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  • El Uniandino

El viaje de Zuko, una historia de orgullo, humildad y redención



Los recuerdos de nuestra infancia tienden a ser algo hermoso, lleno de nostalgia y que nos hacen suspirar. No en vano se dice que todo tiempo pasado fue mejor, ya que tendemos a recordar las mejores cosas. Por ello, las series que solíamos ver de niños siguen despertando en nosotros una cadena de sentimientos de la felicidad pasada. Sin embargo, hay series de nuestra infancia que podríamos ver incluso hoy en día y no por eso dejaríamos de disfrutarlas de la forma en que lo hicimos; series que tienen algo por enseñarnos sin importar nuestra edad. En mi caso, Avatar: la leyenda de Aang es esa serie que sigo disfrutando de la misma forma en la que lo solía hacer, pues considero que el desarrollo de la historia y el desarrollo de los personajes son magníficos, de una complejidad increíble. Una de las cosas que más me gusta de la serie es el hecho de que no se centra únicamente en el camino que el avatar tiene que recorrer para lograr dominar los cuatro elementos y derrotar a El señor del Fuego; hay una historia paralela a la de Aang que, en mi opinión, es mucho más compleja, cargada de sentimientos e inseguridades que la del protagonista.


La historia de Zuko desde que es exiliado de la Nación del Fuego es un viaje de descubrimiento. Uno cuyo propósito es que el príncipe pueda encontrarse a sí mismo, a su destino. A diferencia de Aang, él no tenía claro qué era lo que debía hacer. Solo perseguía fantasmas del pasado, recuerdos de su infancia y falsas ilusiones. Estaba segado, atormentado porque su padre no lo quería. En este texto me propongo explorar de forma cronológica los aspectos más importantes del viaje de Zuko, ahondar en aquello que es fundamental para su desarrollo y que lo llevó a la redención, a encontrar su propio destino y no el que le fue impuesto. Para ello me basaré únicamente en los datos de la serie.


Al comienzo, el príncipe se nos presenta como el típico villano a derrotar. No solo por su apariencia y su actitud de antagonista cliché en este tipo de series, sino por el hecho de que proviene de la Nación del Fuego. Aquella nación que irrumpió con la paz en todo el mundo cien años atrás. Que aniquiló a los maestros agua de la Tribu Agua del Sur y se llevó la vida de la madre de Katara y Sokka. Sin embargo, el primer libro paulatinamente se encarga de profundizar en las motivaciones de Zuko. Su deseo de capturar al Avatar está fundado en razones más profundas de lo que creíamos. No es una cuestión únicamente de honor, sino de reconocimiento.


El príncipe no solo desea que termine su exilio, sino que su padre lo reconozca como a un hijo. En este punto es necesario recordar que El señor del Fuego Ozai exilió con deshonor a Zuko después de que este se negara a pelear con él en un Agni Kai – un duelo a muerte entre maestros fuego–. Agregándole a la condena la condición de que solo podría regresar a la Nación del Fuego si capturaba al avatar. Así mismo, le quemó la cara a Zuko por cobarde, este es el origen de la cicatriz en su ojo. No está demás anotar que el conflicto entre Zuko y su padre se dio ya que el príncipe se atrevió a discutirle en un consejo de guerra. No obstante, esto solo fue una excusa para poder deshacerse de Zuko ya que por mucho tiempo ha sido el hijo odiado. De hecho, durante el primer encuentro con el en ese entonces comandante Zhao se puede observar de qué forma el príncipe se niega a aceptar que su padre jamás lo ha querido. Pues, Zhao le dice que es un sinsentido que busque al avatar ya que si en verdad fuese querido por El señor del Fuego ya estaría en casa, con o sin el avatar.


La vehemencia, la ira y el desasosiego del príncipe se hace sentir con ímpetu la mayor parte del tiempo, en especial cuando se trata de capturar al avatar. Sin embargo, estas cualidades contrastan con la serenidad, la benevolencia y la prudencia con las que toma otras decisiones. Son estos pequeños momentos los que nos hacen pensar que quizá este príncipe no es tan malo como parece. Una de mis escenas favoritas, de hecho, es cuando Zuko le perdona la vida al comandante Zhao después de haberle derrotando en un Agni Kai. Esto debido a que es la primera escena en la que uno como espectador siente aprecio por el que hasta entonces era el villano. Además, entre otras cosas, ya que es en este momento en el que resalta por vez primera la influencia y la importancia del tío Iroh en Zuko.


Esta relación entre Iroh y Zuko a lo largo de la serie es fundamental para entender el desarrollo del personaje, pues ambos se necesitan. Iroh proyecta en Zuko a aquel hijo que perdió, convirtiéndose así en el padre que el príncipe jamás tuvo. Los consejos y la experiencia de Iroh siempre están buscando apoyar y dar sabiduría a Zuko, acompañándolo en el destino que le fue impuesto por su padre. Sin embargo, al principio, este nunca está dispuesto a escuchar. Siempre con un aire petulante y orgulloso ignora a su tío. Para él no importa nada más que capturar al avatar, restituir su lugar en la realeza y ser aceptado por el que lo condenó. A pesar de ello, en el libro segundo se explora a mayor profundidad esta relación entre el príncipe y su tío ya que Zuko se da cuenta y acepta la importancia de Iroh para él. Así mismo, se explora a mayor profundidad el conflicto interno que hasta ahora solo ha negado.


En fin, hasta este momento solo he hablado de forma superficial de la motivación del príncipe Zuko para capturar al avatar. Por ello, es hora de profundizar en el viaje que este emprende desde su exilio. Pues, pese al deprecio de su padre, no se puede olvidar que él vivía como un príncipe. Debido a esto, al ser desterrado es condenado a ser únicamente el líder de una pequeña tripulación que lo ayudará en su misión de capturar al avatar; tripulación que posteriormente perdería. Momento en el cual se ve obligado a vagar solitariamente por la Nación de la Tierra como un humilde campesino, Li. En este punto es necesario señalar que El Reino Tierra ha sido la nación más golpeada por la Nación del Fuego en los últimos cien años desde la aniquilación de los nómadas aire -de hecho, el tío Iroh asedió la capital de este país, Ba Sing Se, por seiscientos días-. Razón por la cual los maestros fuego no son queridos en lo absoluto en este país. Sin embargo, el conocer personas que han sido golpeadas por la guerra fue una experiencia significativa para el desarrollo de este. Pues durante esta interacción Zuko empezó a ver desde otras perspectivas la guerra de su nación, perspectivas que no terminaría de comprender sino hasta el libro tres. Ya que, es en este arco donde menciona que, pese a que se le ha enseñado toda la vida que su país es el más grande de todos y que la guerra es un medio para compartir esa grandeza, todo eso es una absoluta mentira. Ningún otro pueblo ve la grandeza de la de Nación del Fuego, sino que los odian. Es así como este viaje solitario de Zuko le acerca a lo que en verdad desea, a su propio destino.


Sin embargo, debido a que el avatar se cruza una vez más en su camino, le surge de nuevo el deseo de atraparlo. Por lo cual lo persigue e inicia una pelea contra este. Esta pelea es singular, pues su hermana Azula -la cual también le seguía la pista al avatar- y su tío Iroh -quien estaba buscando a su sobrino- terminan involucrados. Todo esto da como resultado que Iroh sea herido de gravedad. Al Zuko ver esto se olvida por completo del avatar. No hay nada más que importe en ese momento, solo su tío herido. Su honor, su trono, el avatar… todo se desvanecen de la mente de Zuko. Ambos personajes se marchan y el príncipe cuida de su tío hasta que mejora.


Antes de seguir con el progreso cronológico de Zuko, me gustaría tomar una pausa y hablar sobre la relación de este con su hermana. Pues, él siempre ha perdido ante esta. Era la favorita de Ozai, la niña genio que siempre superaba a su hermano en habilidades de fuego control. Azula es un personaje manipulador que siempre está dispuesto a usar el miedo con el objetivo de controlar a los demás. El ver que su padre siempre quiso más a su hermana fue lo que potencializó en el príncipe la necesidad de aceptación de este. Su madre había muerto y la única persona que estaba con él era su tío.


Una vez que Iroh se curó de las heridas le confesó a Zuko que Azula seguía siendo superior a él. Ella dominada una técnica que requiere la separación de las energías: el yin y yang. Sin embargo, debido al conflicto interno de Zuko le resulta imposible el poder emplear esta técnica. No sabe quién es ni lo que busca. Está confundido y la idea de que en verdad su padre le desprecia le aterra, pero la empieza a asimilar. La tristeza por haber perdido de nuevo frente a Azula lo consume. El no poder utilizar el relámpago control lo frustra. De esta forma el tío Iroh decide enseñarle a cómo desviar los rayos que no puede producir. Dándole así por lo menos una forma de defenderse antes estos ataques. Una vez Zuko cree haber dominado la nueva técnica le pide a su tío que le lance un relámpago para así poder desviarlo. Naturalmente, Iroh se niega. Por ello, en medio de una tormenta Zuko sube a la cumbre de una montaña esperando ser golpeado por un rayo. Implorando, desesperadamente, en medio de la frustración, de la impotencia y entre lágrimas consigue comprender, al menos momentáneamente, que su lugar está lejos del avatar, al lado de su tío.


Es en este momento en el que ambos se van a la gran ciudad de la Nación de la Tierra, Ba Sing Se. Abren un casa del té, El dragón de jazmín y viven por un tiempo como dos humildes vendedores de té. Lo cual también me parece algo importante en el viaje de del príncipe; pues, de ser el heredero al trono de la Nación del Fuego pasó a ser un exiliado, luego un campesino, para terminar siendo un aquel que atiende en una casa del té. Todo marcha bien por un tiempo, vemos a Zuko interactuar con personas locales y haciendo lo que llamaríamos vida norma. Sin embargo, él no puede dejar de lado el sentimiento de que nació para algo mucho más grande. Esa idea se ve potencializada cuando se entera de que el avatar está en la ciudad. Pese a esto, el tío Iroh logra a través del cuestionamiento hacer que su sobrino recapacite. Posteriormente vuelve a aparecer Azula en la serie. Esta vez tomándose el poder de la ciudad haciendo que los seguidores del rey lo traicionen y hace arrestar a los dos. Es ahí cuando Azula empieza a tratar de manipular a Zuko. De convencerlo de que regrese a la Nación de fuego. Justo en el momento en el que se están enfrentado al avatar, Zuko escoge un bando. Decide pelear al lado de su hermana, traicionando al tío Iroh y a sí mismo. En esta pelea el avatar es herido de gravedad por Azula y todos los presentes de la Nación del Fuego lo dan por muerto.


Una vez el príncipe regresa a su país, en el tercer libro, su hermana le dice a El Señor del Fuego que fue Zuko aquel que mató al avatar -ya que ella tampoco tiene claro si él sigue vivo o no-. Esto da como resultado que sea tratado de la forma en la que siempre quiso. Es la mano derecha de su padre, es el heredero al trono, ha recuperado su honor. Pero, Zuko no es feliz. Se siente más solo que antes ahora que su tío no está con él. Está enojado consigo mismo ya que no sabe diferenciar entre el bien y el mal. Le incomoda todo lo que tiene, todo con lo que se le sirve a un príncipe. Le agobian los recuerdos de su infancia ya que se da cuenta que fue ahí cuando era feliz; de que solo está persiguiendo un recuerdo. Este momento de la serie es decisivo para el camino de Zuko; es el fin de su viaje. Es ahora que debe elegir, debe coger su camino y empoderarse de él. Por lo cual decide enfrentar a su padre, hacer lo que cree que es correcto, unirse al avatar y enfrentar a la Nación del Fuego. Es en este punto de la serie en el que el villano, aquel que tuvo contra las rejas en más de una ocasión al protagonista de la serie, se redime consigo mismo y con Iroh.


Una vez encontrado su camino, solo queda redimirse con los demás personajes, con el avatar y su grupo. Evidentemente es un proceso paulatino, pero que al final sale a la perfección. Sin embargo, Zuko todavía cree que tiene que redimirse con su tío. Es así como, en uno de los reencuentros más emotivos de la serie, Iroh le dice que jamás estuvo enojado con él; que solo estaba triste porque había perdido su camino, pero que le hacía feliz que lo haya encontrado por sí mismo. Después de esto viene el ascenso del príncipe como nuevo Señor del Fuego.


Desde mi punto de vista, Zuko es el personaje más complejo de la serie. Este tuvo un pasado difícil que lo llenó de inseguridades, dolor y odio. Su madre lo abandonó cuando era pequeño, su padre lo aborrecía y su hermana era una genio frente a la cual siempre perdía. Fue exiliado y obligado a cumplir una tarea imposible, la cual este trató de realizar con la esperanza de ser aceptado de nuevo, de recuperar su honor. Solo tenía al tío Iroh, quien incondicionalmente siempre estuvo ahí para Zuko; que siempre trató de que este encontrara su propio destino. Es una historia de autodescubrimiento, de reflexión. Él no era el villano porque le placía serlo, solo era un adolescente que fue empujado a ser el malo de la serie. Uno que sabía que estaba confundido, pese a que en un principio se negaba a verlo; que no diferenciaba entre el bien y el mal. El viaje de Zuko es una historia para admirar, una de la que siempre podemos aprender.


 

Por: Julián Ortega


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