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  • El Uniandino

El falso dilema entre la economía y la vida: entrevista a Marcela Eslava



El coronavirus ha desatado una pandemia global que indiscutiblemente ha cambiado nuestra forma de vivir y relacionarnos. A través de nuestros gobiernos, hemos implementado medidas como sociedad para mitigar los efectos de esta pandemia en todos los aspectos de nuestras vidas. Sin embargo, lo que nos depara el futuro sigue siendo incierto, y la dificultad para llevar a cabo políticas que nos ayuden a afrontar este reto minimizando nuestro padecimiento es clara, como lo muestran las diferentes posturas en el debate público en medios, redes sociales y demás.


En medio del debate, surge la constante inquietud sobre la “elección” entre salvaguardar la salud o la economía que parecen dos dimensiones completamente excluyentes. El Uniandino entrevistó a Marcela Eslava, recién nombrada decana de la facultad de economía de la Universidad de los Andes, quien trabaja en el área de macroeconomía e investiga sobre las dinámicas de la productividad y la regulación, para aclarar algunas dudas sobre esta aparente dicotomía y sobre el camino que nos da una idea de lo que podría ser un futuro conviviendo con el virus.





Quisiera preguntarle por las alternativas que tenemos como sociedad para mitigar los efectos del virus sobre la salud de las personas a la vez que mitigamos sus efectos sobre su economía. ¿Cómo se hace este balance entre la salud y la economía? ¿Cómo se ven estas perspectivas tanto en el corto como en el largo plazo?


Empecemos por el balance. Estamos ante una situación sin precedentes y eso hace muy difícil tomar decisiones. Cualquier gobernante tiene la responsabilidad de pensar en proteger e impulsar el bienestar de la sociedad como un todo, ese ejercicio involucra balancear múltiples dimensiones de la vida de las personas. La vida arranca por estar vivo, nos importa la supervivencia a todas formas de amenaza de muerte y no solamente al virus. Por otro lado está la dignidad, nos interesa tener vidas dignas, después sigue cómo hacer esa vida lo más feliz. Todo eso va a ser afectado por el virus y por los efectos sobre la economía.


Desafortunadamente, ha hecho carrera la afirmación de que lo responsable es pensar primero en protegernos del COVID.

Desafortunadamente, ha hecho carrera la afirmación de que lo responsable es pensar primero en protegernos del COVID. No es responsable enfocarnos en una sola dimensión. Por supuesto, unas dimensiones nos importan más que otras. La condición necesaria es estar vivos, pero eso no quiere decir que simplemente podamos enfocarnos en ello, y vivir en cuevas y solos no es una opción.


Usted habla del corto plazo, pero no creo que podamos pensar en medidas de corto plazo sin tener una visión de largo plazo. La buena noticia es que esta visión concilia las distintas dimensiones de la economía con la protección de la salud contra el COVID. Ese escenario lo conocemos, se llama Corea del Sur. Esa ruta es llevar la capacidad del sistema de salud, pero sobre todo la capacidad de hacer pruebas con frecuencia y para una altísima proporción de la población. Si tenemos ese plan en la cabeza eventualmente podremos llegar a donde estamos siempre con todas las enfermedades que no son así de contagiosas.


Usted como estudiante no puede planear si le parece razonable inscribirse en la universidad del semestre entrante o yo como profesora no puedo planear si mi clase va a ser en línea o de otra manera, la universidad no puede planear cómo distribuir los salones porque no sabe si tendrá que hacerlo.

En cuanto al panorama de la universidad, ¿qué expectativa tiene sobre volver a cierta normalidad académica? ¿Podemos pensar en tener algún tipo de presencialidad?


No quisiera especular, si algo caracteriza esta situación es la incertidumbre extrema. Creo que es fundamental tener una estrategia de salida de la situación en la que estamos que sea compatible con lidiar con la epidemia y mantener a la sociedad sana y andando, y creo que ese plan además tendría el enorme beneficio colateral de darnos un poco de certeza. Usted como estudiante no puede planear si le parece razonable inscribirse en la universidad del semestre entrante o yo como profesora no puedo planear si mi clase va a ser en línea o de otra manera, la universidad no puede planear cómo distribuir los salones porque no sabe si tendrá que hacerlo. Y eso que nos está pasando le está pasando a todo trabajador, independiente y empresario de este país y en cualquier otro lugar del mundo.



Hemos recibido información sobre una posible asesoría suya a la Alcaldía Distrital. Quería preguntarle cómo ha sido esa asesoría y cuáles son los retos que se han presentado allí


Eso es una afirmación exagerada. Los secretarios de Hacienda y Desarrollo del Distrito han buscado oír una serie de voces y entonces convocan a ciertas personas para contarles lo que están haciendo y recibir nuestras opiniones. Simplemente he dado mis opiniones como también las he dado de otras formas a con mis colegas de la facultad en las notas macroeconómicas y en distintos medios de comunicación.



¿Y en específico como han sido estas reuniones? ¿De qué hablan allí?


Nos cuentan cómo está el panorama y escuchan cuáles son nuestras impresiones de cómo son los números, qué tan grave puede llegar a ser el desempleo, etc.



¿Cómo va el plan de ampliar la capacidad del sistema de salud desde lo que ha hecho el Gobierno?


Esta no ha sido una prioridad explícita. Es decir, se ha dicho que se va a aumentar el gasto en salud: el Gobierno Nacional nos informó que vamos a llegar a siete billones de pesos en gasto en el sistema de salud, pero solo sabemos que se va a gastar un cierto dinero, que se han hecho unos convenios para traer ventiladores, pero no hay un tablero de seguimiento, uno que nos diga día a día dónde estamos. Ha sido un poco más explícito en Bogotá, acá nos dijeron: vamos a llegar a 4000 camas de UCI y a 300.000 pruebas, entonces podemos hacerle seguimiento.


Bogotá parece haber aumentado sus camas de UCI a la meta que dijeron, Bogotá parece haber adquirido las pruebas. Para el país, lo tengo menos claro, pero sobre todo no le puedo decir qué tan lejos estamos de la meta, porque no se ha planteado esa prioridad.

Aún en Bogotá, donde nos dijeron cuál es la meta de camas y de tests, nos siguen diciendo: cuando haya tantos enfermos nos toca cerrar porque ya el sistema de salud no da más. Lo que no vemos, es que nos digan también: cuando lleguemos a ese límite de capacidad del sistema de salud, tendremos la infraestructura necesaria para ampliarlo. Entonces, lo que yo le diga es hipotético y basado únicamente en esos datos. Bogotá parece haber aumentado sus camas de UCI a la meta que dijeron, Bogotá parece haber adquirido las pruebas. Para el país, lo tengo menos claro, pero sobre todo no le puedo decir qué tan lejos estamos de la meta, porque no se ha planteado esa prioridad.



Esta meta debería ser la prioridad entonces


Para mí es la prioridad absoluta. En Bogotá, por ejemplo, nos han dicho que cuando lleguemos al 35% de capacidad del sistema de transporte llegamos también al límite en el sistema de salud. Es obvio que si abrimos la economía y tenemos un sistema de transporte que esté operando normalmente, lo que sucedería es que nos chocamos contra ese 35% que estiman los modelos y ahí es donde el plan tendría que decirnos: vamos a tener el doble de capacidad de transporte. ¿Cómo se consigue eso? Tal vez usando los buses de colegios, de transporte intermunicipal, contratos privados, para organizar una capacidad del sistema que esté muy lejos de llegar a ese 35% en este ejemplo.



si la función objetivo fuera contagiar a la población de a poquitos entonces la decisión tendría que ser encerrarnos por años. Ya algunos han mencionado esa posibilidad. En mi opinión esa es una alternativa obtusa que solamente mira una dimensión del problema

Hay una discusión sobre los modelos epidemiológicos relacionada a que prolongar la cuarentena no disminuye el pico de infectados, sino que solo lo posterga. En ese escenario ¿qué sentido tendría ampliar la cuarentena?


De esos modelos no le puedo hablar porque no soy epidemióloga y no estoy trabajando con ellos. Sin embargo, si la función objetivo fuera contagiar a la población de a poquitos entonces la decisión tendría que ser encerrarnos por años. Ya algunos han mencionado esa posibilidad. En mi opinión esa es una alternativa obtusa que solamente mira una dimensión del problema. A eso me refería al principio. La única dimensión que se mira es que no haya tantos muertos de COVID, pero piénselo de una manera muy sencilla: si usted encierra a la población cuatro años, en ese tiempo las mujeres no se hacen citología y los señores no se hacen el tamizaje de cáncer de colon, eso dispararía el número de muertes por cáncer y así con un montón de cosas más. Entonces si vamos a tener un encierro perenne pues no parece lógico, pero además no funcionará porque la gente empezará a tomarse las calles. Por esa razón es indispensable una medida que lidie con todos los frentes. Necesitamos armar el plan para cuando suceda el pico, que sí sucederá en cualquier escenario razonable de encierro.


Por eso, mi respuesta es que sí tienen sentido los confinamientos como periodos para prepararnos para el pico que llegará. ¿Qué tan largo debe ser la cuarentena? Pues lo más corta posible. Es decir, el tiempo más corto posible en el cual logremos prepararnos para llegar a lidiar con los contagios. Pero tiene que ser una preparación extraordinaria, no puede haber excusas como que en el sistema público una contratación se demore, o que está difícil conseguir los ventiladores en el mercado internacional y no hay los kits para las pruebas. Tiene que ser una estrategia realmente frenética: que se produzca lo que se tiene que producir, si es necesario al interior del país, eso se ha hecho un poco con los ventiladores y también hay que hacerlo con los kits de testeo para saber si la gente tiene la enfermedad o si ya adquirió los anticuerpos. Entonces los confinamientos tienen sentido solo para eso y mi preocupación es que yo veo que nosotros, como muchos otros países, estamos tomando la ruta del confinamiento, pero el confinamiento como medio para lidiar con la emergencia y no para prepararnos para poder convivir con ella.



¿Cree que el problema radicaría en que el plan que tiene el gobierno no es lo suficientemente claro en su comunicación?


Pero lo que no veo es que haya una visión que nos diga en cierto número de meses vamos a salir de nuevo con, vuelvo y repito, tal capacidad del sistema de salud y tal capacidad de pruebas

No estoy tan segura de que sea un problema de comunicación, la comunicación es cómo entrega usted la información a la gente sobre lo que va a pasar. Mi sensación es que en este momento es un problema más de fondo: no hay plan hacia adelante claro, no hay plan de salida. Lo que hay de plan de salida es que se preparó la estrategia para que el Gobierno Nacional de permiso para salir a unos sectores y cada ciudad se preparó para una situación como la vivió separadamente. Pero lo que no veo es que haya una visión que nos diga en cierto número de meses vamos a salir de nuevo con, vuelvo y repito, tal capacidad del sistema de salud y tal capacidad de pruebas. Se necesita comunicación, pero antes de comunicar necesitamos definir cuál es el plan y la conjugación de esas dos cosas es la que nos puede salvar.



 

Por: Esteban Rodríguez

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