Iván Cárdenas es estudiante de Derecho de la Universidad de los Andes. Aquà su columna, "Colombia, un paÃs binario". Para contestar a la columna de Iván envÃa tu propuesta a preiodicoeluniandino@gmail.com
El panorama polÃtico nacional está mostrando que el paÃs, en lugar de evolucionar, está atrapado en una opinión binaria como lo ha hecho a lo largo de su historia. Hoy los colombianos, según lo observado en la Consulta Interpartidista y en las encuestas sobre intención de voto, limitan los resultados de las elecciones presidenciales a dos opciones: Petro y Duque. Lo anterior no es un fenómeno nuevo, se ha repetido durante toda la historia nacional y ha sido una de sus mayores pesadillas.
Desde su nacimiento, la pequeña Colombia llena de esperanzas y un aire de libertad e independencia, vio sus sueños truncados por el inicio de una enfermedad que le perseguirÃa hasta la actualidad. En esos primeros años la organización polÃtica de Colombia presentó el primer sÃntoma de la enfermedad: BolÃvar, padre fundador, se enfrentaba a Santander en lo que fue una gran división entre federales y centralistas. Dicha primera división llevó a que el paÃs en sus inicios se descalabrara y dejara de existir como república independiente, pasando a ser de nuevo una colonia española. Eventualmente la pequeña Colombia logró sobrevivir al descalabro de su nacimiento, aunque la disputa entre centralistas y federalistas derramó mucha sangre y generó inestabilidad polÃtica y social. Después de un gran péndulo polÃtico, tras de desaparecer Estados Unidos de Colombia de la mano de Tomás Cipriano de Mosquera, finalmente, los centralistas terminaron ganando la contienda hacia 1886.
Una vez desapareció de la mente de los colombianos la división entre federalismo y centralismo, apareció otro sÃntoma de la enfermedad: Colombia estaba de nuevo dividida entre dos opciones: conservatismo y liberalismo. Tal división desgarró al paÃs en dos propuestas polÃticas que en el fondo no eran tan diferentes. El paÃs aún tiene grandes cicatrices de lo que fue la Guerra de los Mil DÃas y en general toda la violencia generada a partir de la ciega idea de que existen solo dos caminos posibles, en ese entonces: azul (conservadores) y rojo (liberales). Para darle fin al conflicto, azules y rojos se aliaron creando al Frente Nacional. A este último se le atribuye, entre otras posibles causas, la creación de guerrillas como las FARC o el M19, el cual surgió tras la derrota de Rojas Pinilla quien era candidato de la ANAPO frente al candidato del Frente Nacional Misael Pastrana. Asà pues, dicha división entre conservadores y liberales terminó dejándole otra cicatriz a Colombia, la cual no solo cobró las vÃctimas de la guerra entre conservadores y liberales, sino toda la violencia derivada de quienes sentÃan que dicha división les habÃa excluido.
Ya en tiempos más contemporáneos, desde el 2002 la enfermedad siguió avanzando e impactando nuestro panorama nacional. La división ahora se tornaba entre Uribe y los que no querÃamos a Uribe. Dicha división ha estado desde el 2002.
Prácticamente todas las elecciones se han reducido a dos opciones: el candidato de Uribe y su opositor. La actual división también le ha dejado muchos saldos al paÃs, como la violencia entre paramilitares y guerrillas, los miles de falsos positivos, y los millones de desplazados; la guerra sucia en la polÃtica, o los rumores y estrategias de manipulación empleadas por J.J. Rendón a favor de los candidatos del expresidente, sin olvidar los miles de lÃderes sociales asesinados y periodistas silenciados. Por otro lado, la división binaria se extendió también por ejemplo al Plebiscito que decidió sobre la paz, donde Uribe representaba el No, y la Unidad Nacional el SÃ.
Pienso que Colombia siempre ha estado encerrada en la creencia de que tan solo hay dos opciones, desde el republicanismo versus el federalismo, pasando por el conservatismo versus el liberalismo, hasta el actual uribismo versus la oposición. Estoy convencido de que dicha reducción de todo a tan solo dos alternativas ha sido una constante histórica que puede ser comparada con una enfermedad que le ha generado a Colombia violencia e inestabilidad polÃtica.
Siento, como colombiano, que es tiempo de que el paÃs decida sanar sus heridas y entienda que no todo es blanco y negro, que hay miles de opciones posibles. Que estas elecciones no deberÃan resumirse tan solo en el que diga Uribe y a su principal opositor, sino que deberÃa darse un paso adelante y elegir a un candidato que no represente un blanco o un negro dentro de la contienda polÃtica. Si Colombia decide dejar de aferrarse a solo tener dos opciones, por fin podrá curarse de la enfermedad que la ha condenado, como dirÃa Gabriel GarcÃa Márquez, a cien años de soledad.
Por: Iván Cárdenas