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  • El Uniandino

You Were Never Really Here (2018)

Actualizado: 11 oct 2020




A Lynne Ramsay le gusta hacer que su audiencia desempeñe un papel activo: siembra pistas en lugar de trazar una trama rutinaria y convierte a cada espectador en un detective. Esta no es la excepción. En un principio, exhibe a Joe (Joaquin Phoenix) a través de fragmentos: su rostro deformado por una bolsa plástica, retazos de una escena del crimen brutal con un martillo y sangre derramada y su POV evitando ser visto por la policía. Con una exposición tan limitada, la curiosidad acecha al espectador y los detalles -solo los detalles- empiezan poco a poco a aclarar la trama: Joe es víctima de abuso infantil, un veterano con estrés postraumático y un asesino a sueldo profesional.


Esta figura solitaria -con referencias claras a Taxi Driver, como entenderán aquellos que se animen a verla- actúa con una increíble dulzura con su madre frágil y con Nina, una niña a la que intenta salvar de los traficantes sexuales presentes en los escalones más altos de la sociedad. Sin embargo, vemos que también es capaz de ejercer una crueldad feroz, dirigida contra él y sus objetivos. “Escuché que puedes ser brutal”, dice un cliente potencial. En el momento en que se pronuncia esa línea, sabemos que es una subestimación drástica.


La banda sonora, compuesta por Johny Greenwood (guitarrista de Radiohead), es una crisis nerviosa viviente. Zumba, palpita, estalla a propósito en cuerdas desafinadas y chirridos desoladores. El enfoque fatal de la cámara a un estante de martillos en una ferretería, es recibido con un deslizamiento de percusión y cuerdas. Nueva York ruge en una implacable cacofonía de conversaciones y tráfico. Los recuerdos invasivos desorientan al personaje y la banda sonora está desarrollada a la perfección para seguir esta inestabilidad.


El conflicto que se genera por salvar a Nina, pasando por casas de pedofilia y mansiones lujosas, se entrelaza con una serie de flashbacks que dan luces del contexto del protagonista: vemos a Joe de niño, asediado por un padre cruel; en otro, vemos un desierto y un jóven asesinado frente a soldados estadounidenses. Todo esto construye un perfil psicológico dificil de asimilar. Se dice que le otorgaron una grabación de estallidos de fuegos artificiales a Joaquin Phoenix para prepararse para el rol. Una forma interesante de adentrarse en la mente de alguien afectado por un evento traumático como los mostrados en las escenas retrospectivas.


Es una película con mucho estilo y talento, pero, al ser poderosamente imaginativa y casi desprovista de diálogo, es posible que se considere que carece de una trama o narrativa. Por otro lado, la omisión de la violencia, obligando al espectador a centrarse en el lenguaje visual de sus brutales consecuencias, es quizá el elemento clave de la película, y es algo que no estamos acostumbrados a sentir. Nos obliga a llenar los vacíos que la mayoría de películas llenan por nosotros.


De todas maneras, es definitivamente la recomendada del mes. Que Joe tenga un objetivo caritativo no es de gran consuelo, ni para él, ni para el público, que pasará los 90 minutos de You were never really here tensionado en el asiento, viviendo en su realidad fracturada, ansiosa y desesperadamente triste.


 

Por: Juan Esteban Arjona

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