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  • El Uniandino

Lo bueno, lo malo y lo feo de Ser Pilo Paga

Actualizado: 25 may 2020

Roberto Zarama, profesor del departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de los Andes, fue el principal arquitecto del famoso programa Ser Pilo Paga. El programa fue la apuesta del gobierno de Juan Manuel Santos por facilitar el acceso a la educación superior y fue polémico desde el día de su lanzamiento.


A cuatro años del anuncio del programa y con la primera generación de beneficiarios a punto de graduarse, El Uniandino habló con el profesor Zarama sobre la historia de lo que diseñó, su implementación, las críticas y lo que se viene.



Usted ha trabajado con patrones en el conflicto armado, con las ciclorrutas bogotanas, hasta con Transmilenio. ¿Cómo termina trabajando con la educación? En especial desde la perspectiva de los sistemas complejos.


Para que entiendas lo que yo hago, mi especialidad es modelación y simulación de la complejidad en distintos sistemas; particularmente, en educación llevo más de 20 años. El origen de esto se remonta a unos trabajos que hice con el Ministerio de Educación Nacional entre los años 1999 y 2002. En particular vi que era necesario encontrar mecanismos para incrementar el acceso a la educación superior y que esto era una gran ayuda para mejorar la educación media. Es decir, si había más acceso a la universidad menos gente se iba a salir del colegio porque tenía algo para hacer después.


¿Y en qué momento, a partir de todos esos insumos, empieza a tener una forma más clara el modelo concreto que termina convertido en Ser Pilo Paga (SPP)?


En el año 2013 estuvimos mirando en particular cuál era la tasa interna de retorno de la educación superior colombiana, que es el sector con la mayor tasa interna de retorno. Una característica que nos interesó ver mucho en ese sentido era revisar si había alguna diferencia entre las universidades con acreditación y las no acreditadas. Lo que vimos fue que la tasa interna de retorno de las universidades acreditadas era 13 puntos más alta que el promedio, y que no había ninguna diferencia estadísticamente significativa entre el sistema público y el privado. Mejor dicho, sabíamos que invertir en llevar estudiantes a universidades acreditadas genera una tasa de retorno más alta.


(...) de la mitad superior de los que entran a universidades acreditadas había 14 mil que no entraban de forma inmediatamente después y 10 mil que no iban, punto.

Ahí viene un hallazgo muy importante para entender SPP: encontramos que había, de forma constante año tras año, alrededor de 14 mil estudiantes con un nivel de ingreso muy bajo según el SISBEN, que tenían un ICFES alto, y que no entraban a la educación superior en el semestre inmediatamente posterior a su grado del colegio. Eso lo vimos durante tres años seguidos, de 2011 a 2013. Posteriormente encontramos que después de 1 año, 1 año y medio, 2 años, 4 mil de ellos ingresaban, pero solo 1.8 mil a universidades acreditadas. Entonces había más o menos 10 mil que no iban. Ahora, quiero que entiendas que ellos eran más o menos el 7% de la población. Digamos que hubieran 600 mil, quiere decir que estos estudiantes estaban dentro de los 40 mil mejores. Ahora, las universidades acreditadas reciben 80 mil al año. Eso quiere decir que de la mitad superior de los que entran a universidades acreditadas había 14 mil que no entraban de forma inmediatamente después y 10 mil que no iban, punto. Nosotros lo veíamos como una pérdida para el sistema. Otra cosa que sabíamos era que el factor económico era un obstáculo no solo para pagar las matrículas sino para el sostenimiento. Por eso algo muy importante era darles manutención a los estudiantes.


Ahí fue cuando buscamos darle acceso a esos estudiantes que se quedaban por fuera. Para eso tomamos tres cosas del sistema tradicional: primero, el examen de ingreso; segundo, la acreditación de calidad; tercero, el SISBEN. Juntamos estos tres elementos con una experiencia que tiene el país de manejar becas y créditos condonables, que es el ICETEX y con eso diseñamos el programa.


¿Cómo fue que termina llegando el programa al Ministerio de Educación?


Desde que hicimos el hallazgo trabajamos muy fuertemente con el rector de la Universidad de los Andes y con él fuimos haciendo el diseño afinado. El rector nos propuso presentar el modelo a un grupo de rectores de otras universidades, para ver si con ellos le hacíamos una propuesta al gobierno. Esto fue el 11 de agosto del 2014 y fue en la Universidad Externado de Colombia. El rector del Externado invitó a Gina Parody, la entonces ministra de educación, y ella vio la presentación nuestra. Esa tarde la nombraron ministra, esa noche en una entrevista habló del estudio que había visto y ahí comenzamos a mostrarle los resultados que teníamos. Al domingo siguiente le pusimos el nombre.


Y después de cuatro generaciones, ¿qué balance hace de los resultados?


Yo creo que los resultados son en muchos sentidos mejores de lo que uno podía haber esperado. Si tomas solo el decir superior de la prueba Saber, en este momento la probabilidad de acceso de un estudiante que proviene de estrato 1, 2 y 6 es la misma. Cuadruplicar la probabilidad de acceso es mucho. Ahora, si comparamos las Instituciones de Educación Superior (IES) acreditadas con SPP, encontramos que el promedio de estrato 1 en las acreditadas es del 18% mientras que en el programa es casi 40%. Es decir, duplicamos el número de estudiantes estrato 1 con respecto a los que estaban teniendo acceso. Eso es un impacto alto.


¿Existen datos sobre la permanencia?


Sí. La probabilidad de deserción intersemestral es mucho menor en los Pilos que en sus compañeros. En todo el sistema, solo la tercera parte de los que ingresan se gradúan antes de 7 años. La deserción por año, de todo el sistema, es del 10%. En cambio, en SPP, en el peor de los casos es 3%. Obviamente ellos tienen una presión que los demás no, pero ese es un problema del sistema de educación y no del programa. En general, la proporción de estudiantes que se gradúan a tiempo en las universidades está en el 25%. Los Pilos, parece que será cerca al 37%. Con un semestre más, en las universidades es de 35% y todo indica, hasta ahora, que en SPP será del 70%. El incentivo a la condonación ha funcionado.


¿Cree que le hicieron falta generaciones al programa? ¿Faltó tiempo para perturbar el sistema educativo lo suficiente?


La perturbación dio: no hay un día, uno solo, desde que se anunció el programa hasta hoy, en que no exista una mención a favor o en contra de SPP en un medio de comunicación. El debate se armó y es como después de un terremoto: el sistema en este momento está tratando de buscar, después de la perturbación, un equilibrio. Normalmente los sistemas tratan de regresar al equilibrio anterior, y yo sí siento que eso está sucediendo. Ahora, significó mucho para la mejoría de los resultados en los estudiantes de educación media. El mandar el mensaje empezó a generar unos procesos de comunicación local que hicieron que la gente se pusiera las pilas para presentar el examen. Que se estaban preparando solo para el examen; bueno, mejor eso a que no lo hagan.


Tanto fue el impacto que por más que quieran acabarlo no lo han podido acabar. La discusión es que el gobierno dice que lo va a reformular. Hasta ahora no he visto cuál es la reformulación de fondo. Lo que anticipo son tres cambios: el nombre, que mandaba un mensaje importante, pero se cambia por razones políticas; van a ver cómo le dan una ventaja a los que vienen de unos departamentos con pocos bachilleres y de unas zonas pobladas con pocos bachilleres; y lo tercero es que esperan una corresponsabilidad financiera de las universidades, que me parece bien.




Una de las críticas más recurrentes que se le hizo al programa desde que salió tiene que ver con la cobertura y su costo. Al inicio, por ejemplo, la Universidad de los Andes recibió 47mil millones de pesos para atender alrededor de 1.9 mil estudiantes; la Universidad Pontificia Bolivariana, por la mitad del dinero, atendió la misma cantidad; y la Universidad Nacional casi por un octavo, con 500 estudiantes menos. ¿Qué opina de eso? ¿Por qué apostarle a un sistema que aparenta tener menos cobertura y no ampliar la base del sistema público existente?


Primero, me parece angustiosamente antipática la división entre público y privado. Una muestra que hay aquí es que el incentivo para que los Pilos se fueran a las públicas no funcionó. El programa estaba diseñado para que se fueran a las públicas.


¿Cómo?


La plata, esto era un crédito condonable, tú firmas un pagaré por el valor de la matrícula. ¿Cuánto es la matrícula de un Pilo en la Universidad Nacional?


Depende del estrato


De estrato 1, digamos que 100 mil pesos. Es decir, su endeudamiento en la Universidad Nacional en 10 semestres es de 1 millón de pesos. ¿Sabes cuánto recibe la Universidad Nacional, por semestre, por ese Pilo? 11 millones de pesos, porque recibe el costo del estudiante. Entonces, está pensado para que la universidad se lleve el costo y el estudiante no se endeude.


Luego, sí estaba diseñado para que los estudiantes se fueran al sistema público, ¿por qué no lo hicieron? (...) porque en la mayoría de las carreras que escogieron no hay cupos

En cambio, en una universidad cuyo costo de matrícula es 11 millones de pesos, recibe lo mismo que la Universidad Nacional y el estudiante se endeuda en los 11 millones. Luego, sí estaba diseñado para que los estudiantes se fueran al sistema público, ¿por qué no lo hicieron? Hay distintas razones. La primera, porque en la mayoría de las carreras que escogieron no hay cupos, punto.


¿Y no se podría tomar ese dinero para, precisamente, ampliar los cupos?


¿Tú crees que la Universidad Nacional crea un cupo más por el costo de un estudiante? Claro que no. Mira, esa universidad recibe algo así como 140 médicos por semestre. ¿Cuánto le valdría recibir 140 más? Tendría que duplicar sus profesores, sus espacios de hospitales, en fin. Es que no hay cupos, punto. Entonces lo que hizo el programa, de alguna manera, fue abrir unos nuevos.


(...) el país creó una universidad de solo estratos 1 y 2, con un pregrado del mismo tamaño que la Universidad Nacional, sin haber hecho ni un peso de inversión; es decir, utilizando la capacidad instalada.

El problema del debate con el sistema público, desafortunadamente, es otro. No es de costos, ahí no está el debate de fondo. Es decir, el país creó una universidad de solo estratos 1 y 2, con un pregrado del mismo tamaño que la Universidad Nacional, sin haber hecho ni un peso de inversión; es decir, utilizando la capacidad instalada.


El costo, repito, no es la discusión. El verdadero fondo es si el estado debe financiar solo la oferta, o si también debe financiar la demanda. Y desgraciadamente esa no es una discusión que se haya dado en el campo de la educación.


¿En otros países ya se superaró esa discusión?


Claro. ¿Sabes quién se inventó esto en Brasil? Fernando Haddad, el ministro de Lula da Silva. Y fue en un país donde hay universidades privadas con ánimo de lucro.


¿Le parece que acá el debate se llenó de política y se alejó del tema técnico?


El punto aquí es una discusión fuerte, la diferencia que hay entre públicas y privadas es que la financiación de la universidad oficial se dedica exclusivamente a la oferta. ¿Por qué no llegamos a un óptimo intermedio? Así es en el mundo, ¿a la gente le parece malo el sistema británico, el norteamericano?


Con la salvedad de que allá la gente se endeuda mucho para poder estudiar


Pero como yo le tengo la solución: la financiación dependiente del ingreso




La otra gran crítica es sobre el desvío de recursos públicos a universidades privadas. Hablemos de Los Andes, para no irnos muy lejos. ¿Hubo inflación de las matrículas para beneficiarse de SPP?


No, totalmente falso, no es cierto. Los Andes tiene una política desde hace 20 años


Suben IPC más 2 puntos


Sí. El promedio nunca ha sido los 2 puntos, que no tiene nada qué ver con SPP. Lo que pasa es que tuvimos un par de años donde el IPC fue muy alto, entonces si yo no resto el IPC pues claro que la curva se crece.


¿La podríamos mirar?


Claro, yo la tengo hecha.


Porque pareciera lo contrario: que en el 2015, primer año de SPP, el IPC se bajó y la matrícula subió, ¿no sucedió así?


No.


¿Siempre se mantuvo IPC más 2 puntos?


Siempre en promedio ha sido menor a los 2.


Otra pregunta es sobre cómo se distribuyó ese dinero en las regiones. Usted ha hablado mucho de las IES acreditadas, pero esas instituciones suelen estar centralizadas. En las regiones más alejadas, más olvidadas, no hay universidades acreditadas. Y una de las razones por las que no se pueden acreditar es por falta de recursos. Se vuelve entonces un círculo: están desfinanciadas, no se pueden acreditar, no pueden acceder a los recursos de SPP porque no están acreditas, siguen desfinanciadas. ¿Cómo se tuvo en cuenta esta distribución para no perpetuar las diferencias regionales que ya existen?


No se tuvo en cuenta. Pero, ojo, aquí hay una cosa que es muy importante: lo único que tiene que hacer el país no es SPP, ni lo único que tiene que hacer el país es financiar la demanda. Es que esta plata no es de ninguna universidad, es de 40mil individuos. Esos individuos escogieron a dónde ir. Se quería beneficiar a las públicas…


Acreditadas…


¿Que el país tiene que hacer algo para acreditar las públicas no acreditadas y de las regiones? Sí. Pero, por favor, distingamos entre el sistema y SPP. El programa no tiene que hacerse cargo de todos los problemas. Además, ¿por qué hay que estudiar en la región? Yo no tengo nada en contra de las universidades regionales, le ayudo a las del Chocó y la Guajira, pero yo quiero saber por qué hay que estudiar en la región. A ver, ¿le hizo algún daño a este país Rodolfo Llinás haciendo su doctorado en Nueva York y quedándose a vivir allá? ¿Ha debido quedarse aquí de profesor de biología en el Gimnasio Moderno, de donde se graduó?


(...) ¿por qué hay que estudiar en la región? Yo no tengo nada en contra de las universidades regionales (...) pero quiero saber por qué hay que estudiar en la región

Yo sí creo que necesitamos universidades fuertes en las regiones, buenas, de alta calidad, etc. Entre otras, para que la investigación tenga una diversidad según la región. Sin embargo, de verdad quiero entender por qué hay que quedarse en la región.


Tal vez no tener que quedarse, pero tampoco sentir la presión de que la única forma para poder estudiar sea migrar a las capitales


No es la única forma, es para 10 mil estudiantes. ¿Tenemos que obligarlos a quedarse?


No, pero ellos tampoco tenían la potestad, si es que querían acceder a los beneficios de SPP, de quedarse a estudiar en la Tecnológica del Chocó porque no estaba acreditada.


Sí, eso sí. Te la valgo como una limitación. Pero, ¿dónde debes poner el dinero? Recuerda que para la sociedad existe un retorno 13 puntos más alto si lo llevas a una universidad acreditada. Como el sistema segrega, y eso es parte de lo que hay que eliminar con todo esto, el salario de ingreso de una profesional que viene de una acreditada y de una no acreditada es muy distinto. En promedio, alguien que se gradúa de una universidad no acreditada se demora 10 años en llegar al promedio del salario de enganche de alguien que se graduó de una acreditada


¿De enganche?




Después de esta experiencia de casi media década, ¿hacia dónde cree que debería dirigirse el sistema en el futuro? ¿En lo público, en lo privado, en un equilibrio ponderado de qué manera?


Todo sistema complejo tiene su realización única y el que hemos construido en este país es más o menos mitad y mitad, esa es la capacidad que hemos instalado. Como uno no puede devolver la historia el problema real es cómo mejoramos la calidad de todo el sistema, cómo lo volvemos más integrador social y culturalmente, cómo se generan mejores mecanismos de coordinación entre todo el sistema.


¿Pero usted la apostaría a la distribución de mitad-mitad?


A ver, todo depende de cómo vaya saliendo el dinero. Pienso que lo importante, más que la distribución, es cómo garantizar que todo el sistema tenga la más alta calidad y todo el mundo tenga acceso a esa más alta calidad sin que haya segregación.


Dentro de eso, la educación como principio, ¿pensada como derecho o como servicio?


Primero, hoy en día la educación superior es un servicio. No hay ningún país del mundo que tenga universalizada la educación superior. Segundo, depende de cómo la veamos como un derecho y como un servicio. Es como el agua, que es un derecho. Lo que pasa es que la manera en que te llega a tu casa es a través de un servicio. Hay una combinación de los dos.


(...) detrás de la consigna “la educación es un derecho” estamos diciendo algo: todo derecho no cuesta. Y cuando se dice que un derecho no cuesta, lo que se está diciendo es que otra paga. Entonces, ¿quién debe ser el otro que pague?

Por otro lado, te hago una pregunta, ¿los derechos no cuestan? Es que detrás de la consigna “la educación es un derecho” estamos diciendo algo: todo derecho no cuesta. Y cuando se dice que un derecho no cuesta, lo que se está diciendo es que otra paga. Entonces, ¿quién debe ser el otro que pague? La discusión sobre un derecho o un servicio la simplificamos de una manera infinita. Si tú me preguntas a mí, toda la educación es pública


¿Cómo?


Otra cosa es cómo se paga. Pero la educación debe ser entendida como un bien público, por eso está regulada, vigilada, inspeccionada. Afortunadamente no existe educación privada; es decir, ¿tú crees que las universidades pueden enseñar como se les dé la gana, graduar como se le dé la gana? Incluso, ¿cobrar lo que se le dé la gana?


Lo que pasa es que la educación, este es el tema fondo, deambula en una frontera difusa entre lo público y lo privado. Lo que tú aprendes queda en tu cuerpo, tu conocimiento es completamente privado. Sin embargo, para poder desplegar tu conocimiento necesitas de unas organizaciones, unas instituciones y una sociedad donde eso se requiera.


Hay que tener mucho cuidado en una cosa, y esa es mi invitación a los estudiantes. Mire, yo soy el más ferviente seguidor del movimiento estudiantil, pero hay que tener cuidado cuando la consigna la vuelvo estructura. “Educación pública de calidad, gratis, para todos”, ¿cómo se come eso?

 

Por: Alejandro Lozada

Fotografías: Carlos Bueno

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