La rueda de negocios y compradores de este mercado está mandado a recoger. Sí, para nadie es un secreto que el Bogotá Music Market (BOmm) es uno, si no el mercado más publicitado de la industria musical en Colombia y resulta obvio afirmarlo debido a su magnitud y a sus participantes de “renombre”. Edición tras edición, este mercado se jacta de circular talento local en un espacio donde los grandes compradores nos ponen disqueras como Universal, Sony, EMI y Warner. Entonces sí, en efecto el Bogotá Music Market es una ventana relevante, ya que, por lo menos, es la más grande y por año llega a contar con más de 200 artistas que hacen parte de las ruedas de negocios, laboratorios de emprendimiento y los espacios de participación en vivo como showcases, “BOmm Labs” y “BOmm Talks”.
Para la edición 2020, que tuvo lugar este mes, el evento de la Cámara de Comercio que promueve artistas nacionales de la industria se dio por primera vez de forma virtual y contó con la participación de más de 78 compradores internacionales. Probablemente, lo más interesante de todo el evento, fueron las 20 propuestas en vivo que se dieron en el marco de los showcases, dentro de los que se presentaron artistas como Ali A.K.A Mind, Apache, La Pacifican Power, Los Rolling Ruanas, Puerto candelaria, entre otros. Aunque en versiones pasadas del evento se han presentado grandes oportunidades para bandas, logrando la circulación de contados artistas locales en mercados musicales y festivales, tal como sucedió con Diamante Eléctrico, que fue seleccionada en la versión 2015 como agrupación telonera para el concierto de los Rolling Stones en Bogotá, la diversidad es de muy poca a nula y terminamos viendo en vivo solo a unos cuantos músicos nuevos, a las charlas con los mismos de siempre y en un espacio que parece no haber sido pensado para los artistas a quienes se dirige.
Convenientemente, dentro del BOmm olvidan que los independientes hacen parte no solo de las diferentes escenas musicales colombianas, sino que son un eje fundamental dentro del mercado de la música y son quienes están marcando el pulso de todo lo que se está dando actualmente a nivel musical en el país. Los sonidos contemporáneos, las bandas, los toques y por supuesto las nuevas propuestas que salen están en manos no solo de artistas independientes, sino de representantes y productores, que no tienen cabida en la propuesta de BOmm. Pareciera cada vez más contradictorio el formato y planteamiento de mercado y difusión que se le da a los showcases y a las ruedas de negocios. Por un lado, se piensa la curaduría y la puesta en escena para una mayoría de artistas que bien son independientes o emergentes y por el otro, las ruedas de negocios se estancan en los mismos modelos y son impulsadas por las mismas compañías de siempre, donde brillan por su ausencia los representantes y productores independientes, que son quienes conocen de primera mano las propuestas actuales en el país.
Edición tras edición se ignora la importancia, la experiencia y los nuevos aires que vienen con aquellos que en la práctica son quienes verdaderamente impulsan el mercado musical en el país y que no se encuentran trabajando de la mano con grandes empresas o disqueras. Estas ausencias son especialmente problemáticas, ya que es precisamente allí, con los productores, artistas y representantes emergentes o independientes, donde se encuentra la diversidad y el conocimiento de los problemas y realidades actuales de escenas locales como la electrónica, espacio que en el BOmm no se da y que como mercado no está diseñado para promover propuestas de crecimiento y de negocio acorde a las necesidades de la industria local. No podemos pretender que las mismas empresas que llevan modelos estancados desde hace años sean quienes hagan las “nuevas” propuestas de artistas, mercados, música y conciertos en el país. No se están acomodando a la realidad que enfrenta esta industria a nivel nacional, como se está moviendo y quienes la están consumiendo.
La estrategia propuesta por Bogotá Music Market está dirigida a músicos y artistas independientes, pero paradójicamente tienen como propuesta modelos de negocios de grandes compañías disqueras como Sony, o productoras de eventos como OCESA. Evidentemente la forma como fue pensado este mercado fue para beneficio de algunas empresas o incluso bancos y no atiende a las necesidades de la gran mayoría de artistas que están emergiendo y cuya realidad no se ajusta a las de estas grandes industrias promotoras, lo cual está lejos de apoyar las distintas escenas locales. Debo confesar que en un principio vi un fragmento de la agenda de la versión 2020 en Twitter y por un momento pensé que se trataba de una broma de mal gusto dentro del círculo de independientes, pero resulta que la “charla inspiradora con Alex Campos”, la “charla inspiradora con Andrés Cepeda”, la participación de los tres pupilos de Carlos Vives y la presencia desinteresada del Grupo AVAL era real y una burla directa al trabajo de artistas, productores y promotores emergentes. Una vez más, el BOmm dio cuenta de cómo año tras año esta rueda de negocios es una conversación, cuando no monologo, de los mismos para los mismos, con los independientes como la excusa perfecta para jactarse de ser un mercado diverso de talla internacional.
Por: Carolina Sánchez-Rojas. Estudiante de Literatura y Diseño en la Universidad de los Andes.
Diseño por: Ana Rivera
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