Juan Esteban Quintero* es fundador de Confesiones Uniandes & Chompos. Aquí su columna "Opinavirus". Para contestar la columna de envía tu propuesta a preiodicoeluniandino@gmail.com.
*pseudónimo
La columna de hoy será sobre el Covid-19 y será corta. Lo primero, porque el Coronavirus (COVID-19) cubre toda la agenda nacional y hay poco margen de maniobra para hablar de cualquier otro tema. La cancelación de conciertos, de cines, la prohibición del ingreso de extranjeros, el cierre de la frontera, la virtualización de clases de nuestra propia universidad, todos son notas al pie en el libro de esta enfermedad. Lo segundo, porque no soy epidemiólogo, médico, microbiólogo ni poseo algún estudio que me permita tener una opinión informada sobre el tema, menos aún pretender enseñar esa opinión a los demás; por ello no podré escribir mucho. Es un criterio sencillo que deberíamos seguir en momentos como este. No son pocos los que se benefician de la desinformación o carecen de los escrúpulos suficientes para transformar una eventual crisis sanitaria en la arena de una revancha política. Hay políticos vendiendo fake news, pánico, culpables y promesas mesiánicas a cambio de un voto en el 2022. No les hagamos caso.
Al momento de escribir estas líneas han pasado menos de dos semanas desde la detección del primer caso de COVID-19 en Colombia. En ese periodo de tiempo ha habido discusiones importantes acerca del nivel de la intervención que el gobierno debería hacer: ¿prohibir las concentraciones de personas? ¿Prohibir el ingreso de extranjeros? ¿Cancelar clases en los colegios? ¿Cancelar clases en las universidades? ¿Ordenar el cierre de los establecimientos nocturnos? ¿Poner bajo cuarentena las principales ciudades del país? Todas estas han sido preguntas y decisiones pertinentes al momento en que se vive. Pero hay otras que no aportan mayor cosa a la superación de la crisis y en su lugar son discusiones de temas electorales y revanchas políticas que se tratan de revivir sacando provecho de la pandemia. ¿La ley 100 será responsable de la epidemia? Absolutamente impertinente la pregunta. Los casos de Singapur (privado), España e Italia (públicos) muestran que el éxito o fracaso frente a una crisis no depende de la naturaleza privada o pública del modelo de salud. Y aún si así fuera -y no lo es, la ley no se va a desmontar ni cambiar antes de que haya pasado la pandemia- ¿Contribuye Claudia López a la epidemia al no reconstruir el San Juan de Dios y ordenar la construcción de uno nuevo? Otra pregunta irrelevante para los tiempos que corren.
El problema del San Juan de Dios viene desde diciembre de 2015, no se adecuó en los 8 años anteriores, no se hará en un mes. La alcaldesa no puede ver el futuro como para decir que actuó negligentemente frente a una pandemia que en 3 meses se ha comido el mundo. ¿Está Duque evitando la compra de medicinas para el tratamiento del Coronavirus sólo porque provienen de Cuba? Sí, hombre, este es el nivel de mala leche de algunos políticos en campaña. No hay evidencia de eso. ¿El tapabocas es de uso obligatorio para todos? No se demora uno dos minutos entrando a la página de la OMS para verificar que eso no era así. La recomendación era para personas enfermas o que cuidan a los enfermos según la evidencia disponible a ese momento. Todas estas preguntas que he tachado como impertinentes e innecesarias fueron formuladas como afirmaciones ciertas y contundentes por políticos colombianos de gran trascendencia. Estas acusaciones alarmistas, pero que no contribuyen a atenuar la crisis, son la política de Maquiavelo y un ruido innecesario cuando se requiere claridad.
Bienvenido el temor informado que ayude a la gente a quedarse en sus casas, salir sólo a lo necesario, no vaciar los supermercados y cumplir las recomendaciones de los expertos. Todo lo demás, es politiquería. “Confiemos en las instituciones y expertos” es algo muy difícil de decir en Colombia, pero a veces es lo mejor que hay.
Por: Juan Esteban Quintero*, fundador de Confesiones Uniandes & Chompos
*Pseudónimo