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Reportaje de El Uniandino gana Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar

Actualizado: 19 nov 2020



Estimados lectores,


Hace algo más de un año les escribía para contarles que El Uniandino no iba más, que no habíamos encontrado la fórmula para ser viables. Hoy, después de mucho trabajo, les escribo con una intención diametralmente opuesta: compartirles una gran alegría.


La noche del tres de noviembre recibí un mensaje de una de nuestras periodistas investigativas e inmediatamente la llamé. Supe entonces que un reportaje nuestro había ganado el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría de Estímulo al Periodismo Joven. No lo podía creer y me puse a llorar, tal vez exagerando. Pasamos de cerrar las puertas del periódico a recibir uno de los reconocimientos más importantes de periodismo en el país. Fue como si todo lo que nos decimos -que es un trabajo riguroso, que vale la pena, que estamos haciendo algo importante-, y que a menudo suena a cuento inventado para mantenernos motivados a pesar de los problemas, de golpe se hiciera real.


“Contar una historia es como lanzar una piedra pequeña a un cañón y esperar a ver qué pasa. A veces se produce un derrumbe y se devuelve un eco que ya no le pertenece al que la lanzó, pero más a menudo no pasa nada”

El reportaje ganador fue El gran vecino, sobre el plan de renovación urbana Progresa Fenicia y la relación de Los Andes con la comunidad con la que comparte espacio y la periodista ganadora fue Isabella Mejía Michelsen. Fue un trabajo que nos tomó dos meses para completar. Era una historia compleja y requirió mucha investigación: decenas de entrevistas, cotejar documentos, recorrer las calles, asistir a reuniones y luego, por supuesto, escribir y borrar mucho. Alcanzamos a decir ‘está listo’ un par de veces antes de que en verdad lo estuviera, más tarde lo publicamos.


Contar una historia es como lanzar una piedra pequeña a un cañón y esperar a ver qué pasa. A veces se produce un derrumbe y se devuelve un eco que ya no le pertenece al que la lanzó, pero más a menudo no pasa nada: rebota un par de veces y muere. Y los periodistas, aunque sospecho que más los editores -que somos los que al final nos fijamos-, deben aprender a vivir con eso: ladrar al vacío, ser ignorados. Así nos pasó con El gran vecino.


Hoy, sin embargo, reafirmamos que no es una locura seguir tirando piedras al cañón. Aunque no sea una idea que nos llegue con el premio, tampoco diría que no nos deja más tranquilos recibir esta aprobación, sino que ha estado siempre en las bases de lo que hacemos. Debemos contar las historias que de otra forma no se conocerían, con rigor, buscando formas diferentes de hacerlo. ¿Sería maravilloso que cada historia que publicamos tuviera una gran audiencia? Sí, pero esa no es la razón por la cual trabajamos. Trabajamos para los hechos y muchas veces también para las personas, lo que sucede después ya es responsabilidad de otros.


“Sería injusto ignorar a todas las demás personas cuyo trabajo hizo posible la publicación que hoy gana un premio y todos los contenidos de El Uniandino”

Quisiera también contarles algo que tal vez les resulta invisible cuando nos leen, o nos escuchan o nos ven. Debo empezar diciendo que Isabella es una periodista notable y nos llena de orgullo y alegría tenerla en nuestro equipo, su esfuerzo fue justamente reconocido y de eso no cabe ninguna duda. Dicho esto, sería injusto ignorar a todas las demás personas cuyo trabajo hizo posible la publicación que hoy gana un premio y todos los contenidos de El Uniandino.


Detrás de El gran vecino, como en todo lo que hacemos, hay grupos de periodistas que revisan cada dato para asegurarnos que es correcto, hay editores que cambian los ángulos, que negocian con los periodistas y ayudan en la reportería, hay un batallón de diseñadores que en un trabajo increíble traducen cada elemento a un lenguaje gráfico y hacen mapas, ilustraciones, vídeos, infografías. Está Sebastián Sotelo, por ejemplo, que fue el fotógrafo de la portada, o Paula Orozco, que una y otra vez diagramó versiones diferentes antes de imprimir la final. Y también estuvo Felipe Acosta, que hizo financieramente viable esa edición, y Susana Echavarría, que me ayuda a coordinar y a editar a más de cuarenta periodistas. En fin, podría quedarme enumerando a las personas que hicieron de esta historia y de este periódico lo que es, pero no quiero aburrirlos.


El punto es que este premio es de todos y así lo vamos a celebrar. Es algo que todavía no creemos, que nos empuja como nunca antes a seguir trabajando. Seguiremos investigando, seguiremos buscando formas nuevas de contar historias, seguiremos haciendo preguntas incómodas y dándole plataforma a voces diversas. Esperamos que no por ser universitarios tengamos un estándar de calidad menor al de cualquier medio respetable, esa seguirá siendo nuestra apuesta. Y a ustedes, muchísimas gracias por acompañarnos hasta acá.


P. D. Si les parece que el trabajo que hacemos en el periódico es importante y debe mantenerse independiente los invito a que nos ayuden siendo nuestros Patrons. Actualmente todos los gastos mensuales salen de los bolsillos de la dirección y ese modelo es insostenible y nos limita en muchos sentidos.


Si no pueden, no hay lío, nos ayudan mucho cuando comparten lo que hacemos, nos siguen en todas las redes -Facebook, Instagram, Twitter y Youtube- en donde subimos contenidos diferentes y, sobre todo, cuando nos leen, nos escuchan y nos ven.


 

Por: Alejandro Lozada, Director & Editor de Contenidos Periodísticos





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