Hugo Perlaza es estudiante de primer semestre de Geociencias. Su lugar natal, Tumaco, Nariño, lo despidió hace ya casi un mes. Bogotá lo recibió junto a su mamá un cinco de enero, la primera vez que ella venía, la segunda vez para él gracias a un intercolegial de fútbol, deporte que le encanta. Él siempre había querido estudiar en Bogotá. A principios de diciembre supo que esa meta se iba a hacer realidad: había sido seleccionado para el programa Pa’ Lante Pacífico en la Universidad de los Andes.
Perlaza es solo uno de los 25 beneficiarios del programa de Pa’ Lante Pacífico, el cual ha permitido que estudiantes de distintos colegios de los 62 municipios del Litoral Pacífico entren a la universidad desde el 2019-1. ¿Qué territorios comprende el litoral? De acuerdo al Semillero del Pacífico, se comprende Murindó y Vigía del Fuerte en Antioquia, todos los municipios del Chocó, Buenaventura en el Valle del Cauca, 19 municipios en el Cauca Litoral y 10 municipios en Nariño.
Según el departamento de Apoyo Financiero de la universidad, el programa se basa en el modelo de Quiero Estudiar, pero a diferencia de este cubre hasta el 98% de la matrícula durante toda la carrera. Una vez graduado, el estudiante se compromete a devolver el 10% de sus ingresos por el doble del tiempo que disfrutó del beneficio. Los recursos aportados por los beneficiarios después de su grado serán reinvertidos en el Fondo Pa’ Lante Pacífico con el fin de apoyar a otros estudiantes.
Los orígenes
Nació de una idea en el Semillero del Pacífico, un grupo interdisciplinario de estudiantes y profesores creado en el 2015 por el decano de la facultad de Economía Juan Camilo Cárdenas y otros estudiantes interesados en la región. A finales de 2015 -cuenta Cárdenas en entrevista con este periódico- nos escribió un papá diciéndonos que su hijo había sacado el primer puesto en el puntaje del Saber 11 en Chocó. Su sueño era estudiar en Los Andes. Se llamaba Miguel Alejandro Rodríguez Barajas.
Barajas entró a estudiar economía en el 2016 gracias al programa Ser Pilo Paga y fue un líder destacado en el semillero y en su región. Lastimosamente, al terminar el tercer semestre, murió en un accidente automovilístico. Desde su oficina, el decano señala en dirección al jardín que se encuentra detrás de la estatua de Mario Laserna, hay un árbol sembrado en su honor.
La vida de Miguel Alejandro inspiró la creación de un programa que apoya a los estudiantes del Litoral. Explica Cárdenas: “por Quiero Estudiar los jóvenes del Pacífico no podrían competir con la gente de ciudades grandes con colegios muy buenos”. A partir de la propuesta del semillero, el ex rector Pablo Navas aceptó la idea de crear un fondo de Quiero Estudiar Pacífico en el 2018, dirigido a estudiantes con excelentes resultados académicos del Litoral con aspiraciones a estudiar economía en Los Andes, el cual marcó las bases para crear Pa’ Lante Pacífico, abierto a todos los programas de la universidad.
Catalina Vargas es otra beneficiaria, va en tercer semestre de Ingeniería Industrial y viene de Quibdó. Salió del colegio en el 2018 y nos dice que su sueño era estudiar en Los Andes. Por eso se inscribió y fue admitida en la universidad como estudiante regular. Sin embargo, su única oportunidad era obtener financiación a través de Quiero Estudiar. Un día la llamaron y le ofrecieron la posibilidad de aplicar al programa Pa’ Lante Pacífico. Cuenta que al finalizar la entrevista rutinaria, la encargada le pidió que leyera en voz alta una carta: “cuando empecé a leerla me di cuenta que era una carta del rector donde decía que era bienvenida a la universidad [...] No terminé de leerla y ya estaba gritando de la felicidad” . El caso de Hugo Perlaza fue similar: “yo estaba muy contento. Mi mamá me invitó una ensalada de frutas para celebrar”.
Los alcances
“pienso que no debería ser así. Ese puntaje te mide. Hay una brecha entre las municipios del Pacífico y las capitales, lo que ha sido un impedimento, tengo amigos que no pudieron entrar por el puntaje que obtuvieron”
La oficina de coordinación de Saide Gossaín es la que se encarga de los fondos del programa. Nos contó que dejaron de recaudar fondos en el 2018 y la idea es ir gastando progresivamente esos recursos. Además, esta oficina entiende la filantropía como el aporte de recursos económicos para poder apoyar financieramente a los estudiantes muy buenos que no tienen la capacidad para pagar la matrícula de uniandes. De hecho, en una entrevista publicada en la página de dicha oficina, el ex rector Pablo Navas sostiene:“financiemos y verán que con eso cambiamos a Colombia”, una frase que ilustra esta idea. Sin embargo, cabe preguntarse por el impacto de esta afirmación: ¿En realidad está cambiando a Colombia?
Una fuente cercana a los proyectos de impacto social en la universidad, que nos pidió no ser citada, resalta los aspectos positivos de Pa’ Lante Pacífico así como el impacto que esto ha tenido en la vida de los beneficiarios, pero considera que “es una solución simplista y sistemática. Si bien es importante la recolección de dinero para personas que lo necesitan, la brecha social dificulta el acceso a las becas”.
Su comentario alude a uno de los principales retos del programa: ¿cómo evaluar la excelencia en medio de desigualdad educativa? Pa’ Lante Pacífico es un programa que en principio busca atraer estudiantes con los más altos puntajes en el Saber 11, pero estos a su vez suelen estar correlacionados con las desigualdades socioeconómicas que son aún más agudas en regiones como el Litoral Pacífico. De hecho, Catalina Vargas, una de las beneficiarias que entrevistamos, afirma que el requisito sobre el puntaje del examen es un problema: “pienso que no debería ser así. Ese puntaje te mide. Hay una brecha entre las municipios del Pacífico y las capitales, lo que ha sido un impedimento, tengo amigos que no pudieron entrar por el puntaje que obtuvieron”.
Durante el encuentro semestral de la comunidad de becarios, el 15 de enero de 2020, el rector Alejandro Gaviria comentó que la universidad lidia con esta situación a través de una variación en el sistema de puntaje: no solo se cuenta el puntaje absoluto sino a su vez el relativo. Sin embargo, de acuerdo a la oficina de Filantropía, ellos deben primero ser admitidos como estudiantes regulares en el proceso normal. Según el boletín estadístico del 2018, el criterio de admisión se basa en el puntaje global de la prueba Saber 11. Además, en el acta del 12 de octubre de 2017 del semillero del Pacífico, se sostiene que no debe existir una discriminación positiva en el proceso de selección de los estudiantes. De ese modo, solo si los estudiantes del Litoral superan los puntajes de corte regulares se les puede considerar, por su orígen, para el apoyo económico.
Pero entonces, ¿a qué se refería el rector con el puntaje relativo? “No es algo exclusivo de Quiero Estudiar o Pa’ Lante, es en general: si hay un estudiante sobresaliente con respecto al promedio de su municipio, entra”, explica Cárdenas. Según el decano, en la primera oleada aplicaron aproximadamente 60 estudiantes y apenas 10 o 12 eran elegibles de acuerdo a los criterios de selección de la universidad. Este semestre (2020-l) aplicaron casi 200 y hubo alrededor de 50 o 60 elegibles. De esos escogieron a los 14 mejores. Esa selección se hace con los puntajes de corte que define cada facultad. Cabe aclarar que los colegios del departamento del Chocó, por ejemplo, no alcanzan a sacar más de 60 puntos en una escala de 100 según reportó revista Dinero en 2019.
Este hecho lleva a un reto importante del programa. De acuerdo a las actas del Semillero del Pacífico, Pa’ Lante busca aumentar las posibilidades de acceso a educación superior a los mejores estudiantes del Litoral Pacífico, es decir, beneficia a quienes obtienen los puntajes de corte de la universidad. No obstante, ese privilegio sería mínimo teniendo en cuenta que el sistema educativo en el Chocó posee evidentes brechas con respecto al resto del país. Según un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina del 2017, el Pacífico alcanzó niveles de 33.8% de pobreza multidimensional en 2015. El indicador lo ubica como la región con más privaciones de Colombia, excluyendo el Valle del Cauca.
¿Por qué Pa’Lante Pacífico y no otra solución?
“la educación superior sí la sabemos hacer. Además, esto trae diversidad a la comunidad uniandina y capacita a los líderes del Pacífico para que lleven ese impacto a su región”
Cabría preguntarse por qué, en un contexto de bajos niveles educativos en general, la solución sería invertir en becas a los mejores estudiantes y no pensar en otras alternativas que promuevan el impacto general de la población del Pacífico o su sistema educativo. Los mejores estudiantes suelen tener mayores oportunidades socioeconómicas.
¿Por qué, en cambio, no aumentar las posibilidades de la población joven del Litoral para ser seleccionados en una universidad acreditada? A esta pregunta, el decano Juan Camilo Cárdenas argumenta que invertir en la educación primaria y secundaria de la región para que permita que esa población entre a una universidad acreditada es una apuesta con los mismos riesgos y con un alcance de igual duración: “No hay fórmula mágica para acortar las brechas. Es un problema de maestros, de infraestructura, de inversión municipal, corrupción en las secretarías de educación en regiones [...] siete mil millones de pesos -lo recaudado para Pa Lante Pacífico- es muy poco para hablar de las proporciones del sistema educativo”.
Cárdenas argumenta que, a diferencia de lo que sucede con la educación básica y media, “la educación superior sí la sabemos hacer. Además, esto trae diversidad a la comunidad uniandina y capacita a los líderes del Pacífico para que lleven ese impacto a su región”. Cárdenas asemeja esta filosofía con la fundación de la universidad hace 70 años, cuando no existían carreras completas y enviaban a los estudiantes a que se formaran en universidades extranjeras: “A eso le apunta Pa’ Lante Pacífico con los estudiantes que se están formando en Bogotá”.
En ese sentido, Pa’ Lante tiene el reto de lograr impactar la región. Según Cárdenas, también se están promoviendo otro tipo de iniciativas en campo para impactar directamente en poblaciones. En el caso del Semillero, este cumple tareas de activismo como escuelas de formación para líderes de la región, encuentros en la universidad quincenales para analizar investigaciones y problemas regionales. Asimismo, la facultad de economía también cuenta con clases en campo en alianza con la Universidad de Ibagué para apoyar en proyectos de la alcaldía.
Invitación final
Así pues, este reto que afronta Pa’ Lante Pacífico, los alcances para impactar a mayor población juvenil del Litoral, deja preguntas sobre el sistema de filantropía y educación implícitas en muchos de los programas educativos del país. Asimismo, esta puede ser una invitación a la misma comunidad estudiantil. “El chocó tiene cosas hermosas, paisajes espectaculares, comida exorbitante, frutas deliciosas”- afirma Catalina Vargas- “Ustedes los bogotanos están aquí en el centro del país, pero también afuera en la periferia hay territorios y lugares que necesitan personas que sean capaces de generar desarrollo y de ayudar a las personas”. En ese sentido, mientras ellos se preparan como líderes regionales, es importante aprender de sus visiones del país, como Vargas muestra, y trabajar en conjunto para construir soluciones de impacto que genuinamente, como Pablo Navas decía en aquella frase publicitaria, cambiemos Colombia.
Por: Gabriela Herrera
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