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  • El Uniandino

El 2020-2 camina por la cuerda floja | Parte 1

Actualizado: 25 may. 2020

Datos de estudiantes desertando, caída en las consultorías y los servicios profesionales, una reducción en el número nuevo de matriculados, una proyección del déficit que llega a los 100 mil millones de pesos y en general un panorama económico Nacional con los peores indicadores de la historia se configuran para volver al 2020-2 uno de los semestres más complicados para la Universidad de los Andes.


Aunque las medidas sobre la admisión parecieron funcionar -el 45% de los inscritos vienen de los 61 colegios con admisión automática-, Los Andes tendrá que jugar varias cartas para balancear sus ahorros, mantener lo más alto el número de matrículas y ayudar a los estudiantes que más lo necesitan. Una factura que, para muchos, le llega por la baja diversificación de sus ingresos. El Uniandino le cuenta la historia completa.



*** Esta es la primera entrega de un reportaje de El Uniandino sobre el futuro del próximo semestre en varias aristas: las matrículas, la diversificación de ingresos, la nómina de los profesores y la calidad de la cases. Lea la próxima semana la segunda parte.





La magnitud del problema


[...] de los 3060 aspirantes el 45% utilizó el mecanismo de admisión directa. Este número es particularmente positivo si se tiene en cuenta que para el cierre de inscripciones del mismo periodo del año 2019 [...] se recibieron 3875 aspirantes.

El Uniandino revisó las actas del Consejo Académico que se encuentran para el público acá. En ellas se detallan ciertas cifras al respecto de tres escenarios potenciales para las matrículas en pregrado, y sus implicaciones en las finanzas de la universidad. Según el acta del 23 de abril, hay un potencial de 1400 estudiantes que podrían desertar. Esto se calculó a partir de información sobre la fuente de ingresos de sus familias y la estabilidad laboral en medio de la coyuntura. Con esto, se estiman alrededor de 12 mil estudiantes antiguos de pregrado que se van a matricular para el segundo semestre del 2020 (2020-2).


Respecto a las medidas temporales de admisión, las decisiones parecen estar dando resultados. Aunque en su momento se dijo que la admisión automática a 61 colegios no aumentaría el número de matriculados de estas instituciones de forma significativa, como lo reportó este periódico, lo cierto es que para el 16 de abril, de los 3060 aspirantes el 45% utilizó el mecanismo de admisión directa. Este número es particularmente positivo si se tiene en cuenta que para el cierre de inscripciones del mismo periodo del año 2019, cuando no había pandemia, se recibieron 3875 aspirantes.


En la siguiente tabla se muestra la distribución de aspirantes según dijo la directora de Admisiones y Registro, Claudia Meza, al Consejo Académico el 16 de abril, tal como quedó consignado en sus actas:


Del total de aspirantes, se estima que se matricularán entre 1.3 mil y 1.8 mil estudiantes nuevos para el próximo semestre. Sin embargo, a pesar de que esa cifra no es mala, el número de desertores junto a otros rubros equivaldría a un déficit presupuestal sin precedentes en la historia de la universidad. Para el 16 de abril, el peor escenario que estableció la Vicerrectoría de Servicios y Sostenibilidad, en conjunto con la Dirección de Planeación, plantea un déficit de casi 200 mil millones. Vale la pena mencionar que ese no fue el marco utilizado por la universidad para proyectar el impacto financiero de la pandemia. En cambio, utilizaron un escenario más realista que prevé cerca de 100 mil millones de hueco presupuestal.


[...] para el 15 de mayo la proyección de la cifra de impacto iba en 68.7 mil millones de pesos en los ingresos para el 2020-2, siendo la caída en las matrículas de pregrado responsable por el 40% de esa cifra.

A medida que se han tenido datos recientes de inscritos, la estimación ha mejorado sin dejar de ser preocupante. Una fuente de alto nivel le contó a este periódico que para el 15 de mayo la proyección de la cifra de impacto iba en 68.7 mil millones de pesos en los ingresos para el 2020-2, siendo la caída en las matrículas de pregrado responsable por el 40% de esa cifra.



El problema de las matrículas


“Sumar descuento por hermanos más bono solidario más créditos blandos. Va a ser una logística bastante grande pero muy bien pensada para cuidar los recursos de la universidad y dar el máximo de ayudas posibles”

La mayoría de estudiantes pidieron una reducción generalizada de la matrícula. No obstante, una de los argumentos para no tomar esta decisión en primera instancia tuvo que ver con la diferencia socioeconómica estudiantil, esto es, las posibilidades y las limitantes que cada estudiante tiene para enfrentar la coyuntura. La misma fuente que nos contó de las proyecciones actualizadas, nos dijo que cerca de tres mil estudiantes en la universidad tienen seguros universitarios. El Uniandino no pudo comprobar esta cifra, pero el debate se mantiene: reducir la matrícula no cambia la disposición de esos estudiantes a inscribirse o no y en cambio funciona como una especie de subsidio para las aseguradoras.


El resultado de esta deliberación fue un anuncio del rector en donde se detallan ciertas medidas de flexibilización para las matrículas del próximo semestre. Aunque algunas ya existían y tuvieron una ampliación por la coyuntura como los préstamos condonables para carreras especiales o los créditos blandos a estudiantes nuevos y antiguos, surgen otras medidas como la reducción del 50% del valor de matrícula de programas de doctorado y la eliminación de todos los costos de inscripción o penalidades por obligaciones de matrícula.

Pero tal vez la medida más notoria sea la del “bono solidario”, como lo ha llamado la universidad. Se trata de un descuento del 10%, por única vez, para la matrícula de los estudiantes de pregrado y maestría que acrediten necesidad económica. Los detalles para aplicar a ese descuento se encuentran en esta página y la convocatoria estará abierta desde el 19 de mayo hasta el 8 de junio del 2020. Felipe Acosta, representante estudiantil ante el Consejo Superior nos dijo que el objetivo es hacer paquetes de ayudas acorde a la necesidad particular: “Sumar descuento por hermanos más bono solidario más créditos blandos. Va a ser una logística bastante grande pero muy bien pensada para cuidar los recursos de la universidad y dar el máximo de ayudas posibles”


No obstante, para algunos esta situación sigue siendo compleja debido a que antiguamente ya contaban con créditos en el ICETEX o en otras entidades. La idea de seguir endeudándose no es la opción favorita de nadie. Daniela Morales, estudiante de sexto semestre de Ingeniería Química, afirma: “No me parece que una medida pertinente sean los créditos, porque mis papás no tomarían esa opción, uno siempre termina pagando más de lo que le prestaron. Y ya la matrícula es lo suficientemente alta como para pagar más.”


Morales no es la única con esa preocupación. Muchos estudiantes se han manifestado en los últimos días frente a las medidas de las universidades relacionadas a la matrícula: algunas en mayor o menor medida han podido ofrecer alternativas. Frente al panorama virtual o semipresencial, los estudiantes consideran que no se justifica el pago común y corriente. A través de hashtags en Twitter como #matriculacero, #DuqueSalvelasIES, #SOSestudiantesUprivadas, #Uniandesimpagable y #usabanaresponde se han manifestado en las redes sociales.


En la Universidad de la Sabana también se han generado mayores posibilidades de pago relativas a préstamos con condiciones flexibles. Iván Lozano, representante estudiantil ante el Consejo Superior de La Sabana, nos cuenta: “Le pedimos al rector que abriera un espacio parecido al que abrió Gaviria en Los Andes y fuera él quien transmitiera el mensaje y respondiera las preguntas. La razón principal que da él es que los costos fijos se mantienen”.


En el caso de la Universidad Javeriana, hablamos con Alejandra Sánchez, también representante ante el Consejo Superior de esa institución. Ella nos contó que hasta el momento no había una reducción generalizada sino un descuento del 5% por pronto pago que siempre ha existido y la idea en el corto plazo es ofrecer mecanismos de financiación flexibles.


¿Por qué no reducir más?


“Si no fuera por eso, solo prestando servicios de educación, la universidad estaría dando pérdidas desde hace varios años. Si el próximo semestre tuviéramos un hueco de 100 mil millones, significaría que en un semestre perdemos un tercio de los ahorros de la universidad y parte de lo que está generando rendimientos financieros en caso de que toque sacar más plata de ahí”

Como el rector ha explicado, la universidad tiene cuatro fuentes de ingresos principales: las matrículas, las consultorías y servicios, las donaciones y los rendimientos financieros del endownment. En la charla del 28 de abril organizada por el Consejo Estudiantil Uniandino, Gaviria comentó que sobre las matrículas cae el peso del 70% con respecto al total de ingresos, lo que hace que cualquier cambio en su valor impacte de forma indiscutible las finanzas de la universidad. Por su parte, Óscar Pardo, vicerrector de Servicios y Sostenibilidad, le dijo a El Uniandino que el endownment se perfiló como una posible fuente de recursos para aportar al alivio económico que pidieron los estudiantes en esta coyuntura: “[...] todas las universidades serias y responsables cuentan con este fondo, un patrimonio compuesto por activos, donaciones y recursos [...] para temas especiales, para cuando la universidad tenga cosas estratégicas por desarrollar y los necesite”. Actualmente, el fondo de inversión aporta aproximadamente 300 mil millones a las finanzas de la universidad y gracias a una descapitalización del 10% de esos rendimientos, es decir, 30 mil millones, se pudo crecer la bolsa de alivios económicos para los estudiantes.


“No existe una preocupación por una eventual desestabilización de la universidad, sino que las reservas se utilizan precisamente para estos escenarios”

Acosta, no obstante, menciona que el endowment es una fuente de diversificación de ingresos y sacar dineros de allí es riesgoso financieramente pues son los ahorros de la universidad, razón por la cual solo se utilizó el 10 %. Explica: “Si no fuera por eso, solo prestando servicios de educación, la universidad estaría dando pérdidas desde hace varios años. Si el próximo semestre tuviéramos un hueco de 100 mil millones, significaría que en un semestre perdemos un tercio de los ahorros de la universidad y parte de lo que está generando rendimientos financieros en caso de que toque sacar más plata de ahí”. Según él, para Los Andes, utilizar el dinero de sus inversiones no es menor cosa: “La universidad en términos operativos no genera nada y en rendimientos genera beneficios pero son muy pocos. Si una universidad se mueve con 600 mil millones de ingresos por todas sus actividades de educación y al final los excedentes son solo 12 mil millones, pues no es nada”.

Pardo, por su parte, nos comentó que el endownment se utiliza para fines estratégicos de la universidad y eventualidades críticas. “No existe una preocupación por una eventual desestabilización de la universidad, sino que las reservas se utilizan precisamente para estos escenarios”. De hecho, como nos contó el vicerrector, hace diez años se utilizó parte de esos recursos para apalancar la actualización y mejoramiento de la infraestructura.

La diversificación de ingresos vs. La dependencia de la matrícula

De acuerdo a un estudio del 2018 de El Observatorio de la Universidad Colombiana, la Universidad de los Andes es la cuarta universidad con mayor patrimonio, después del Externado, la Javeriana y la Pontificia Bolivariana. Esto es relevante porque, aunque tiene por mucho la matrícula más cara del país, este no es un indicador de su patrimonio sino más bien de su dependencia de estos recursos para crecer.

Si las matrículas disminuyen, las consultorías se detienen en su mayoría y las donaciones y parte de estos rendimientos se emplean en afrontar la crisis, ¿cuáles serían los ingresos de la universidad? El problema de la dependencia de las matrículas no es nuevo, pero ahora se hace más visible.


“En la universidad en general han sido muy negligentes respecto a la prioridad que le dan. Pablo Navas logró estabilizar las cuentas de la universidad pero no le metió al tema de la diversificación"

El vicerrector Pardo cuenta que la universidad lleva dos años buscando estrategias de diversificación de ingresos de forma más intensa. “La idea era hacer cosas diferentes para diversificar ingresos de forma interna y externa”. El plan contempla, además, que cada dependencia piense en sus propias estrategias para diversificar. De hecho, antes de la pandemia, la universidad experimentó un apretón económico que tuvo que ver con la disminución del alza de matrículas en pregrado y la estrategia de inversión en infraestructura: “Siempre se crecía el IPC más 2% y ahorita bajamos al IPC más 1%. Es una medida que se tomó hace dos años cuando dijimos que no podíamos crecer a punta de crecimiento del precio [de matrículas]”, concluye Pardo.


El gerente del campus, Maurix Suárez, explica: “Desde el 2015 la estrategia de diversificación de ingresos está desplegada [...] un rubro fuerte de diversificación eran las consultorías, pero se apretaron fuertemente por la coyuntura económica [...] el año pasado logramos un ingreso de 80 millones de pesos por diversificación, y para este año esperábamos un ingreso de 250 millones por esa misma razón”. Y agrega que, aunque han hecho esfuerzos grandes y buscando alianzas, es poco probable que se alcance ese número.

Sin embargo, a pesar de que en cada Plan de Desarrollo se habla de ello, las matrículas siguen siendo el 70% de los ingresos de la universidad. “No es una decisión de la universidad depender de las matrículas, es la naturaleza de la universidad. De hecho en Colombia somos de las universidades que más diversificación tiene. La primera universidad que formó un endowment y todo este proceso de donaciones”, remata el gerente del Campus.


"Nunca lo pusieron como una prioridad y en este momento, cuando las matrículas se caen, pues todo colapsa”

Pardo afirma que la meta de la universidad en cinco años es bajar la dependencia de la matrícula por lo menos al 60%: “Estaba en ochenta y pico, bajarla a 70% y luego bajarla a 65%. Es un esfuerzo duro porque sí hemos sido ‘matriculadependientes’, pero ya está en la cabeza de todos, ya es una prioridad, ya hay muchos frentes que se están trabajando para bajar ese porcentaje en cinco años”. Además, agrega que esta dependencia no es exclusiva de la Universidad de los Andes: “Las universidades top del mundo no dependen tanto de las matrículas sino de otros ingresos, pero las latinoamericanas somos muy dependientes de las matrículas y nosotros estamos en ese círculo, pero hay que salir de ahí”.


Felipe Acosta no está de acuerdo con que la diversificación haya sido una prioridad. “En la universidad en general han sido muy negligentes respecto a la prioridad que le dan. Pablo Navas logró estabilizar las cuentas de la universidad pero no le metió al tema de la diversificación. Gaviria le mete al tema de la diversidad socioeconómica y todo el año ha estado trabajando en eso. Mientras tanto Óscar Pardo ha sido el encargado del tema pero ellos no le vieron mucho afán. Realmente se hicieron planes muy buenos de diversificación pero ninguno se ha empezado de forma seria. Nunca lo pusieron como una prioridad y en este momento, cuando las matrículas se caen, pues todo colapsa”.


"En los países desarrollados, la carga de los recursos de investigación los da el Estado y el Estado en este país no tiene como prioridad investigar"

Desde la vicerrectoría, Pardo comenta que este es un riesgo de una universidad investigativa. “Cuando le apuestas a una universidad investigativa tienes que tener los mejores profesores y deben ser investigadores o la gran mayoría tener doctorado. En los países desarrollados, la carga de los recursos de investigación los da el Estado y el Estado en este país no tiene como prioridad investigar, entonces nos toca a nosotros buscarnos la manera de conservar la calidad, conservar la investigación y buscar los recursos para que esa calidad no caiga”.


A pesar de la falta de apoyo del Estado en materia investigativa, Pardo añade que por otro lado, sí han recibido otras ayudas del Ministerio de Educación en proyectos como el Plan Padrino, apoyo en tecnología y han hecho ayudas internas del ICETEX para flexibilización de créditos, cuestionables para algunos estudiantes como hemos visto. “A nosotros nos está dando facilidades de pago, posibilidades de aumentar el crédito a estudiantes y ahora de poder tomar protocolos de bioseguridad para el próximo semestre [...] ellos nos van abriendo camino”.


Para muchos estudiantes del país, el Estado es la principal instancia que podría permitir un alivio financiero a las universidades. De hecho, el 7 de mayo, la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles (ACREES) envió una carta al Gobierno de Iván Duque con cinco solicitudes para ayudar a las universidades privadas en la crisis. Alejandra Sánchez, representante de la Javeriana y miembro del Comité Ejecutivo Nacional de la asociación, nos dijo que la carta tenía el propósito de “exigirles unas medidas que se le salen de las manos a las universidades pero que es necesario que desde el Gobierno se garanticen. Por ejemplo, la permanencia de los endeudados en el ICETEX más allá de que les reduzcan intereses, alivios de crédito a las universidades o ampliación de la conectividad”.




El confinamiento prolongado a raíz del COVID-19 empieza a evidenciar una desestabilización económica: el desempleo crece, los ahorros se acaban y la tensión social aumenta. ¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe y la incertidumbre embarga estos tiempos, sobre todo cuando hay que empezar a tomar las decisiones difíciles. El 2020-2 se pronostica en un panorama virtual o semipresencial por lo que se sabe hasta ahora. Pero quienes no cuenten con los recursos para pagar la matrícula, ¿estarían dispuestos a seguir los estudios en la virtualidad a través de créditos? Y aquellos que tienen los recursos, ¿consideran que vale la pena pagar ese valor a cambio de un semestre virtual?


Algo hay que decir: hay un notable esfuerzo por el bienestar de la comunidad pero sobretodo, una preocupación inminente por la posible deserción que implicaría un déficit importante por la baja de inscritos, según anunció Gaviria. Esto no es una idea exclusiva de nuestra comunidad sino que la mayoría de universidades privadas lo están sufriendo y viven en deliberación con sus estudiantes y financieros. Pero realmente, será imposible conseguir una medida que beneficie a todos.




 

Por: Gabriela Herrera

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