En esta entrada, Paula Andrea Tavera, estudiante de la Pontificia Universidad Javeriana, expone cómo el recorrido por la isla de San Andrés ha sido una experiencia de conexión con la naturaleza, de exploración, y también de consciencia social luego de la destrucción de la isla dado el huracán Ioca. Hace una ponderación, además, de las diversas actividades que se pueden realizar cerca y dentro del archipiélago.
Si desea participar en Blogs El Uniandino y aportar desde su perspectiva de conocimiento, escríbanos a periodicoeluniandino@gmail.com o por nuestras redes sociales.
En noviembre del 2020, la isla de San Andrés sufrió un golpe del huracán Iota que arrasó con todo a su paso, dejando a miles de familias, negocios, fauna y flora destruidos. Ello generó una alarma internacional y nacional para la unión por la reconstrucción de la isla junto con Providencia y Santa Catalina. Después de varios meses del accidente, tuve el gran placer de volver después de 10 años y me sorprendí tanto como si fuese la primera vez; no recordaba la inmensidad de su mar. La mejor postal de la isla es la vista de este mar de siete colores, el calor tan fuerte que te invita a la playa y lo más increíble de todo: la pista de aterrizaje que atraviesa gran parte de la isla.
Está ubicada a unos 230 kilómetros al este de Centroamérica y a unos 750 kilómetros al norte del territorio colombiano. En el año 2000 fue declarada, junto con Providencia y Santa Catalina, Reserva Mundial de la Biosfera “Seaflower”, que conforma el 10% del mar Caribe, con una extensión mayor a los 300 mil kilómetros cuadrados (UNESCO, 2020). En cada rincón de este paraíso se ven influencias europeas y piratas que se mezclaron con el pueblo afrodescendiente, dejando como resultado una cultura llena de riqueza. Lo más auténtico de esto es que tienen su propio idioma, el creole, una particular mezcla de inglés isabelino, español y dialectos africanos. Esta fusión cultural ha dejado una huella en la música, entre la que se encuentran ritmos como el reggae, el reggaeton, la soca, el calypso, el merengue, el vallenato y la salsa.
San Andrés tiene 32 kilómetros a la redonda. Es muy sencillo alquilar transporte para recorrer la isla por completo, con el que puedes disfrutar del paisaje, la buena música con amigos y tener la tranquilidad de parar en el lugar que prefieras y disfrutar de la playa. Entre las mejores playas de la isla se encuentra Spratt Bright, ubicada en el sector comercial de San Andrés. Está bordeada por un malecón lleno de restaurantes, hoteles, bares y tiendas que tiene una extensión de casi dos kilómetros. Hay varias actividades que se pueden realizar tales como deportes náuticos, kitesurf y jetsky.
Ahora bien, gran parte de la playa de San Luis fue destruida por el huracán, por lo que ahora cobran la entrada para poder recuperar el dinero suficiente para su reconstrucción. Los atractivos de esta playa son los trampolines de más de cuatro metros de altura para saltar al mar; una experiencia increíble que reúne la adrenalina y el amor por la natación. En este orden, no se puede pasar por alto la visita al Acuario, un conjunto de cayos conformados por Haynes Cay y Rose Cay. El primero es de origen coralino, se encuentran restaurantes de comida típica y muestras de la fauna caribeña, donde se puede realizar snorkel. Es una de las mejores actividades, pues la claridad del agua permite que sea mucho más apasionante y divertido. El segundo es un banco de arena que se alarga o se encoge según el vaivén de las mareas.
En este espacio muchos de los turistas esperan el Tour Mantarraya, en donde los isleños alimentan a las rayas con pan para que se acerquen y logren una foto con los miles de visitantes. Sin embargo, la pandemia afectó el turismo y por ende, gran parte de las embarcaciones que llevaban turistas no volvieron, lo que causó que las mantarrayas se alejaran y tuvieran que iniciar un proceso autónomo de adaptación y alimentación, pues ya estaban acostumbradas a ser alimentadas Esta actividad quedó cancelada por las agencias de viajes.
Igualmente, una experiencia única es visitar Johnny Cay, una isla a la que se puede llegar en lancha en tan solo 15 minutos. Se le conoce por sus playas como Bahía Sardina, que cuenta con una arena blanca que abraza el verdor de las palmeras y bajo ellas, una sombra fresca en la cual se prueban exquisitas mojarras fritas con plátano y cocteles, como el tradicional cocoloco. Las playas son perfectas para caminar hasta darle la vuelta a la isla, en algunas áreas, sobresalen exóticos corales que crean unos pozos de agua cristalina.
Ahora, me atrevo a decir que lo mejor del viaje fue el plan de buceo. Primero porque fue mi primera vez realizando este tipo de actividades “extremas” y así mismo porque fue un plan con amigos. Para bucear se debe hacer un curso teórico de 45 minutos, donde explican las tres técnicas de respiración, el funcionamiento de los equipos y las medidas de seguridad. Después de esto, hicimos dos inmersiones de 40 minutos cada una a dos lugares distintos de la costa de la isla. La primera fue dentro de las cuevas de la costa, donde apreciamos vegetación y peces pequeños; las cuevas fueron increíbles pues es allí donde se reúnen todo tipo de emociones y te ves enfrentado a la inmensidad del mar. La segunda fue más de nadar y disfrutar de la vegetación hasta la estatua del dios Poseidón, que es uno de los atractivos turísticos de la isla. Allí mismo, el instructor de buceo lleva avena en hojuelas para alimentar a los peces que entre la locura de atrapar el alimento, crean un show de colores. Las mejores dos horas de mi vida.
Después de esta experiencia, el instructor afirma “bucear es como montar bicicleta, se aprende rápido y después de la primera inmersión, jamás se olvida”. De igual forma, es posible tomar el curso para la certificación internacional de buceo, que tan solo toma una semana de curso intensivo.
Es así como, el archipiélago de San Andrés continúa siendo todo un paraíso nacional e internacional que invita al turismo, como la forma más efectiva de recuperación tras las pérdidas que dejó el paso del huracán Iota. El mejor plan para salir de los lugares de visita comunes y donde se reúne la diversión, la buena compañía, la aventura y el amor por Colombia.
Recomendaciones:
Curso de buceo: @meridiano.82 en Instagram.
________________________-
Por: Paula Andrea Tavera, estudiante de Comunicación Social y Artes Visuales de la Pontificia Universidad Javeriana
Referencias
UNESCO. Abril del 2020. Seaflower Biosphere Reserve, Colombia. Recuperado de: https://en.unesco.org/biosphere/lac/seaflower
Comments