. La prueba también la dio SPP que, aunque ha tenido muchos problemas, sí le cambió la conformación a la universidad. No tanto en que tengamos más cursos de inglés o de cálculo, sino que le cambió el nivel a la discusión y el tipo de personas que conocimos. Le cambió el lenguaje. La inclusión no es sólo demográfica, la inclusión consiste en hacer bien esa escogencia y tener un acceso más igualitario. Eso contamina el lenguaje, la memoria, las historias y, al estar contaminado, el lugar se enriquece.


¿Qué implicaciones tiene este propósito y cuáles son los obstáculos que hay que superar para lograrlo?


GARCÍA: La desigualdad está muy marcada en nuestro país, está en todos los ámbitos. Entonces no es fácil, pero yo creo que lo importante es empezar a atacarlas. No podemos decir “aquí hay desigualdades y qué se puede hacer, sigamos educando a los más ricos que nos pueden pagar lo que queramos y pues los otros nada”. ¿Qué tanto lo logremos? No sé, pero lo importante es empezar, porque cuando uno hace cosas como estas da ejemplo, y en esa competencia que hay entre las universidades será más notorio, todas van a tener que empezar a atraer más estudiantes.


‘‘Me parece que con esos riesgos que está corriendo, empezando con el riesgo que implica solo subir 1%, Alejandro Gaviria con sus reformas está respondiendo a una realidad.’’

EL ALCANCE


¿Cómo cree usted que se verá afectada la población estudiantil con las nuevas reformas?


TURIZO: Yo creo que si la universidad toma en serio el reto que implica una educación en diversidad, va a seguir fortalecida en su pedagogía y va a ofrecer a los estudiantes una preparación más pertinente para afrontar ese tipo de sociedades en las que estamos: rápidas, difusas y plurales. Hay una deuda de la universidad en actualizar su pedagogía a los retos actuales. Creo que escuchar a más personas con problemas distintos y de varias partes del país nos ayudará a comprender mejor los problemas para poder intervenir en ellos de una manera más eficiente.


OSPINA: Me gusta decir que lo que está pasando en los Andes es como el período de la perestroika de la Unión Soviética: llega un presidente nuevo y empieza un proceso de transparencia para convertirse en una democracia. Yo creo que en la universidad puede estar pasando una pequeña perestroika y, por supuesto, esos procesos generan mucha resistencia. Será necesario talento por parte de todo el mundo: profesores, decanos, estudiantes, directivos y empleados para ser humanamente creativos y ver cómo lidiamos con eso. Me parece que con esos riesgos que está corriendo, empezando con el riesgo que implica solo subir 1%, Alejandro Gaviria con sus reformas está respondiendo a una realidad.

Es llamativo que el rector actual sea un sobreviviente. Sobrevivió al cáncer, sobrevivió a su disciplina, entonces también es un sobreviviente a sí mismo. También es un sobreviviente a su identidad, porque es paisa y no encaja en el estereotipo de facho. Ojalá ese ambiente que propone encuentre sintonía entre más profesores, directivos y estudiantes. Aunque mi posición es más pesimista porque, a veces, incluso los estudiantes están reacios al cambio. Me parece que es un buen momento y a pesar de que, por ahora, no he visto tanto ese cambio dentro de los profesores, vamos a ver si poquito a poquito se va dando.



 

Por: Daniela Sanjuanés

Fotomontaje: El Uniandino

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