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  • El Uniandino

Vacunas, una exposición de la incompetencia del gobierno de Duque



Daniela Álvarez Miembro de La Universidad más Pública y expresidente del Consejo Estudiantil Uniandino. Aquí su columna "Vacunas, una exposición de la incompetencia del gobierno de Duque". Para contestar la columna envía tu propuesta a periodicoeluniandino@gmail.com


Estas últimas semanas las noticias sobre la vacunación en Colombia han sido toda una exposición de la incompetencia del gobierno nacional, comparados con nuestros países vecinos y del sur global, estamos significativamente atrasados. Durante los meses recientes el gobierno nacional y sus funcionarios han emitido comunicados ambiguos, y contradictorios, cambiando las fechas, sin dar datos concretos, sin números, sin avances en las negociaciones, ni ningún tipo de claridad para la ciudadanía. En América Latina la vacunación la lidera Chile, luego le sigue Brasil, Costa Rica, Argentina, México, Panamá, Ecuador y Bolivia. Cada país ha optado por diferentes laboratorios y por un plan de vacunación que se ha implementado primero que en Colombia. Aún así, en Latinoamérica este proceso sigue siendo significativamente más lento y con menos eficiencia que la Unión Europea y los países desarrollados que ya aseguraron incluso más de tres dosis por habitante, países como Canadá que tiene 9 vacunas por residente, Estados Unidos que tiene 3 por residente y la Unión Europea 3.7. No podría ser más clara la jerarquía global de países que ha situado al sur global en los últimos puestos en la lista de espera.



Hay quienes prefieren hablar de las responsabilidades personales en el contagio de la pandemia, o que desearían cargar toda la responsabilidad pública sobre gobernadores y alcaldes. Poco se habla del abuso de las multinacionales que producen la vacuna, de la responsabilidad del gobierno nacional con la negociación de las dosis, o de la renta básica que habría permitido cumplir las estrictas cuarentenas que se impusieron; menos aún se habla de la responsabilidad de las EPS y su incapacidad para rastrear el virus y tratarlo en todo el territorio nacional. Entre el vergonzoso despliegue de noticias respecto a la vacunación en Colombia, quizá la más humillante para los colombianos fue la decisión política del gobierno de Duque de alinearse con el principal país que ha manifestado abiertamente no estar a favor de volver la vacuna un bien público, Estados Unidos.


Mientras diferentes organizaciones filantrópicas y sociales internacionales, así como los gobiernos de India y Sudáfrica, entre muchos otros, han solicitado que la vacuna sea un bien público, es decir, que no se construya un monopolio de propiedad sobre el conocimiento y tecnología de su producción, Estados Unidos presiona a otros países para que hagan acuerdos con sus empresas y se sale de la OMS, que bien o mal, es la única capaz de coordinar la distribución de las vacunas para evitar que los países subdesarrollados queden desabastecidos. Todo esto lo manifestó Claudia Vacca, Profesora de la Universidad Nacional de Colombia, farmacoepidemióloga y directora del Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder en un panel sobre la vacuna ¿Están estas multinacionales en capacidad de producir las vacunas necesarias para inmunizar a toda la población?


Las grandes multinacionales productoras de la vacuna no funcionan con criterios de salud pública, sino comerciales. Lo de ellas es un negocio que busca la maximización de las rentas, a tal punto, que han impuesto relaciones bilaterales con todos los países selladas con acuerdos confidenciales que ni siquiera son compartidos con los parlamentarios de las naciones integrantes, o de bloques internacionales (el candidato a la presidencia, Jorge Enrique Robledo, tuvo que solicitar ante un juez que se respondiera el derecho de petición sobre el pago de las vacunas que el ministro de salud se negó a responder, semejante fue la protesta de eurodiputados en contra de las cláusulas de confidencialidad) ¿Cuánto dinero iremos a pagar por estas vacunas los y las colombianas?


Lo más cercano a un modelo de cooperación para el acceso internacional a la vacuna es el mecanismo COVAX, liderado por tres organizaciones: la Organización Mundial de la Salud, la asociación Gavi Alliance y la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias. El mecanismo busca garantizar la vacuna para sus países miembros, acuerdo del que hace parte Colombia. Mediante este mecanismo los países de mayor capacidad de pago se comprometen a pagar anticipadamente parte de las vacunas y con ese dinero COVAX financia el desarrollo de la vacuna, para finalmente ser subsidiada en países de menores ingresos, y de esta manera, buscar una distribución equitativa.


El presidente para Latinoamérica de Médicos Sin Fronteras, German Casas dijo en una entrevista el 9 de febrero que, de no ser por las patentes de las vacunas, podríamos vencer a la pandemia en menos de 12 meses y que se podría producir la vacuna en todos los continentes, incluido África. También señaló que, si no se eliminan las patentes, el virus nunca se irá y sus consecuencias, como de costumbre, recaerán sobre los más vulnerables. Mientras los más ricos compren la vacuna y se la apliquen, una y otra vez, a medida que pierdan la inmunidad, los más pobres no podrán acceder a la vacuna, morirán por el virus y garantizarán que este continúe existiendo. Los defensores de las patentes señalan que sin estas la ciencia quedaría sin financiación, esto ha sido desmentido repetidas veces, puesto que la financiación de la ciencia que ha permitido grandes avances en materia de salud ha sido fundamentalmente pública, sin contar que las multinacionales han desarrollado las vacunas con recursos de los Estados que las contrataron.


Ese es el desolador panorama de Colombia, que aún liberando la patente no podría producir la vacuna, pues, aunque tenemos todo el capital humano investigativo y técnico, perdimos la capacidad de producir vacunas luego de que la Ley 100 de 1993 recortará las inversiones de política social y de innovación, incluso habiendo sido exportador de vacunas en el pasado. El gobierno negó la financiación estatal para actualizar las plantas y los procedimientos, alegando que sería más barato importar las vacunas, a costa de perder la seguridad farmacéutica y biotecnológica del país. Por esos años el neoliberalismo cerró casi todas las plantas de producción de vacunas de América Latina.


Por fortuna, ya se inició la vacunación, esperamos que se cumpla el plan y se amplíe la política de inmunización en términos de cantidad, dosis y efectividad en la vacunación.

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Por: Daniela Álvarez Gallo. Miembro de La Universidad más Pública y expresidente del Consejo Estudiantil Uniandino


*** Esta columna hace parte de la sección de Opinión y no representa necesariamente el sentir ni el pensar de El Uniandino.

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