En el mes de julio de 2023 un grupo de aproximadamente 30 estudiantes de la Universidad Distrital se reunió en las instalaciones de la Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología (ATENEA) ubicada en el Parque Central Bavaria. El motivo de la reunión era exigir una respuesta clara ante el retraso en el pago de los subsidios por la suma de 1 salario mínimo que, se supone, deberían recibir cada semestre al ser beneficiarios del programa Jóvenes a la U, para que puedan solventar sus gastos mientras estudian.
Alejandra Guzmán fue una de las asistentes. Ella se encuentra cursando tercer semestre de la licenciatura en lenguas extranjeras en la Universidad Distrital y para el 9 de septiembre del 2023 le dijo al periódico que solo recibió el primer subsidio correspondiente al primer semestre académico. En medio de la incertidumbre encontró casos de compañeros en la misma situación. “Nosotros presionamos en ATENEA. Fuimos un grupo grande de estudiantes”, cuenta Alejandra. “Nos dirigieron a una sala y nos explicaron que había errores de la universidad en cuanto a datos y que había personas que recibían el primer pago y se retiraban del programa, así que ellos tenían que cuadrar esa información”.
Meses atrás, el representante estudiantil de su facultad había logrado organizar a un grupo de 30 estudiantes de la misma universidad que le manifestaron su inquietud sobre la falta de pago en el subsidio de apoyo financiero. Al llegar a las instalaciones de ATENEA fueron atendidos por las secretarias, quienes pasaron una lista pidiendo sus nombres y cédulas para verificar qué estaba pasando con sus subsidios. Les dieron un plazo de 15 días, pero como manifiesta Guzmán, “eso quedó ahí en el vacío”.
Ser universitario en Colombia representa un sin fin de gastos que van más allá del valor de la matrícula y sin los cuales estudiar resulta imposible. Desplazarse al campus, la alimentación y los materiales de trabajo implican algunos de estos gastos adicionales. No poder solventar dichas necesidades dificulta la permanencia e incluso lleva a que estudiantes tomen la decisión de desertar de la educación superior. El Uniandino conoció diez casos de estudiantes de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, en Bogotá, y que hacen parte del programa Jóvenes a la U, que por razones que no terminan de ser tan claras no han podido recibir los subsidios a los que tienen derecho.
Jóvenes a la U: ¿una promesa incumplida?
Jóvenes a la U es un programa de acceso —y permanencia— a la educación superior que se encarga de financiar el 100% del valor de la matrícula en programas en los niveles técnico, profesional, tecnólogo y profesional universitario en instituciones de educación superior tanto públicas como privadas. El programa fue entregado por la Alcaldía Mayor de Bogotá y entró en vigencia el año 2021. Hace parte del Plan de Desarrollo Distrital 2020-2024 que buscaba ofrecer 20 mil cupos nuevos de educación superior con el fin de cerrar las brechas de desigualdad en materia de educación.
La Secretaría de Educación Distrital, ATENEA, los Fondos de Desarrollo Local y las Instituciones de Educación Superior se encargan de realizar los aportes necesarios para cubrir el valor de la matrícula, al igual que los apoyos de sostenimientos. La alcaldesa Claudia López, en un evento que se llevó a cabo el 26 de junio del año pasado en el palacio Liévano, confirmó que en las cinco convocatorias que se han realizado han beneficiado hasta 36.000 jóvenes.
Explicar el modo de operar del programa Jóvenes a la U es remitirse a un compilado de información gruesa y si se quiere cambiante. Cada convocatoria estableció reglas de juego diferentes. Aunque en términos generales, el programa busca apoyar a poblaciones diversas de jóvenes menores de 28 años, socioeconómicamente vulnerables y con buenos puntajes en las pruebas SABER.
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“Yo había intentado ingresar a la Universidad Distrital y no lo había logrado, ya con Jóvenes a la U quedé como opcionada y pude empezar el proyecto curricular”, cuenta Evelyn Díaz, estudiante de cuarto semestre de Comunicación Social y Periodismo. A medida que pasaban los semestres notaba que a sus compañeros les desembolsaban el subsidio financiero y a ella no. “Sufrí un accidente en el mes de noviembre y me hubiera ayudado mucho tener la ayuda que me habían prometido”, afirmó esta joven estudiante para referirse a su situación durante el año pasado.
Ella envió un correo exponiendo su caso ante ATENEA, pero no recibió una respuesta por este canal, así que decidió ir a las oficinas en busca de una solución. “Un chico de ATENEA me dijo que reenviara el correo que meses atrás había enviado con el comprobante de que sí había estado hospitalizada. Me pareció humillante”, agrega.
Tras más de un año y medio desde su ingreso a la universidad, dirigirse —por lo menos una vez al mes— a las oficinas de ATENEA a preguntar por qué no llegaba su subsidio, se convirtió en parte de su rutina diaria. En ocasiones pensó en poner una tutela, pues las respuestas que le daban eran superficiales y se reducían a tomar nuevamente sus datos y darle un tiempo de espera de 15 días. “No contar con el subsidio significa ir a la universidad con hambre”, afirmó Díaz.
ATENEA fue creada en el 2020 como una entidad pública adscrita a la Secretaría de Educación del Distrito. Entre sus objetivos está fortalecer e incentivar el acceso y la permanencia a la educación superior a través de becas y apoyos económicos, al igual que coordinar proyectos que fortalezcan la ciencia, tecnología e innovación. El Informe de Gestión del año 2022 de ATENEA, establece que el objetivo del subsidio “Jóvenes a la U” es “la reducción del riesgo de deserción asociado a motivos económicos”.
¿Pero cómo puede cumplirse esta misión si los apoyos llegan tarde o no llegan?
Ante las quejas de varios beneficiarios del programa “Jóvenes a la U”, la Secretaría de Educación de Bogotá, por medio del portal institucional, publicó, el 15 de septiembre del 2022, un comunicado sobre la transferencia de apoyos académicos. Allí se dijo que la Administración Distrital cuenta con los recursos suficientes para el pago de la matrícula y los apoyos de sostenimiento. Además, enfatizó que “el tiempo para llevar a cabo la entrega de apoyos económicos depende directamente de lo que tarde la entrega de la información requerida por parte de las instituciones de educación superior”.
De acuerdo con el comunicado, pareciera que el compromiso es bilateral: las universidades deben entregar la información a tiempo y la Agencia verificar y gestionar el desembolso. Aun cuando las obligaciones parecen claras en la letra, la realidad parece ser otra.
“Uno se dirige a la universidad, a la facultad, a la coordinación y dicen que todo tiene que ver con ATENEA y en ATENEA dicen que la Universidad no pasa reportes, que no pasa los nombres, que no pasa absolutamente nada. Así se van tirando la pelota y uno nunca sabe con quién hablar”, manifestó Mayra Ximena Torres, estudiante de tercer semestre de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Distrital y perteneciente a la tercera convocatoria de Jóvenes a la U. Ella no está sola en su reclamo.
Otros estudiantes universitarios como Yenifer Ospino, Santiago Ruedas y Laura Galeano hacen parte de la larga lista de beneficiarios que tienen que insistir reiteradamente por el pago de su subsidio “Si yo no tengo ese subsidio se me hace muy difícil estudiar. O estudio con el beneficio, o me salgo de estudiar y me pongo a trabajar”, se cuestionó Galeano con preocupación.
¿Qué dicen las autoridades competentes?
El Uniandino habló con Amaranta Delgadillo, quien en 2023 era contratista de la Universidad Distrital, y hacía parte del equipo de trabajo que se encargaba de brindar atención presencial a los estudiantes en lo que respecta a “Jóvenes a la U”. Ella menciona que “cada universidad tiene un grupo que se encarga de gestionar los procesos y reportarlos a un enlace: una persona que se encarga de llevar la información directamente a la agencia”.
En el caso de la Universidad Distrital, la información se centraliza en la Vicerrectoría Académica. “La agencia había acostumbrado a los chicos en el 2022 a que ni siquiera se había acabado el semestre y les pagaban. Muchos chicos que no acababan el semestre tan pronto recibían la plata se iban. En el 2023 ATENEA nos dijo que no podíamos cometer el mismo error. No podemos arriesgar un recurso público en algo que pueda ser dudoso”, cuenta Amaranta.
Según explica Delgadillo, es la misma Universidad Distrital la que se encarga de reportar qué estudiantes finalizan el semestre para luego enviar la información a la ATENEA, quienes tardan un mes en realizar la verificación de cada estudiante y luego remitir nombres y datos a la Secretaría de Hacienda, quien es la encargada de hacer el pago.
“A nosotros nos han dicho que la Secretaría de Hacienda tarda mínima 15 días, los bancos se demoran 15 días y ahí es donde tenemos los rebotes”, menciona Delgadillo. Errores en el diligenciamiento de los datos, o el hecho de que los beneficiarios alcancen la mayoría de edad, habiendo ingresado al programa siendo menores, explican, según la contratista, los rechazos en los giros y las tardanzas en los pagos incorrectos.
Los obstáculos para recibir un subsidio
Mauricio Tabares, estudiante de tercer semestre de Ingeniería de Sistemas de la Universidad Distrital, explica que la Agencia ATENEA envía un link donde se llena la información bancaria y en caso de los llamados “rebotes” le piden hacer una rebancarización, es decir, un cambio de sus datos bancarios. El proceso implica cambiar sus billeteras digitales y suministrar una nueva cuenta para el ingreso del dinero. “Realmente no sirven de nada porque te dicen ‘bueno, vamos a hacer rebancarización porque no tenemos los datos de ustedes y como al otro mes vamos a volver a hacer rebancarización y ahí queda”, explicó con frustración este estudiante.
En algunos casos, la rebancarización ha ayudado a algunos de los beneficiarios del programa, aunque la tramitología sigue siendo un obstáculo. Tal es el caso de Maikol Steven Wagner, quien estudia Administración Deportiva en la Distrital. “Yo estaba en Nequi y me pasé a Daviplata para recibir los pagos y fue un proceso de casi dos meses molestando”, cuenta.
Para finales del segundo semestre del 2023, el caso de José Fernando Montiel, estudiante de Comunicación Social de la Distrital, pareciera ser más preocupante. Este afirmó no haber recibido ningún subsidio al no contar con ninguna chequera digital. Montiel, ciudadano venezolano, cuenta con un permiso de protección temporal que no admite registrar información en ninguna de las billeteras móviles. Pese a sus reclamos, en ATENEA no le han dado una respuesta clara sobre lo que puede hacer para recibir su subsidio.
“Nos ha pasado que los chicos nos hacen reclamos al equipo interno. Ellos no saben que quien paga es ATENEA”, cuenta Delgadillo, quien además afirma que la misma agencia les ha pedido direccionar a los estudiantes a sus instalaciones y no intervenir en el proceso, pues al manejar información de cuentas bancarias, no cuentan con la autorización de cada estudiante, de manera que no pueden compartir los datos de bancarización y billeteras digitales con la universidad.
Durante repetidas ocasiones el Uniandino se puso en contacto con la Agencia ATENEA. A través de correo electrónico se recibió una respuesta de un contestador automático que indicaba que la solicitud estaba en proceso. En las oficinas, uno de los asesores del call center indicó que no era posible conceder una entrevista y aunque el periódico se comunicó con el director de la Agencia, su respuesta se redujo a agendar una cita con su jefe de comunicación, que nunca respondió mensajes ni llamadas.
Ante el silencio de ATENEA, las voces de los mismos estudiantes dan cuenta de lo que está en riesgo ante la ineficiencia en el pago de los subsidios. “Salirse o desertar es el problema de que el subsidio sea tardío e incluso en ocasiones no llegue”, dijo Juan Sebastián Porto, estudiante de la Licenciatura en Lenguas Extranjeras de la tercera convocatoria de Jóvenes a la U.
Para muchos estudiantes, Jóvenes a la U se ha convertido en toda una odisea para quienes adelantan sus estudios y ven truncado su camino. La ineficiencia, que relatan los estudiantes, en el sistema de pagos para su subsidio, pareciera oponerse a los sueños de estos jóvenes que aspiran salir adelante a través de la promesa de la educación.
Por Laura Camila Calvo Flórez
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