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Las realidades territoriales del país frente al COVID-19

En esta entrada, Franciso Mazo, estudiante de Gobierno y Asuntos Públicos reflexiona, desde su municipio El Carmen de Atrato, Chocó, sobre las brechas regionales en épocas de pandemia: "como han mencionado múltiples voces académicas y políticas, la pandemia sacó a relucir la ruptura y desconexión de Colombia, y las desigualdades estructurales que la acompañan".

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El mayor reto, y además inesperado, que han tenido los gobiernos este año gira en torno al manejo de la COVID-19. Es importante aceptar que el gobierno nacional ha propuesto políticas sensatas para enfrentar la emergencia con prontitud. Sin perjuicio de ello, es necesario preguntarse qué va a pasar ahora. No se trata de únicamente pensar en cómo reactivar la economía, poner a trabajar la gente o reabrir colegios y transporte. Se trata, de hecho, de dar una mirada sesuda a la situación en las regiones.


Para efectos del texto me referiré a regiones o territorios como las divisiones territoriales de distintas a zonas o áreas metropolitanas (Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena, Pereira y Cúcuta). Es decir, allí contarían el resto de áreas urbanas, áreas rurales, cabeceras municipales o centros poblados. También tengo una evidente tendencia a denominar regiones o territorios a las divisiones territoriales alejadas del centro del país, al “país periférico”.


De acuerdo con los modelos epidemiológicos presentados por el gobierno, el pico nacional de contagios sería para agosto y según el Ministro de Salud, este tendrá menor intensidad que la esperaba. Ahora la pregunta es qué pasa con las regiones. Es decir, tal y como se esperaba, las zonas metropolitanas han mostrado altas tasas de contagio y se espera que algunas ciudades disminuyan su pico y la fecha en que lo presenten sea anticipada a la esperada; aun así, la historia para varias regiones apenas empieza. En este sentido, vale la pena advertir que lo que se viene es diferenciado para las zonas metropolitanas y para las regiones. Por ello es crucial y decisivo que en este momento se piense en el futuro cercano con un énfasis diferencial en las regiones.


Hay dos asuntos trascendentales que marcan el paso de la pandemia en los territorios: las malas condiciones para la atención en salud y la aversión de la gente frente al aislamiento. En el primer asunto sobresalen la falta de Unidades de Cuidados Intensivos UCI, de transporte medicalizado y en general la ineficiencia para la realización de pruebas de diagnóstico del virus, de manera especial en los territorios. Hay dos gráficos (ver abajo) que reflejan la situación del país. El primero muestra la ocupación de UCI por departamentos y otro muestra la distancia en horas a la UCI más cercana por municipios. Aunque a nivel nacional y regional se han propuesto planes de choque, estos siguen sin ser suficientes y se han demorado más de lo previsto. Efectivamente la mayoría de las regiones están mejor que hace tres meses, sin embargo la falta de capacidad instalada que había en los departamentos y municipios para atender una crisis humanitaria es tan abismal que todavía no se llega a un nivel aceptable. Como han mencionado múltiples voces académicas y políticas, la pandemia sacó a relucir la ruptura y desconexión de Colombia, y las desigualdades estructurales que la acompañan.


Mapas elaborados por la epidemióloga Silvana Zapata con la información disponible por el Ministerio de Salud con fecha 4 de junio. Fuente: https://twitter.com/solsilvanazb/status/1270090107069104132



El segundo asunto concierne a cómo se siente la ciudadanía con el aislamiento. Desde el 24 de marzo empezó el aislamiento preventivo obligatorio. No obstante, y sin generalizar, una parte importante de la población se desentendió de él. Las personas salen a sus labores todavía más los trabajadores informales y vendedores ambulantes y a compartir y recuperar espacios de ocio. Este es el caso de un sinnúmero de municipios, veredas y corregimientos en el Chocó, Vichada, Huila, Atlántico y Córdoba, entre otros. Hasta cierto punto se podría decir que el aislamiento se sigue cumpliendo en los centros urbanos, donde hay mayor capacidad de control y sanción. Nuevamente la historia es distinta para los territorios. Por ejemplo, en varios departamentos, como en el Valle del Cauca y el Chocó, los gobiernos han tenido que optar por medidas que reducen todavía más las libertades individuales: ley seca y de toques de queda frecuentes. Más allá de la discusión sobre el posible autoritarismo que los gobiernos puedan estar ejerciendo, esto muestra el rechazo de la ciudadanía al aislamiento como tal.


La aversión a la cuarentena es continua y parece tener mayor arraigo con el paso del tiempo y con los varios anuncios del presidente frente a la extensión del aislamiento. Los últimos departamentos en registrar su primer caso de COVID-19 fueron Guainía y Vichada los pasados 28 y 29 de mayo y Guaviare el 7 de junio. Sin perjuicio de lo anterior, al 7 de junio ya habían pasado 75 días desde el inicio del aislamiento. Es decir, en el Guaviare llevaban dos meses y medio encerrados antes de que se presentara su primer caso. Siendo optimistas podría decirse que esta fecha fue consecuencia de las decisiones del gobierno o inclusive por la desconexión del departamento. Lo cierto es que de manera temprana en relación con el inicio de la cuarentena ya se estaban presentando protestas en este departamento. En palabras del gobierno “la vida productiva” disminuyó, y lo hizo 75 días antes de su primer caso confirmado. Sea como sea, las medidas diferenciadas por departamentos y realidades territoriales debieron tomarse desde el principio. No obstante, este es un punto para reflexionar y aprender. El meollo del asunto es que el coronavirus ya tiene presencia en todos los departamentos y mientras que algunos ya ajustan los 100 días con su presencia, la historia de otros apenas comienza y estos siguen sin estar preparados. La siguiente gráfica muestra el día en que se presentó el primer caso de COVID-19 por departamento en relación con el día de inicio del Aislamiento.


Fuente: elaboración propia con información de Ministerio de Salud de Colombia. https://coronaviruscolombia.gov.co/Covid19/index.html



El gobierno debe preparar a las regiones, entendiendo de primera mano que la historia de varias de ellas con el COVID-19 acaba de empezar. Además, es imperativo tener en consideración las realidades territoriales específicas para plantear políticas públicas diferenciadas: prueba de ello es la aversión de la ciudadanía al aislamiento en múltiples territorios. Hasta ahora el gobierno ha actuado para responder con prontitud a las demandas de la pandemia; ahora es momento de actuar más juiciosa y conscientemente.

 

Por: Francisco Mazo. Estudiante de Gobierno y Asuntos Públicos


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