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  • El Uniandino

Reforma laboral y su impacto en los jóvenes



El 27 de diciembre del año pasado, el presidente Iván Duque sancionó la Ley de Crecimiento Económico. La reforma estaba encaminada a impulsar el crecimiento del PIB y la inversión extranjera.


Algunos de los puntos que incluye la ley buscaban atacar el desempleo juvenil que es uno de los problemas que más aqueja a los jóvenes junto con la corrupción y la inestabilidad laboral. Así lo explicó José Alejandro Cheyne, rector de la Universidad del Rosario que junto con el diario El Tiempo entrevistaron a más de 2.500 jóvenes entre 18 y 32 años en diez ciudades de Colombia y sus áreas rurales. Tan solo el año pasado la cifra de desempleo juvenil en América Latina alcanzó su máximo en los últimos 20 años, ubicándose en 19,8%. Para entender cómo nos afectará la nueva ley, El Uniandino entrevistó a Andrés Zambrano, profesor asociado de la Facultad de Economía y experto en temas fiscales. Hablamos de las nuevas implicaciones y del panorama para los jóvenes en el panorama actual.






¿Cuáles son los puntos de la ley que más afectan a los jóvenes?


La ley plantea dos cosas con respecto a los jóvenes. La primera es deducir el 120% de los pagos por concepto de salario si se emplean personas menores a 28 años siempre y cuando se demuestre que es el primer empleo, eso quiere decir que además de no pagar las contribuciones al contratarlos, el Estado subsidia 20% del salario a las empresas. El otro punto es que el 10% de la nómina del Estado tiene que estar compuesta por jóvenes.



¿Son estas medidas efectivas? ¿Han demostrado generar más puestos de empleo?


Sí, eso va a afectar el comportamiento de las empresas. La evidencia que tenemos es de cuando se quitaron los impuestos parafiscales (contribuciones al SENA, ICBF, entre otras), en una reforma del 2012, donde hubo un efecto grande sobre formalidad. Esto muestra que cuando a las empresas les quitan este tipo de impuestos aumentan su contratación, por lo que sí considero que se va a dar una mayor contratación de personas jóvenes.




¿Está en riesgo la sostenibilidad fiscal del país a partir de las exenciones que se plantean en la reforma?


En cuanto a la reducción de los impuestos por contratar jóvenes, el impacto financiero es menor, por lo que considero que en este caso los beneficios son mayores que los costos. Al tener en cuenta toda la ley de crecimiento, incluyendo las exenciones a las industrias de la Economía Naranja sí creo que es mala idea, al igual que la mayoría de los profesores de la facultad. Según mis cálculos, el déficit fiscal va a aumentar alrededor de un punto porcentual del PIB. No solo se va a recoger menos dinero con estas exenciones, sino que además se van a causar muchas más distorsiones porque estas exenciones van para algunas industrias, pero no para otras, que son el tipo de distorsiones que se deben evitar cuando se están diseñando sistemas tributarios.



Durante el reciente Paro Nacional se ha visto una creciente inconformidad con una nueva reforma. Si lo que pretende el gobierno es favorecer a los jóvenes, ¿a qué se deben los reclamos de estos?


En principio, lo que uno creería es que los jóvenes están saliendo a la calle no solo para buscar favorecimiento para ellos, sino buscando mejores condiciones para todo el país. Este tipo de políticas, en particular la reducción de impuestos a la contratación de jóvenes va a beneficiarlos positivamente, pero hay otro tipo de peticiones que no están dentro de la ley de crecimiento: por ejemplo, las demandas con respecto a subir el salario mínimo, que afectan a un porcentaje grande de la población. Algunas de estas peticiones están sesgadas por falta de información o están siendo manejadas por gremios de trabajadores, quienes usan esta misma desinformación para generar más adeptos. Un ejemplo de esto es la protesta contra la OCDE, que repiten ciertos gremios para hacerle oposición política al gobierno de turno, mas no porque la demanda tenga mucho sentido, lo que es lamentable.



¿Cómo balancear la presión de menores impuestos y un mayor gasto social, por ejemplo, en educación, que tanto piden los jóvenes?


Esa es la tarea más difícil que va a tener cualquier gobierno de aquí en adelante. A medida que la gente se educa más y aumente la clase media y la participación social, la gente va a pedir más bienes públicos y más protección del Estado. Al mismo tiempo se pedirán menos impuestos, lo que va a generar un desbalance que cada vez va a ser más creciente y más difícil de sostener. Para esto se debe educar a las personas, enseñarles cuáles son los límites que tiene el Estado cuando está pensando en términos fiscales y por qué no podemos estar pidiendo de todo, y a la vez esperar contribuir menos.



¿Reflejan las protestas una mejoría en las condiciones de vida en el país?


Sí, Colombia es uno de los países que más ha crecido en América Latina en la última década. Mucho de eso gracias al petróleo, que ha permitido que más gente salga de la pobreza, que aumente la clase media y que por tanto haya más participación política de esa clase emergente. Es importante el ejemplo de Chile, que viene con un proceso más largo y que nosotros queremos emular. Las protestas en Chile incentivan la chispa acá, ayudando a la gente a darse cuenta de que saliendo a las calles se puede hacer que el gobierno ponga atención a sus demandas.


Yo creo que las protestas son un medio válido que tiene la sociedad para hacerle demandas al Estado y expresar sus preocupaciones, pero lo que hemos visto es que hay demasiada desinformación en estos procesos. Creo que es importante que informemos a la gente sobre las cosas por las que están protestando. Iniciativas como “Clase a la calle” son útiles porque es llegarle a una población que no tiene tanto acceso a estos conceptos y decirles que es lo que está pasando realmente, para que no solo repitan en las calles lo que escuchan sin saber los problemas de fondo y los límites que tiene el Estado para satisfacerlos. Bienvenida la protesta, pero una protesta informada.



 

Por: Samuel Malkun

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