Si a usted le piden nombrar diez científicos colombianos, ¿sería capaz?
Carlos Guarnizo, profesor del departamento de Ciencias Biológicas en la Universidad de los Andes, cree que la mayoría de los colombianos no podría, que responderían si acaso «Patarroyo, Llinás, Yunis…» y que, además, las personas se los imaginarían a todos hombres, viejitos y medio locos como esa imagen de Einstein que todos tenemos en la mente.
Y si le preguntan sobre investigación científica hecha por colombianos, ¿sabría qué responder?
Carlos lleva 20 años trabajando con ranas, estudiando su ADN y la geografía colombiana para encontrar una explicación a la diversidad de especies que se encuentra en nuestro país. Sin embargo, se dio cuenta que su investigación era recibida principalmente por sus colegas. Los científicos que hacen investigación suelen publicar sus resultados en alguna revista científica, que por lo general son en inglés, en un lenguaje técnico que sólo las personas en ese campo de investigación entienden, así que el número de lectores es reducido. Además de eso, los científicos se presentan en conferencias, simposios y foros donde la audiencia son los mismos colegas. Así que Carlos empezó a buscar una forma de transmitir el conocimiento científico a las personas ajenas a la ciencia, pues «muchas veces los fondos que uno utiliza para la investigación vienen de Colciencias, una entidad pública que saca plata de los impuestos que paga la gente y ellos no reciben de vuelta los resultados de la investigación», y añade que es la falta de comunicación una de las responsables de los recortes de presupuesto para ciencia y tecnología.
Ciencia Café pa’ Sumercé nace hace un año de la mano de Carlos Guarnizo y varios profesores de universidades e instituciones. Esta iniciativa busca cambiar eso que Carlos había venido notando, la falta de comunicación. Por medio de videos se puede ver a científicos entrevistando científicos, pero en un lenguaje ameno, poco técnico y con apoyo visual. El formato fue escogido por dos razones principales: la primera es cautivar, atraer al público joven y a todas esas personas que muchas veces prefieren ver videos en lugar de leer. La segunda razón es que las personas puedan responder a la primera pregunta de este artículo sin el imaginario de Einstein, para que la audiencia vea a los científicos y científicas como lo que en verdad son: personas comunes y corrientes que atraviesan un proceso extenso, con posibles obstáculos y fracasos en el camino.
Pero eso no es todo, Ciencia Café pa’ Sumercé también tiene un espacio físico dónde se habla de ciencia. La cita es el primer miércoles de cada mes en La Aldea Arde, un bar en el centro de Bogotá. Este café de ciencia se organiza en «un sitio informal y relajado sin la connotación académica para que la ciudadanía vaya y aprenda de ciencia. La gente se toma un café, una cerveza o se come una empanada mientras escucha a cuatro expertos hablar sobre un tema», cuenta Carlos. Independientemente del tema de la charla, siempre se van a encontrar diferentes ángulos: científicos, administradores, sociólogos y otros. De todos modos, antes de cada evento se acuerda con los panelistas evitar el uso de lenguaje científico, pero de escaparse alguna expresión no es raro escuchar a Carlos gritar «¡un momentico! Aquí está terminantemente prohibido decir esa palabra», causando risa y relajando el ambiente.
La comunicación científica que buscaba lograr Ciencia Café pa’ Sumercé ha tenido bastante acogida: los cafés tienen un aforo promedio de 200 a 300 asistentes. De hecho, al primero asistieron 400 personas, lo que hizo pensar a Carlos que era suerte de principiante (después de pensar que no iría nadie). En Facebook, recientemente, alcanzaron los 10,000 seguidores y las vistas a los videos han llegado hasta 15,000. Carlos celebra esto como un logro. Asegura que si a un científico le va muy bien, en tres años su artículo puede alcanzar 1,000 lectores. Los videos que ahora publica pueden llegar fácilmente a las 5,000 vistas en una semana.
El éxito sigue creciendo pues ya les han pedido viajar a otras ciudades para realizar un Café Ciencia allá, lo que Carlos ve como una oportunidad para que la charla sea estilo semillero y que la gente aprenda cómo se hace y lo siga haciendo, «eso sería un sueño, inspirar a los demás». Además, tienen una petición por parte de Colciencias para presentar una video-serie.
Los organizadores de Ciencia Café pa’ Sumercé hacen lo que hacen por puro amor a la ciencia y a la comunicación de la ciencia, ninguno vive de eso. Intentan hacer que la iniciativa sea sostenible vendiendo calcomanías en los cafés con lo que sostienen los regalos y premios que dan. Carlos recalca que las personas siempre se han mostrado muy dispuestas a ayudar, que nunca le han negado una entrevista por cuestiones distintas a conflictos de tiempo. Para aquellas personas que no pueden asistir a los cafés, la mejor manera de ayudar es viendo y compartiendo los videos y las redes sociales.
«En Colombia nos hace falta apreciar más las ciencias, las matemáticas, y su importancia. Uno a veces lo cree como algo abstracto, pero la sociedad moderna depende casi que 100% del resultado del trabajo. Un celular no existiría sin la ciencia y la tecnología. Es importante la labor de mostrar la importancia de la ciencia y para qué sirve en Colombia», resalta Carlos como comentario final.
Por: Sara Cely
Fotografías cortesía de Ciencia Café pa' Sumercé
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