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  • El Uniandino

BioBeats: conociendo a las personas a través de su música

Actualizado: 22 sept 2020



Me gustaría empezar compartiéndoles un par de experiencias que viví durante la cuarentena. En estos pasados meses me di cuenta que puedo sobrevivir sin salir todos los días, que necesito tomarme un descanso de las redes de vez en cuando y que al parecer el COVID-19 no es el fin del mundo. También me di cuenta de que hay ciertas cosas que necesito para vivir el día a día: necesito una buena charla con un amigo, buena música en mi lista de reproducción y un buen libro en mi mano. Necesito ese soplo de aire fresco que me dan las acciones cotidianas, a veces tan subvaloradas.


Pero al parecer no fui la única que llegó a estas conclusiones. En los pasados meses montones de personas –como yo– necesitaron entretener sus cabezas con otras cosas, algunos en actividades “de relleno” y otros dando paso a emprendimientos sorprendentes. En definitiva, lo que nos llevamos de esta cuarentena es el descubrimiento de que una buena idea puede salir de cualquier lugar. Este fue el caso de Valentina Castillo, una joven pianista y compositora bogotana que, durante los meses de cuarentena, imaginó, desarrolló y dio forma a BioBeats, un encuentro por Instagram que persigue una doble intención: “conocer a la gente a través de la música y conocer la música a través de la gente”, como se lo describió a El Uniandino.


La idea surgió del hecho de estar en cuarentena y la soledad que esta a veces acentuó; así, nació la necesidad de buscar compañía a través de un medio que, a pesar de no estar vivo y sin usar muchas palabras, logra ser totalmente elocuente y acogedor: la música misma. El espacio elegido por Valentina es el adecuado para este tipo de charlas. Sin tratarse de una entrevista, ni de un programa con intensiones de volverse famoso se crea un espacio de relajación donde la conversación se da “de tú a tú”. Es justo por eso que la charla llama la atención, ya que propone un formato diferente al del espectáculo, donde la conversación se puede poner interesante y tomar matices novedosos y acogedores. Sin embargo, aunque se trata de una propuesta alternativa, que cuenta con invitados con un cierto nivel de reconocimiento, BioBeats no recibe todos los espectadores que había proyectado en un principio. La audiencia no suele ser alta en estas noches de conversación ya que la mayoría de los “lives” de Instagram se dan con frecuencia en el mismo horario: las 8pm. En dicho sentido la amplia oferta cultural ofrecida en este formato por la plataforma social dificulta el arribo de público nuevo.


De igual manera, el formato de “live” por Instagram no resulta el más cómodo y ni el más eficaz para este tipo de contenido debido a que, como admite Valentina, “todavía no está chévere ni está acabado de inventar. Se cae la llamada, se ve borroso, no se escucha bien (...) y la gente también del otro lado, imagínate, con el celular en la mano tres horas. Es súper harto”. No obstante, tiene proyectado a futuro de vender la charla a un canal y conseguir así algún tipo de patrocinio.


Valentina tenía algo muy claro desde el inicio: quería encontrar música nueva, ya que se sentía atascada con los mismos artistas que se repetían una y otra vez en su lista de reproducción –cosa que también nos sucede a muchos–, y con BioBeats ha logrado ese cometido. Al contar con un amplio rango de invitados transgeneracionales y con múltiples especialidades todos contribuyen, ya sea con música del pasado o cosas nuevas aún por descubrir, a nutrir la curiosidad de Valentina y su público.


Las preguntas manejadas en BioBeats son genéricas, divertidas y cotidianas; se adaptan a cualquier persona, lo que hace que el programa tenga un rango de participantes muy amplio y sin un perfil específico. Así, el contenido se presenta como algo llamativo que puede motivar los diferentes intereses de los espectadores. Ante la pregunta de cuál es su momento favorito de la entrevista la joven compositora dijo: “la curva musical [que es el momento en el cual el entrevistado da lugar a una especie de fiesta consigo mismo y crea una bienvenida, un clímax y una vuelta a la calma] porque es donde la persona entrevistada comenta toda la música que realmente quiere poner y es cuando la gente más participa. Aunque, siento que al público lo que le interesa más es el chisme, por eso les encanta [la sección] el chismógrafo [basada en una serie de preguntas rápidas acerca de todo y de nada]”. De esta forma, mediante todas estas preguntas, la charla se adapta a perfiles tan reconocidos como Ricardo Silva Romero, escritor y autor del libro Historia oficial del amor; Jaime Monsalve, director del programa La onda sonora en la Radio Nacional de Colombia; Julián Román, actor; los músicos Hugo Candelario y César López; Santiago Rivas, artista plástico y presentador de televisión, o Chucky García, curador musical de los festivales “Al parque”.


Tras un par de meses, Valentina tiene una certeza: “obvio que puedes conocer a la gente a través de la música, yo me he dado cuenta de eso y me parece maravilloso. De hecho, creo que es una pregunta clave cuando uno quiere conocer a alguien, no si estudias o trabajas sino ¿qué escuchas?”. La música ayuda a darse cuenta del tipo de sensibilidad que cada uno tiene, permite entender gustos afines entre otras artes e incluso comprender qué clase de persona se es: si es crítica, si le gusta la fiesta, si es alegre, si tiende a ser triste o si es curiosa.


Pero, ¿qué nos ha dejado BioBeats? En primer lugar un repertorio impresionante de música por conocer –entre los mejores descubrimientos que he tenido gracias al encuentro, de escucha casi obligatoria están: “Atoms For Peace”, “Arvo Pärt” y “Fish”– . En segundo lugar, sin dudas la lección más bonita que nos deja BioBeats se basa en la búsqueda y el apelo a la humanidad de la persona entrevistada, que es siempre una parte fundamental del conversatorio para Valentina. El momento que abre BioBeats es muy íntimo ya que desde la primera pregunta –en la que se pide al invitado rememorar la música de su infancia– se abre una puerta a un pasado que lo ubica en una calidad humana que lo acerca a la audiencia. Los recuerdos que desentierra la música son a veces frágiles, a veces divertidos, a veces dolorosos, pero siempre muy humanos gracias al carácter mismo de esta forma artística. La música es algo muy profundo y emocional que permite que BioBeats sea un espacio para conmoverse, tanto para Valentina, como para los invitados y los espectadores.


 

Por: Gabriela Valencia Reyes


*La cita es martes, jueves y sábado a las 8:00 pm en el Instagram del conversatorio: @pianistaycompositora.


Diseño e ilustraciones por: Laura Flesher

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