L. Rubiano es estudiante de matemáticas en la Universidad de los Andes. Aquí su columna "Uniandes continúa estando de frente a Monserrate y de espaldas al país". Para contestar la columna envía tu propuesta a preiodicoeluniandino@gmail.com.
No es un secreto que la mayoría de personas que han estado vinculadas a la universidad en algún punto de sus vidas han escuchado la frase: “La Universidad de los Andes se encuentra de frente a Monserrate y de espaldas al país”. Esta afirmación es fundamentada en que, a pesar de los altos puestos en rankings nacionales e internacionales de los que goza la universidad, es indiferente a los problemas del panorama colombiano que se ven representados en la falta de oportunidades para los miembros de comunidades históricamente marginadas.
Los Andes se ha esforzado por cambiar esta imagen que gran parte de los colombianos perciben. Ejemplos de ello son los programas de becas como Pa’lante Pacífico o Quiero Estudiar, que creen en el talento y buscan permitir el acceso a la educación superior a jóvenes que no cuentan con los recursos necesarios para costear un semestre de 18 millones, y así luchar con las desigualdades y la falta de oportunidades que se experimentan en la nación.
Siguiendo esa misma filosofía, hace casi un año, en mayo de 2019, Alejandro Gaviria dijo haber llegado a la rectoría con una visión de la universidad “más diversa socioeconómicamente [...] más incluyente y humanista”. Además, le dijo a la Revista Semana: “Vamos a admitir estudiantes que se destaquen en su comunidad: son aquellos que tengan un puntaje 1,5 o 2 desviaciones estándar por encima de la media de sus colegios. Vamos a utilizar el mismo criterio, la excelencia en la comunidad, no la excelencia promedio, para escoger el 10% o 15% de Quiero Estudiar”, algo que parece indicar que Alejandro Gaviria buscaba diversificar la población estudiantil uniandina para que llegasen nuevos alumnos destacados de todas partes de Colombia, y no solo alumnos de colegios de élites de las principales ciudades. Estos colegios, se debe agregar, se han caracterizado históricamente por pasar y estudiar en esta universidad que a su vez es la más cara del país.
La coyuntura actual que enfrenta el mundo frente al coronavirus ha obligado a varias instituciones a realizar cambios en sus estructuras. Entidades nacionales como el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación (ICFES) se han visto afectadas por la pandemia, lo que llevó a cancelar las pruebas de Estado Saber 11 que estaban programadas para el pasado 15 de marzo, pruebas que usa Los Andes para evaluar la admisión a los programas de pregrado.
Así mismo, la universidad ha enfrentado cambios por la pandemia como la virtualización de las clases o adoptar un sistema de calificación temporal, aprobado/reprobado, para todas las clases. Sin embargo, hay una decisión que en el ojo de algunos uniandinos y del autor de esta columna, es inesperada, sorpresiva, un tanto elitista, y sobretodo va en contravía de los valores que dice tener la universidad.
En la mañana del miércoles primero de abril, Alejandro Gaviria envió una carta a los colegios que mejor se desempeñan en la prueba ICFES de calendario B, diciéndoles, en resumidas cuentas, que si así lo deseaban podían presentarse a la Universidad de los Andes y quedaban automáticamente admitidos al programa que desearan (salvo música, medicina y psicología) por estudiar en un colegio de un promedio destacado en la prueba Saber 11.
Algunos de los colegios que han recibido esta carta son Colegio Andino, Colegio San Carlos, Hacienda Los Alcaparros y el Colegio Tilatá. Todos estos colegios privados tienen algo en común: se caracterizan por ser los colegios predilectos de familias de élite bogotanas, y aseguran su exclusividad teniendo un alto costo en su matrícula.
Criticado por esta medida, Gaviria publicó una carta en twitter en la que dice que esta no será la única forma de admisión para el 2020-2. Se van a seguir contemplando otras formas de admisión que había en semestres anteriores, diferentes a la prueba de Estado, en adición a otras de las que dice va a revelar más información próximamente.
Sin embargo, esto no evita que la medida sea sumamente perjudicial tanto para muchas personas que aspiraban a entrar a la universidad el próximo semestre, como para la universidad en sí. Por una parte, el “boleto de la fortuna” que tienen para salir adelante muchos jóvenes del país es el acceso a una educación superior de calidad, es por ello que año tras año cientos de personas estudian arduamente para pruebas como el examen de la Universidad Nacional o el Saber 11, para así acceder a las mejores universidades. Muchas personas no lo logran la primera vez, y por ello llegan a repetir estas pruebas una o varias veces, cosa que incluso recomienda la universidad en su página de inscripciones a pregrado, en donde dice: “¿Qué hacer si no fui admitido? (...) Puedes considerar realizar nuevamente la prueba Saber 11”6. Con esto se puede ver que es probable que no haya cupos suficientes en todos los programas, y que muchas de las personas de las que se habló anteriormente que hubiesen entrado a la carrera de su preferencia, acaben teniendo cupo solamente en otra carrera que no querían estudiar o incluso no entren a la universidad del todo.
En adición a esto, es preciso tener en cuenta que no se puede generalizar y que no todos los estudiantes de los colegios de élite hubiesen obtenido un puntaje en el Saber 11 que les permitiese entrar, lo que dentro de unos años va a afectar el nivel de excelencia de la universidad. Ciertamente, en los próximos días la medida tomada por la universidad será un tema de discusión agitado en varios grupos de uniandinos.
Fuentes:
Por: L. Rubiano, estudiante de pregrado en matemáticas de la Universidad de los Andes.
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