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  • El Uniandino

Elecciones presidenciales en Estados Unidos: ¿qué es lo que está en juego?


Las elecciones presidenciales en Estados Unidos son el evento político mundial más crítico del 2020, impactarán el panorama político de la región, la economía e incluso tendrán efecto sobre las decisiones energéticas que afectarán el futuro del clima global. En este contexto la votación y las campañas de ambos candidatos han sido afectadas profundamente por el poder de los medios de comunicación y de las redes sociales. El Uniandino entrevistó a Lindsey McKay Ibañez, profesora asistente de sociología en la Universidad de Washburn, para conocer su posición sobre las elecciones en ese país en la era donde el cuarto poder tiene la capacidad de poner un presidente en la Casa Blanca.


La Dr. McKay Ibañez es profesora asistente de sociología en la Universidad de Washburn en Topeka, Kansas. Es magíster en estudios latinoamericanos por la Universidad de Chicago y magíster y doctora en sociología por The Ohio State University. Su trabajo ha sido publicado en Socio-Economic Review, Research in the Sociology of Work, Canadian Journal of Development Studies, Sociology Compass, Symbolic Interaction, y The SAGE Encyclopedia of Economics and Society.


En definitiva, no tenemos una situación de dos extremos, lo que tenemos es un problema de terrorismo de supremacistas de extrema derecha, lo que es en efecto una de las preocupaciones más serias de cara a las elecciones


Según la revista TIME, los estadounidenses actualmente tienden a valorar más lo individual sobre lo colectivo. En relación a esto, en 2011 una encuesta del PEW Research Center encontró que el 58% de los de los ciudadanos en ese país prefería la libertad para perseguir objetivos sin interferencia del Estado más allá de la garantía de que nadie estuviera en necesidad. En el contexto electoral el uso de la mascarilla se ha convertido en un símbolo político e incluso económico, ¿qué es lo que más necesita la clase media y baja estadounidense en este momento: libertad para reabrir negocios o protección y medidas estatales?


Las personas tienden a caracterizar el debate político o la cultura de los Estados Unidos como una en la que hay una constante tensión entre el interés colectivo e individual. Sin embargo, debo sugerir que hay otras maneras de pensar acerca de estos. Como dices la libertad individual es muy importante, sin embargo, los estadounidenses tenemos un espíritu colectivo que es a menudo subestimado por observadores incluso por nosotros mismos. Claro que hay un debate al respecto, pero la verdad es que cuando hay un desastre natural, una situación social o una recesión como está, las personas se rodean entre sí para ayudar, no solo cuidan de sí mismas.


En cuanto al problema del uso de la mascarilla, puede ser visto como algo más relacionado con la confianza de las personas y no tanto con la contradicción de lo individual versus lo colectivo. Tradicionalmente la población estadounidense es muy escéptica del poder de las corporaciones y del gobierno. Esto no es necesariamente algo malo, es saludable tener algo de escepticismo hacia la autoridad, sin embargo, también se puede terminar malinterpretando las cosas. El escepticismo y la desinformación que ha circulado a través de redes sociales y de diferentes actores ha ocasionado que las personas rechacen intervenciones en salud pública muy importantes como el uso de la mascarilla. No obstante, la realidad es que la vasta mayoría de estadounidenses la usamos, claro hay minorías vocales que están en contra de este orden social pero no son la mayoría y no hablan por todos.


Con relación a las aperturas, hay un debate muy intenso al respecto debido a la manera como el sistema político está establecido en los niveles local, estatal y federal, ha sido difícil coordinar una estrategia, además hay una constante disputa sobre quién tiene la autoridad de hacer qué. En Kansas, donde vivo, la gobernadora Laura Kelly tomó acciones tempranas y se pudieron salvar numerosas vidas, pero también casi de forma inmediata hubo resistencia por parte de los legisladores estatales y de los comisionados de los condados, había políticos que querían hacer lo correcto pero sus decisiones fueron contrarrestadas, todo lo anterior ha dificultado tener una respuesta sistemática y coherente que permita una apertura menos caótica.


En Brasil, uno de los países del hemisferio sur más afectados por COVID-19, el presidente Jair Bolsonaro alcanzó en septiembre de este año la mayor popularidad de su gobierno a pesar de actos polémicos como retirarse la mascarilla en público siendo positivo para coronavirus y del fracaso en el manejo de desastres ambientales de gran magnitud como los incendios forestales en zonas de Pantanal y parte de la Amazonía. Esto es análogo a lo que ha hecho Trump al llegar a la Casa Blanca después de abandonar el centro médico Walter Reed y a lo sucedido con los incendios en el estado de California. ¿Podría suceder que la popularidad de Trump esté cambiando de manera favorable después de su infección como en el escenario brasileño?


Aparentemente las cosas parecían haber girado a su favor después de su contagio con COVID-19, sin embargo, no parece que eso es lo que está sucediendo. Biden, por otra parte, sigue adelante en la mayoría de las encuestas. No obstante, en este momento, no apostaría por ninguno de los dos, hay que recordar que se tenían unas expectativas muy altas en las elecciones del 2016 así que ahora no se debe dar nada por hecho, el presidente aún tiene una base sólida con partidarios leales.


Pienso que las personas que todavía son persuasibles están cambiando de posición en contra de él debido al fracaso en el manejo de esta crisis económica y de salud, por no mencionar asuntos en política exterior. También muchos se han desilusionado con sus pronunciamientos peyorativos sobre veteranos y militares, principalmente en los estados conservadores en los que los militares son muy valorados, de manera conjunta todo eso ha ido progresivamente socavando su base de apoyo.


Desde la muerte de George Floyd se han intensificado las movilizaciones masivas, así como el número de episodios violentos. Hay académicos que incluso han sugerido que si Trump vuelve a ser elegido EEUU estaría en riesgo de una guerra civil y que los grupos de extrema derecha son la principal amenaza para la seguridad nacional por encima del terrorismo yihadista. ¿Cuál es su percepción? ¿Los grupos de izquierda radical representan también una amenaza?


Lo que ha pasado con el plan para secuestrar a la gobernadora de Michigan es un ejemplo de un plan derivado de grupos de milicias de extrema derecha o como yo lo denominaría: milicias de supremacistas blancos. Al respecto hay un libro maravilloso de la historiadora de la Universidad de Chicago Kathleen Belew llamado Bring the war home [Traer la guerra a casa] en el que se trazan las raíces modernas de los grupos de supremacistas blancos y sus esfuerzos por socavar el Estado. Entonces no es posible hacer una equivalencia entre estos movimientos de derecha con movimientos como Black Lives Matters (BLM) o Antifa, simplemente porque estos no son organizaciones.


En efecto, Antifa no es una organización en sí, no hay evidencia de un esfuerzo coordinado entre ellos, es más una protesta ejecutada en tiempos diferentes. En cuanto a BLM es un movimiento de tipo pacífico, por supuesto se ven individuos ejecutando actos extremos durante las protestas, sin embargo esto lo hacen de manera individual y no organizada. Las declaraciones de BLM son claras en que son un movimiento no violento para alcanzar justicia racial.


En definitiva, no tenemos una situación de dos extremos, lo que tenemos es un problema de terrorismo de supremacistas de extrema derecha, lo que es en efecto una de las preocupaciones más serias de cara a las elecciones

En definitiva, no tenemos una situación de dos extremos, lo que tenemos es un problema de terrorismo de supremacistas de extrema derecha, lo que es en efecto una de las preocupaciones más serias de cara a las elecciones. También, y regresando a la pregunta sobre la popularidad del presidente Trump, los votantes persuasibles están notando la forma en que estos elementos de supremacía racial radical se están envalentonando de formas que no se habían visto antes. De manera histórica estos supremacistas han visto al gobierno como su enemigo, pero ahora con Trump eso ha cambiado y sienten que tienen a un aliado.


Los Proud boys conocidos recientemente por el primer debate presidencial han sido descritos como un grupo de supremacistas blancos. Sin embargo, uno de sus líderes más notables es un hombre mestizo cubano, ¿qué explicación puede tener esto?


No sé qué caracteriza a los Proud boys de manera particular, sin embargo, lo que mencionas es lo que pasa con estos grupos turbios que se mantienen por fuera del radar de las autoridades y que no tienen una organización clara, la explicación más plausible es que las actividades que desarrollan son parcialmente ilegales. Su forma de difundir información es deliberadamente oculta y cuando hay ataques o atentados, los hacen pasar como si fuera algo de un “lobo solitario”. Esto es diferente a los ataques de los yihadistas, ya que estas milicias de derecha mantienen una infraestructura mínima. A través de esta estrategia de no mostrarse públicamente pueden operar con tranquilidad, lo que contrasta con otras organizaciones que se manifiestan abiertamente y cuyo propósito tampoco está definido. Defienden ideas de derecha aún cuando hay otras plataformas para eso, así que creo que su motivación principal es sembrar caos.


A veces, cuando la gente escucha 'supremacismo blanco', piensa en personas blancas versus personas de color, pero no es tan simple. Se trata de poder: quién tiene poder, quién cree que lo merece y cómo se construyen los sistemas para conferir poder a algunos mientras se lo niegan a otros.


Sobre el 'supremacismo blanco', no es solo blancos versus personas de color. Se trata de poder: quién tiene poder, quién cree que lo merece y cómo se construyen los sistemas para conferir poder a algunos mientras se lo niegan a otros.

¿Qué implica la confirmación de Amy Coney Barret a la Corte Suprema de los EEUU, además de la decisión Roe versus Wade a través de la cuál se despenalizo el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo?


Actualmente hay preocupación sobre la confirmación de Barret a la Corte Suprema (CS). A mí me parece que desde la muerte de la juez Ginsburg la CS ya se inclinó hacia la derecha. Lo que es interesante es que todo el mundo está tratando de predecir qué va a pasar y cómo decidirá eventualmente Barret. No obstante, no es posible saber exactamente qué clase de casos llegarán a este tribunal, además los jueces también consideran la manera en que sus colegas votan. Por ejemplo, muchas personas no predijeron la manera sorpresiva en la que el juez conservador John Roberts votaría a favor de la constitucionalidad de la Ley de protección al paciente y cuidado de salud asequible (Affordable care act) conocido como Obamacare.


Con relación al matrimonio entre personas del mismo sexo, ya hay una decisión que fue tomada en 2015 en el caso de Obergefell versus Hodges, en este sentido estaría muy sorprendida que hubiera un retroceso al respecto, los estadounidenses están de manera abrumadora a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, hay una minoría vocal que continúa constantemente en conflicto con diferentes individuos y organizaciones e invocan la primera enmienda y la defensa de sus derechos religiosos, esta pugna a continua a menudo en los niveles local y estatal y en menor medida a nivel federal.


Con relación a Roe versus Wade, y de manera similar a Obergefell versus Hodges, los estadounidenses apoyan rotundamente el derecho de las mujeres a escoger su destino, es difícil imaginar un escenario en que la Corte vaya en contra de lo que las personas generalmente quieren. Entonces no es fácil predecir a partir de los antecedentes o discursos de una persona cómo actuará. Lo que sí podría pasar es que la Corte conceda a los estados la capacidad de tomar decisiones y esto sí podría ser problemático ya que algunos podrían volverse realmente restrictivos, especialmente en aquellos cuya legislación esté controlada mayoritariamente por conservadores. En este sentido, hemos visto que en algunos estados se ha vuelto extraordinariamente difícil para algunas mujeres acceder a determinados servicios de salud, así que espero que las cosas no continúen cambiando en esa dirección.


Estados Unidos es el segundo país en emisiones de carbono. En este sentido y teniendo en cuenta eventos climáticos extremos recientes como huracanes, aumentos de incendios, cambios en las estaciones, ¿los ciudadanos estadounidenses preferirían que el país se adhiera al acuerdo de París o mantenga el rumbo de su economía basada parcialmente en combustibles fósiles?


Es una pregunta interesante, no he revisado datos de opinión pública al respecto, pero sé que tradicionalmente al preguntarle a la gente sobre los asuntos de mayor importancia, el ambiente no siempre es prioridad, normalmente es la economía. Esto ha ido cambiando con las nuevas generaciones, quienes apoyan menos el uso de combustibles fósiles.


El problema es el rol que tienen estos combustibles en nuestro sistema político y su poderío en estados como Texas, Oklahoma y Kansas. Los combustibles fósiles son parte de nuestro sistema y nos guste o no han moldeado nuestro discurso y políticas, sin embargo, soy optimista al respecto debido a que los jóvenes están presionando en este sentido y también porque las compañías tradicionales están invirtiendo en tecnologías verdes. Si tú hablas con las personas que trabajan para estas empresas no son negacionistas del cambio climático, especialmente si son científicos, ellos saben lo que está pasando y conocen la evidencia. Así que el cambio se está dando de una manera lenta, probablemente estamos atrasados unos cuarenta años, pero es el tiempo en que nuestro sistema político tarda en cambiar, hay personas que se mantienen en el poder por treinta o cuarenta años, así mismo funciona para estas compañías y es lo que ha impedido y retrasado el cambio. En este sentido, si Biden gana volveremos a adherirnos al acuerdo de París.


El problema es el rol que tienen los combustibles fósiles en nuestro sistema político y su poderío en estados como Texas, Oklahoma y Kansas. Los combustibles fósiles son parte de nuestro sistema y nos guste o no han moldeado nuestro discurso y políticas.

Los EEUU necesita volver a asumir un rol de liderazgo en el mundo alrededor de temas como cambio climático, derechos humanos, es lo que las personas estamos buscando y cuando veo al presidente actuar de una manera no profesional me inquieta porque sé que las personas alrededor del mundo están observando y se fijan en cómo se debería ver un proceso electoral limpio y una transferencia pacífica de poder, continúo en la espera del día que los EEUU asuman nuevamente este rol de liderazgo mundial.

 

Por: Sara Valentina Villanueva



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