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  • El Uniandino

No es chispa lo que le falta en el trabajo: la lucha contra el burnout


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El punto de quiebre de Ángela María Santavarela, comunicadora social, ocurrió hace dos años mientras trabajaba como community manager de una revista digital. Era fin de semana y estaba haciendo el mercado con su familia cuando una llamada del trabajo volcó todo. La voz detrás del teléfono la empezó a increpar por un error cometido en la oficina y esa fue la gota que derramó el vaso.


“Me acuerdo de estar comiendo un taco. Lo boté y empecé a jalarme los pelos, como una pataleta de niña grande. Empecé a gritar, a llorar”

“Me acuerdo de estar comiendo un taco. Lo boté y empecé a jalarme los pelos, como una pataleta de niña grande. Empecé a gritar, a llorar”, dice Santavarela.


Su reacción no venía del vacío. Llevaba meses manejando altas cantidades de estrés, con largas jornadas laborales y hasta con turnos los fines de semana. “Llegué a trabajar entre 14 y 15 horas diarias [...] Se extralimitaron algunos límites de trabajo. Salía de la oficina después de las 7:00 p. m., tenía que contestarles a los clientes los fines de semana”.




Lastimosamente esta historia se repite, y mucho. Si usted es un trabajador de cualquier sector seguro ha sentido momentos en los que se siente más cansado que en otros. Incluso puede que haya llegado al límite de sentir que va a explotar.


Aunque puede ser algo normal, no es para tomar a la ligera, porque los periodos prolongados de estrés por el desgaste laboral pueden resultar en un estado de agotamiento que se conoce como el síndrome de "burnout", una amenaza silenciosa que se ha infiltrado en la rutina de millones de personas en todo el mundo.


De acuerdo con un estudio del 2022 de la firma Butterfly, el 54 % de los trabajadores de Latinoamérica y España encuestados sufrían de agotamiento laboral. En el mundo, sobre todo después de la pandemia, la cifra ha ido en aumento.


Aunque no es un síndrome nuevo y es cada vez más común conocer a alguien que lo haya sufrido, aún hay muchas dudas a su alrededor. Por eso, como parte de nuestra alianza con Selia, una plataforma virtual especializada en el cuidado de la salud mental, le contamos las historias detrás de las cifras de burnout, le ayudamos a entender el síndrome y a reconocer algunas de sus señales.


¿Qué es y cómo lo identifico?


En el 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció al burnout dentro de las enfermedades asociadas al trabajo. En otras palabras, el síndrome ya no es clasificado como una condición médica, sino como un síndrome resultante del estrés crónico en el espacio laboral que no se ha manejado adecuadamente.


“Me dejó de gustar ir a trabajar. Llegaba el lunes, sonaba la alarma y yo la posponía. Mi horario empezaba a las 9:00 a. m., pero empecé a llegar tarde, empecé a auto sabotearme”

No hay una manera única de experimentar los síntomas del burnout. Dependiendo del caso, cada persona va a sentir una u otra cosa. Pero en la experiencia de Emilio Pérez, psicólogo de Selia, sí hay una característica relativamente común e importante: lo principal es que haya un agotamiento físico o emocional, y que este esté relacionado con el trabajo.


“Me dejó de gustar ir a trabajar. Llegaba el lunes, sonaba la alarma y yo la posponía. Mi horario empezaba a las 9:00 a. m., pero empecé a llegar tarde, empecé a auto sabotearme”, menciona Ángela María.


Pérez explica que entre los síntomas físicos están “el cansancio, la dificultad para comenzar el día, la afectación en el sueño y el bajo rendimiento en el trabajo”. Sobre el aspecto emocional, las personas “pueden tener un bajo estado de ánimo, ansiedad y preocupación constante. También pérdida de motivación y una falta de propósito en el trabajo”. Todos estos aspectos hacen que las personas puedan empezar a dudar sobre sus propias capacidades y experimentar una baja en su autoestima.


Aislamiento y soledad, otros catalizadores


Casi una década después, Ana Carolina Chica, historiadora, recuerda el momento en que todo empezó a acumularse hasta niveles insostenibles. En 2013, Chica se mudó a Caucasia, un municipio en el Bajo Cauca antioqueño, para trabajar en temas de conflicto armado con una entidad pública. Tenía 26 años y se fue sin familia ni pareja, pero con todo el ímpetu de su juventud.


Como trabajaba en temas relacionados con el conflicto, había un desgaste emocional alto. Además manejaba mucho trabajo.


“Estás sola en una región que no conoces, con personas que no conoces. Eso también genera una presión social al momento de tener soporte y compañía. Me sentía además muy abandonada, en ese entonces tenía que asumir sola toda el área”, recuerda.


Fruto de toda la presión laboral, de trabajar con víctimas del conflicto armado y de las condiciones de seguridad de la región, Chica empezó a enfermarse. “Me dio una amigdalitis muy fuerte, tuve muchísimas fiebres y estaba muy estresada. Eso bajó mi rendimiento laboral”.


“Un burnout excesivo puede estar relacionado con el clima laboral, con que no se está haciendo lo que se quiere, se tiene muy poca autonomía y a una mala relación con el jefe”

Un año después fue diagnosticada con cáncer de mama. Aunque la recomendación del equipo médico fue reducir la jornada laboral, aún tenía que responder por su contrato. “Trabajaba en remoto, pero empezaba a notarse el vacío de mi trabajo en la sede de Caucasia [...] Yo seguía sin ser capaz de sentarme a escribir, y menos a escribir sobre la guerra. La directora territorial decidió suspender mis pagos”.


Por eso el clima laboral es tan importante. Si bien solucionar el burnout es un trabajo interno, también puede depender de otros factores. Por ejemplo, Pérez plantea que “un burnout excesivo puede estar relacionado con el clima laboral, con que no se está haciendo lo que se quiere, se tiene muy poca autonomía y a una mala relación con el jefe”. En otros casos puede ser que “la persona tiene muchos proyectos y no ha puesto límites, lo que vuelve más difícil su trabajo”.


Bueno, ¿y cómo manejamos esto?


Muchas personas pueden tener sentimientos de culpa al pasar por un episodio de burnout. “Es como creer que no vas a ser capaz de tener un trabajo estable y digno, crees que no eres capaz de hacer cosas por ti misma sin la revisión de un supervisor”, dice Santavarela.

No sentirse capaz o dudar de las habilidades son sentimientos que se le pueden atribuir a muchas causas. Lo importante con el burnout es que empiecen a ser una consecuencia de todo el estrés laboral. En este caso, Pérez recomienda “el acompañamiento profesional para ayudar a ver la situación de una forma distinta. Y si no es posible, se puede acudir a una red de apoyo de personas que nos puedan motivar”.


Cosas como establecer límites de trabajo, tener un balance en las diferentes áreas de nuestra vida, y respetar los espacios de esparcimiento con familiares, amigos e incluso con nosotros mismos, es fundamental. Hacer deporte, pasar tiempo con su familia, amigos o pareja, practicar o incursionar en algún hobby o simplemente dedicarse a hacer nada son actividades que pueden ayudarle a drenar el estrés del trabajo.


Si ya está pasando por un episodio de burnout o le gustaría evitarlo, junto con Selia le dejamos tres recomendaciones: primero, hablarlo, tanto con su red de apoyo como con su empresa para establecer límites. Segundo, trabajar el desgaste laboral con el acompañamiento de un profesional. Para esto no tiene que esperar a tener niveles altos de desgaste. Y por último, practicar la conciencia plena para conectar con el presente y observar lo que está sucediendo. Así puede llegar a identificar de qué manera el burnout lo está afectando y puede aplicar herramientas para mitigarlo.


Si en su posibilidades está acudir a terapia, no dude en hacerlo. Selia cuenta con 300 especialistas enfocados en tratar este tipo de temas y además tiene un programa enfocado en burnout.


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