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  • El Uniandino

Una carrera por volver: ¿se equivocó la universidad al no permitir a sus deportistas competir?


Desde que inició la pandemia los deportistas de selección han tenido que pasar por un largo proceso para retomar sus actividades deportivas. Este semestre algunos de los entrenamientos han vuelto a ser presenciales y se han llevado a cabo casi con normalidad. Al ver que la universidad había retomado la mayoría de sus actividades de forma presencial muchos deportistas pensaron que volverían a competir en ASCUN y Cerros, que son las dos competencias más importantes a nivel universitario. Sin embargo, con la llegada de la variante delta, la falta de condiciones de bioseguridad para las competencias y, el proceso de vacunación que a inicios de semestre no había tenido un avance importante, la universidad consideró que no era adecuado permitirles competir.


Muchos deportistas de Los Andes no estuvieron de acuerdo con esta decisión y expresaron que hubieran estado dispuestos a competir incluso teniendo en cuenta las razones por las que la universidad argumentó que no se les permitiría ir. Ante esto algunas voces han cuestionado si la decisión de ir a competencias debería ser individual —según lo decida el deportista—, o si debería ser una decisión colectiva que se dé por parte de la institución.



Abajo el reportaje completo.


Otro semestre fuera de juego


A inicios de semestre ASCUN (Asociación Colombiana de Universidades), que organiza el torneo con mayor participación a nivel nacional, y Cerros —el torneo más importante de Bogotá a nivel universitario— comunicaron que volverían a realizar competencias deportivas en el 2021. A pesar de esto, a los delegados de las selecciones se les comunicó el 23 de agosto que las selecciones deportivas de la Universidad de los Andes no participarían en ninguna de estas competencias.


La noticia le llegó a los deportistas por medio de sus capitanes o de sus entrenadores. Mariana Villaveces, deportista de la selección de tenis de campo, recuerda que no se envió un comunicado comentando las razones por las que no se asistiría a las competencias, sino que simplemente hubo una conversación entre los deportistas y el entrenador en un día de entrenamiento. “Nos dijeron que la Universidad estaba solicitando que todo el mundo estuviera vacunado, tanto nosotros por parte de la Universidad como los demás competidores”, aseguró Villaveces.


Por su parte, Sophie Fernández, capitana de la selección de natación, dice que hubo una reunión con los capitanes de selecciones y el departamento de deportes, en la cual se dieron más razones para no asistir a ASCUN o Cerros. “Nos comentaron que no podían asegurar que las demás universidades siguieran los protocolos que establecían los torneos, entonces que eso podía no ser bioseguro para nosotros; también se habló un poco de que todavía no se había llegado a vacunar a varias personas acá. La última razón fue que el Departamento de Seguridad y Salud en el campus dijo que venía la nueva ola por la variante delta, y eso les preocupaba y consideraban que no era viable que participáramos en los torneos”.


Laura Jiménez, coordinadora del departamento de deportes nos confirmó que no hubo un comunicado oficial con la decisión que tomó la universidad. “El manejo regular para las selecciones se informa a los entrenadores. Ellos son los líderes y por ende, pueden informar las decisiones a sus deportistas. Igualmente, también se conversó con los representantes”.


Un knock out para los deportistas


Para Fernández esta decisión la desanimó a ella y al resto del equipo, que después de tanto tiempo esperaba volver a competir. “La verdad fue súper decepcionante. Yo recuerdo que la semana en la que anunciaron el paso a un modelo virtual teníamos Cerros, si no estoy mal, y era mi primera competencia. Desde ahí no he podido participar en ningún evento deportivo con la Universidad”.


Al saber que ya no podrían participar en eventos competitivos, muchos de los deportistas se desanimaron. “Cuando hay un objetivo, uno se enfoca y es mucho más disciplinado en su actividad. Entonces, al no tener un torneo para el cuál entrenar, la mayoría se relaja, no asisten tanto y no hacemos la carga completa del entrenamiento. Entonces siento que el hecho de no competir genera que se empiece a ver una baja en la actitud y la mentalidad del equipo”, cuenta Fernández.


El caso de Villaveces es similar. “yo entré virtual a la selección y esta es la primera vez que he podido entrenar en la cancha, y siempre ha sido una motivación poder ir a entrenar y competir, en parte por representar a la Universidad, pero también en el aspecto social para conocer más a los demás miembros de la selección”.


Allison Wolf, profesora asociada del Departamento de Filosofía de la Universidad de los Andes, cree que tener en cuenta estos factores de salud mental es muy importante a la hora de tomar este tipo de decisiones, sobre todo en el caso de los deportistas, ya que son personas que están muy ligadas al sentido de comunidad. “Dos cosas muy importantes para la salud mental son: estar con sus compañeres y hacer ejercicio. Por un lado, uno puede hacer ejercicio solo, pero no es lo mismo cuando la costumbre está en la competencia, estar con gente, etc. Hay que considerar cómo se va a compensar la pérdida grande de no poder participar dos años en algo que apasiona y tal vez le da su identidad personal [...]. Esto no necesariamente cancela lo que la U quiere hacer, pero hay que hacer algo para esa gente, es algo que no debemos negar que es real y hay que reconocer”, comenta Wolf, quien tiene un doctorado de filosofía en la Universidad Estatal de Michigan y ha dedicado gran parte de su vida académica a investigar sobre bioética.


Para Laura Jiménez, del departamento de deportes de la universidad, uno de los puntos más importantes que se consideró a la hora de tomar la decisión de no asistir a las competencias fue la protección de los estudiantes ante un posible contagio de COVID. “Creo que la Universidad ha sido muy clara y transparente con todos sobre cuáles han sido sus procesos, sus protocolos del proyecto COVID, y la toma de muestras, que han estado avalados a lo largo del semestre por ICONTEC. Eso supone un cuidado adicional en caso de enviar a estudiantes a representar a la Universidad, porque debemos garantizar que en esos escenarios van a estar seguros. Siempre se ha buscado la seguridad de los estudiantes. Entonces, en ese sentido, en ese momento se revisa y se le dice a los torneos que por ahora preferimos no participar”.


A través de una encuesta que realizó el Comité de Bienestar y Deporte del CEU se comprobó que la mayoría de los deportistas realmente querían ir a estas competencias. Juan Antonio Gómez, estudiante de la universidad y director de este comité, quien también hace parte de la selección de voleibol arena, le proporcionó al periódico las cifras que salieron de esta encuesta. Es importante aclarar que Gómez mencionó que las cifras no son necesariamente representativas del sentir de los deportistas de las selecciones de la universidad, ya que algunas de las personas que contestaron dicha encuesta no pertenecen actualmente a alguna selección, pero sí lo estuvieron en el pasado. Los datos de dicha encuesta fueron recolectados a mediados de septiembre.


Una de las preguntas que se realizó en la encuesta fue: ¿Estaría dispuesto a competir en torneos universitarios? (ASCUN, Cerros, etc). El 97% respondió que sí, mientras que el 3% dijo que no. Gómez tuvo la oportunidad de hablar con tres de las doce personas que respondieron que no y encontró que había razones por las que estas no podrían competir, más eso no significaba que no quisieran ir. “me dijeron que era porque no estaban en Bogotá, pero me imagino que todos quieren ir a competir”.


Uno de los argumentos que esgrimió la universidad a la hora de decidir no competir fue que muchos de sus deportistas no estaban vacunados. Jiménez nos cuenta que: “en ese momento, muchos de los estudiantes aún estaban en el proceso de vacunación, apenas se estaba entrando a la etapa en que vacunaban las edades propias de los estudiantes”.


En la encuesta que realizó el Comité de Bienestar y Deporte del CEU se preguntó si los deportistas estaban vacunados o no. El 62% contaba en ese momento con el esquema de vacunación completo, el 35% dijo que ya contaba con una dosis, y el 3% aún no tenía ninguna dosis. Sobre esto Gómez dice “cuando yo presenté esto a Seguridad y Salud en el campus y al Centro Deportivo y demás, estos datos ya no eran tan así, porque cuando los presenté ya estaban en la segunda tanda de vacunación en la Universidad. Entonces, un gran porcentaje de las personas a las que les faltaba la segunda dosis se la iban a poner esa misma semana. Lo que estimamos es que aproximadamente el porcentaje del esquema completo de vacunación iba a estar por encima del 85%”.


Si la mayoría de los deportistas estaban dispuestos a competir, y adicionalmente un gran porcentaje de ellos contaban con el esquema completo de vacunación, ¿Debió la universidad haberlos dejado participar en competencias o por lo menos haber socializado o discutido más la decisión que se tomó en aras de que esta fuera más horizontal?


Para Wolf este caso genera un debate de principios. Mientras que los deportistas defienden la libertad individual, la universidad defiende el bienestar de la comunidad. “Esos valores son muy opuestos, uno enfatiza consecuencia, otro enfatiza libertad. El que enfatiza libertad dice, básicamente, ‘no nos importa tanto las consecuencias’, y el que enfatiza consecuencia dice: ‘bueno en este punto no nos importa tanto la libertad de algunos en ese contexto’”, dice esta académica estadounidense.


Libertad individual vs. bienestar común


Para los deportistas de Los Andes ha sido difícil saber que otras universidades ya están compitiendo, o incluso que muchos de sus compañeros de selección ya están participando en este tipo de eventos por medio de entidades externas a la universidad. “Algunos todavía compiten en clubes y van a diferentes torneos a nivel Bogotá, e incluso por fuera de la ciudad. Entonces, de por sí ya han estado en situaciones donde hay bastantes personas, por eso siento que en parte era mejor arriesgarnos a participar en el torneo que a quedarnos otra vez sentados sin hacer nada”, dice Fernández.


Sobre esto, Gómez también encontró, en la encuesta que hizo el CEU, que muchos de los deportistas compiten con sus clubes. “El 40% de todos los integrantes de selecciones dijeron que sí competían en algún lado por fuera de la Universidad. Digamos, casi todo mi círculo cercano de la selección de voleibol arena entrena en club, y llevan como cuatro meses compitiendo”, asegura Gómez.


Para la universidad el hecho de que varios deportistas de sus selecciones ya estén compitiendo en circuitos alternos no era un argumento válido, ya que según Jiménez no todas estas actividades contaban con protocolos bioseguros o que incluso no eran aprobadas por el Ministerio del Deporte o el Ministerio de Salud. “En esa instancia, nosotros como Universidad, que estamos revisados, avalados y supervisados por el Ministerio de Educación y Ministerio de Salud, no podemos ir a ese mismo ritmo porque nos rige algo que es de mucho cuidado, y eso justamente es lo que nos da garantías en términos de seguridad”.


Para Wolf, competir por fuera del campus es algo que no corresponde al caso que analiza la universidad al decidir si los deportistas pueden ir o no a los eventos. “Realmente no tenemos la capacidad de decirte qué hacer por fuera del campus, el único lugar sobre el que tenemos jurisdicción o alcance es la U”. Además de esto, Wolf cree que el argumento dado por los deportistas no puede ser válido, ya que el panorama está regido por una enfermedad contagiosa, y esto afecta a terceros. “En ese caso no se considera que ese no es un asunto de riesgo personal: esa es la falacia principal bajo ese argumento. Aquí no hay alguien real que diga ‘Yo acepto el riesgo y no afecto los demás’ mentira, ese es justamente el punto, que uno afecta a otras personas. Por eso todo mundo ha tenido que hacer estos sacrificios por un año y medio, porque no es solo cuestión de mi cuerpo, sino de todos los cuerpos con los que tengo contacto”.


Por esto, el escenario es muy diferente para la institución. Jiménez explica que “en esta emoción de participar es muy fácil decir ‘sí, participemos’, pero si llega a haber un contagio y complicaciones eso también repercute en la responsabilidad de la Universidad”. Pero más allá de las implicaciones formales que podría tener la institución si un caso de estos ocurriera, Wolf cree que lo más problemático de esto es la parte moral. “Si un deportista se contaminara con Covid, y contaminara a otros, y una de esas personas terminara en el hospital ¿podrías imaginar la culpa, la responsabilidad y toda la rabia que surge? Eso le quita toda la confianza al sistema”.


Aun considerando que la salvaguarda de la salud de los miembros de la comunidad universitaria es primordial, para Gómez esta no es incompatible con la posibilidad de competir. “Yo entiendo lo de la coherencia y los niveles de progresividad para volver a la presencialidad, pero si hay un total de 10 niveles que tenemos que avanzar, y vamos en nivel cuatro, y ya todos estamos vacunados ¿Por qué tenemos que seguir pasando por el nivel 5, 6, 7, 8, 9?”. Por esto, Gómez propuso que solo asistieran a la competencia los deportistas que ya estaban vacunados. “Ya después de la vacunación no hay nada. Entonces exijan pruebas de antígeno, o prueba PCR, antes y después de la competencia, pero inventémonos algo. No nos quedemos en un no rotundo”, dice con vehemencia el voleibolista.


Por su parte, Villaveces considera que se podría asistir a estos eventos siempre y cuando haya algún método de control contra el COVID-19. “Yo creo que es válido el control, pero en muchas partes del mundo y en la misma ciudad se ha mostrado que es posible realizar eventos de forma segura sin que necesariamente esté la vacuna, se puede perfectamente exigir una prueba, o se pueden llevar controles que permitieran hacerlo [...] obviamente la decisión inicial debería ser un poco más colectiva, pero ya después a la hora de asistir, cada quien —yo creo— tiene el derecho de decir sí le da miedo y prefiere no asistir”.


Estas propuestas según Wolf pueden llegar a ser más justas, ya que no se le estaría negando la participación a los deportistas, y se estarían tomando medidas para proteger a la comunidad uniandina. Sin embargo, Wolf cree que, por ejemplo, una persona que no se haya vacunado y no quiera hacerlo no debería competir. “Esa opción es muy válida. En lugar de cancelar las competencias para todes [...] la pregunta es cuáles intereses y cuáles valores estamos intentando proteger. Entonces si el valor es la seguridad de la comunidad deportista no solo en la U, sino en todas las universidades en el área, pueden poner esa restricción”.


A pesar de las alternativas que se plantearon, al final la universidad se mantuvo firme en su decisión y las diferentes selecciones no compitieron en las competencias de ASCUN y Cerros. “La universidad tenía sus argumentos muy plantados, y al final estuvo muy en contra el tiempo”, dice Gómez con algo de resignación.


2022-1 el semestre esperado para volver a lanzarse al agua


Durante el mes de noviembre ya se han empezado a realizar algunos torneos internos en la universidad, y también se está realizando un encuentro entre las selecciones de Los Andes y la Javeriana. Según Jiménez, lo que ha permitido que se empiecen a realizar más eventos es el avance que ha habido en el país y en la universidad en cuanto al número de vacunados. En el caso del encuentro con los deportistas de la Javeriana, el Departamento de Seguridad y Salud en el campus avaló la participación del encuentro porque los protocolos son bastante estrictos. “Le piden a los estudiantes carnet de vacunación completo en el área y solo van a estar aquellos estudiantes que están participando activamente de la actividad de los juegos. Y esto da la garantía de que son universidades que están manejando los mismos protocolos que nosotros”.


Para 2022-1, gracias al retorno a la presencialidad se espera que se retomen las competencias como ASCUN y Cerros. Mientras tanto, los deportistas guardan la esperanza de que el próximo semestre puedan volver a sus vidas deportivas normales y poner en práctica en un ámbito competitivo lo aprendido durante la cuarentena.



 

Por: María Paula Agudelo Carrasquilla




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