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  • El Uniandino

El destape de Fajardo



Fajardo es un tipo al que el Petrismo le tira por ser, según ellos, la ficha oculta de Uribe, mientras que a un libertario como yo desconfía de él por su cercanía con Jorge Robledo y otros sectores de izquierda como el partido patilla: verde por fuera y rojo por dentro. Es un tipo ambiguo. A veces muestra sensatez como cuando dijo que la edad de jubilación en Colombia debía subirse porque la expectativa de vida ha aumentado. También tiene arrebatos populistas como cuando dijo que no subiría la edad de jubilación. Admira varias políticas públicas de Uribe, pero no aceptó una alianza con el Dotor’ para conservar su independencia. Cuando tuvo que tomar postura en unas elecciones polarizantes entre Duque y Petro, se fue a ver ballenas. Una herida ajena a la que cada año le echa sal con algún trino ‘cetáceo’, todo un trollazo. Pero finalmente nos dio una mirada ‘seria’ a su visión de gobierno y Estado con su plan para la reactivación económica post-covid. Spoiler alert: no es de derecha.




Comenzaré por esbozar qué es ser de ‘derecha’, o por lo menos cómo se entiende el término coloquialmente, al margen cualquier entelequia académica cuya explicación caería en tierra estéril: ser de derecha es querer privatizar hasta el nido de la perra, sacar la economía de las voraces manos del Estado para dársela al sabio libre mercado y es, opcionalmente, odiar a los homosexuales. ¿En dónde se para el plan de Fajardo frente a esta perversa agenda Neoliberal (si eso existe)? Bastante lejos, siendo franco. Primero, el Estado juega un papel central en la creación del empleo: 1.4 millones de nuevos puestos apalancados en 10.000 proyectos con un gasto de 50 billones de pesos. El sector privado es contemplado, pero como uno que depende de lo que el presupuesto público quiera regalarle en forma de subsidios para la generación de empleo. ¿De dónde va a salir la plata? No, no va a ser de la venta de Ecopetrol, ETB, o del recorte masivo del gasto en otros rubros. En un corto plazo Fajardo propone que el Banco de la República compre títulos de deuda pública al gobierno, lo que no es más que emisión. En el mediano plazo propone una reforma tributaria con impuestos progresivos, el eufemismo favorito de cualquier político para decir que va a aumentar el recaudo de impuestos. Como último punto y garantía de éxito de su plan, Fajardo propone que el 80% del presupuesto de cada proyecto sea destinado al pago de salarios. Proyectos muy poco intensivos en capital pero intensivos en mano de obra. Será tejer los uniformes del ejército a mano, cortar el pasto de Bogotá a machete o construir el añorado canal interoceánico por el tapón del Darién dándoles a los trabajadores cucharas en vez de palas. Entre más ineficiente mejor.


Ninguna de estas vainas es derecha o neoliberalismo y lo digo con pesar. De hecho, amplios programas de generación estatal de empleo, emisión de dinero por el Banco de la República y reformas tributarias que aumenten el recaudo tasando a los más ricos y eliminando exenciones han sido propuestas por Petro, Robledo y los líderes del “Paro [dizque] Nacional”. Si Fajardo es de derecha, entonces Petro es de centro, las Farc de centro izquierda y quien les escribe Murray Rothbard.


 

Por: Juan Esteban Quintero*. Fundador de Confesiones Uniandes & Chompos

*Pseudónimo


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