Ayer en horas de la tarde el diario El Tiempo filtró una resolución tomada por el Consejo Académico de la Universidad de los Andes en la que se determinaba el despido del profesor Adolfo Amézquita como conclusión de un proceso disciplinario surgido a raíz de denuncias de acoso sexual y comportamiento inapropiado con sus alumnos.
El Uniandino le siguió los pasos a todo el proceso y se enteró que, semanas antes, la revista Science habría contactado a la universidad para pedirles comentarios al respecto de lo sucedido, lo que según varias fuentes y el propio Amézquita, habría acelerado la decisión para anticipar el reportaje de la revista.
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¿Qué pasó?
"Sin embargo, en primera instancia solo se le tuteló el derecho de petición y se le negaron las demás pretensiones y, tras la impugnación, en segunda instancia se confirmó el fallo inicial"
El 8 de marzo del 2019 se reunieron estudiantes frente al edificio Mario Laserna de la Universidad de los Andes para leer confesiones anónimas de acoso sexual, discriminación de género y conductas inapropiadas dentro de la institución. Eran confesiones que involucraban estudiantes y profesores, a veces como víctimas y otras veces como perpetradores. A lo largo de la actividad hubo un nombre que apareció repetidamente en al menos siete confesiones diferentes: era el de Adolfo Amézquita, exprofesor titular del departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes, quien fue despedido ayer por decisión del Consejo Académico después de un proceso disciplinario de más de un año y medio.
La iniciativa Destapemos la Olla (la actividad frente al edificio ML) fue convocada por varios colectivos estudiantiles de Los Andes (PACA, NoEsNoRmal y la Errática; actualmente participa también Mera Víbora) para propiciar un espacio de denuncia segura a posibles víctimas de violencia sexual o de género dentro de la universidad. Según Amalia Uribe, de No Es NoRmal, la dinámica busca “gritar fuertemente que el acoso sí está pasando, que lo estamos viendo y decirles a las víctimas que les creemos”. Fue justamente en un vídeo de esa actividad en la que el nombre del profesor Amézquita empezó a sonar a principios del año pasado, pues se hicieron virales en redes sociales un conjunto de confesiones anónimas sobre presuntas conductas irregulares del profesor con sus alumnos.
A raíz de las denuncias, dentro del departamento de Ciencias Biológicas un grupo de alumnas decidió canalizar los casos a través del protocolo con el que cuenta la universidad y emprender un proceso disciplinario en contra del entonces profesor. Él, por su parte, interpuso una tutela contra la estudiante que leyó el testimonio anónimo en Destapemos la Olla, contra quien publicó el vídeo en YouTube, las personas que compartieron el vídeo en internet y un puñado de medios nacionales que publicaron historias al respecto argumentando que se veía comprometido su derecho al buen nombre y a la privacidad. Sin embargo, en primera instancia solo se le tuteló el derecho de petición y se le negaron las demás pretensiones y, tras la impugnación, en segunda instancia se confirmó el fallo inicial. En este momento el caso reposa en la Corte Constitucional para su eventual revisión, como indica el procedimiento corriente.
A pesar de esto, según varias fuentes cercanas al proceso, cuyos nombres este periódico se abstiene de publicar para proteger sus identidades, desde que se hicieron públicas las denuncias en contra de Adolfo Amézquita la vida de quienes las han llevado adelante ha perdido toda tranquilidad. Una de las personas con las que hablamos nos dijo: "durante este proceso he sufrido mucha retaliación, discriminación y acoso. He visto mi vida académica y emocional afectada". Por su parte, el profesor le dijo a El Uniandino que se encontraba "asimilando el golpe" que implicó la decisión de la universidad al despedirlo y que "la decisión es, a todas luces, injusta”. Comentó que “no se trata solamente de decidir sobre si una persona hizo o no algo, sino sobre la totalidad de su vida, con consecuencias a largo plazo.” El exprofesor interpreta la decisión de la universidad como “una respuesta en caliente frente a las amenazas de recibir, otra vez, un ataque por redes o por revistas científicas".
¿Cómo fue el proceso?
"incluso si la universidad tomó la decisión correcta, se demoró mucho en hacerlo y también cometió múltiples errores en el proceso"
Según nos contó Amézquita, la primera vez que lo llamaron a indagatoria, en noviembre de 2018, fue por una acusación de malversación de fondos de la universidad. Dicha acusación se dio por un informe de auditoría que concluía que el profesor había favorecido a una estudiante, con la cual supuestamente mantenía una relación sentimental, para asistir a un evento científico. Según el auditado, el informe ignoraba que al mismo evento científico habían asistido otros diez estudiantes y daba cuenta exclusivamente de la compra de los tiquetes de la estudiante previamente mencionada. En este mismo proceso, el profesor era acusado de no haber reportado por escrito, hace once años según su testimonio, relaciones que habría mantenido con estudiantes. Posteriormente, el exprofesor fue despedido. Frente al despido, Amézquita realizó una apelación y comenzó un nuevo proceso. Fue en medio de esta última etapa que las denuncias públicas realizadas en la actividad de Destapemos la Olla conocieron la luz por primera vez. El proceso vigente en ese momento fue anulado y se comenzó uno nuevo enfocado en las últimas acusaciones.
La resolución de este último proceso tardó un año y medio. Al respecto, Angélica Rodríguez de PACA comentó que “la universidad tiene que repensar los lugares en los que se toman las decisiones de estos procesos disciplinarios, los lugares donde se sancionan a los acusados y las personas que determinan cuáles son las sanciones” y resaltó que “en los reglamentos de los procesos disciplinarios la participación de la víctima o de quien fue agredido es insuficiente”. Ella considera que esto se debe a que dichos reglamentos se pensaron, principalmente, para faltas académicas y cuando se intentan extrapolar para casos de acoso, se encuentran con muchas barreras y fallan en múltiples aspectos.
Referente a la decisión de destituir a Amézquita, tanto Rodríguez como Uribe coinciden en que es la decisión que debía tomarse y en que esto sienta un precedente para la universidad y para Colombia. Sin embargo resaltan que, incluso si la universidad tomó la decisión correcta, se demoró mucho en hacerlo y también cometió múltiples errores en el proceso.
Los procesos a los que se refieren están enmarcados en medio del protocolo MAAD, para casos de Maltrato, Acoso, Amenaza y Discriminación (que desde hace un tiempo Los Andes puso a funcionar), el reglamento de trabajo y el estatuto profesoral. El MAAD funciona exclusivamente como un protocolo preventivo y no punitivo, pues no tiene capacidades para emitir sanciones de ningún tipo; sin embargo, este protocolo puede brindar acompañamiento de diversa índole a las presuntas víctimas durante el pleito.
Al realizar una acusación de maltrato, acoso, amenaza y/o discriminación contra un miembro del profesorado, lo que se busca hacer, según Rodríguez, es encontrar puntos que se hayan incumplido tanto en el reglamento de trabajo como en el estatuto profesoral; así se determina qué ente debe examinar el caso y proferir la sanción. En el caso de Amézquita primero se acudió al reglamento de trabajo, el comité asignado consideró que era una falta grave y emitió su sanción; sin embargo, el exprofesor apeló esta decisión. Debido a dicha apelación el caso pasó a ser examinado a la luz del estatuto profesoral, esto requiere que el Consejo Académico revise el caso. Para esto se creó un comité ad hoc encargado de revisar los testimonios en el proceso disciplinario en contra de Amézquita y determinar su sanción, en caso de que existieran razones para una.
Para algunos de los participantes, dicho comité tuvo problemas desde su conformación pues no contaba con ninguna persona experta tratando conflictos de acoso sexual o de género, lo que lo llevó a cometer errores graves durante su investigación como no permitirle a las posibles víctimas ir acompañadas de testigos y en cambio sí permitirlo al exprofesor. Además, aunque hay denuncias que datan del 2002, el primer comité decidió solo tener en cuenta todas las posteriores al 2015. El rector de la universidad, Alejandro Gaviria, aunque reconoce que hubo algunos errores, también concluye que en general el trabajo del comité fue bueno "de hecho hubo varios comités [...] se tramitaron reclamos de inhabilidad y conflictos de intereses, fue un proceso acorde a lo establecido por la universidad".
"no es gratis que la universidad tomara esta decisión justo después del contacto de Science pues hubiera quedado expuesta de forma internacional como negligente"
¿Por qué ahora?
A pesar de que el último proceso disciplinario llevaba más de un año y medio en curso, la decisión del Consejo Académico llegó semanas después de que la revista Science contactara a Los Andes como parte de un reportaje que estaría haciendo sobre el movimiento #MeToo en latinoamérica y en donde incluirían el sonado caso del exprofesor uniandino.
Según nos dijo una fuente confiable, "no es gratis que la universidad tomara esta decisión justo después del contacto de Science pues hubiera quedado expuesta de forma internacional como negligente". Y agregó: "pareciera que les importa más su imagen que el bienestar de los estudiantes". Por su parte, el rector Gaviria le dijo a este periódico que el contacto de la revista y la toma de la decisión no fueron más que coincidencias: "este ha sido un proceso largo que terminó de forma normal según los protocolos que tiene la universidad". Lo cierto es que en los próximos días se espera que la revista publique su reportaje y esto es, tanto para los denunciantes como para Amézquita, prueba de que influyó en los tiempos del fallo.
¿Qué sigue?
Para las fuentes involucradas, lo que viene después de la decisión del Consejo Académico es reconstruir la confianza que se pueda haber perdido en la universidad, específicamente en el departamento de Ciencias Biológicas. Según la representante de PACA, dicho departamento se dividió entre quienes apoyaban a Amézquita y quienes apoyaban a las denunciantes. Según comentaron las fuentes de El Uniandino, tanto quienes participaron en Destapemos la Olla y eran miembros de Ciencias Biológicas como quienes defendieron al exprofesor fueron víctimas de violencia dentro del departamento en medio de un ambiente polarizado.
De hecho, en la tarde de ayer, el nuevo director de ese departamento le envió un correo a sus estudiantes en el que invitaba a disminuir la hostilidad y ubicarse en un “punto medio”: “[...] debemos aprender y sacar conclusiones de la situación que nos ha tocado afrontar [...] En esta situación todos hemos aprendido un poco y es nuestra labor y compromiso poner esos aprendizajes individuales al servicio del bien común”.
Para el rector, además, la Universidad de los Andes debería aprender a manejar situaciones tan complejas como esta: "Hay que reconstruir la confianza, es un tema muy complejo y hay que aprender a trabajarlo". También agrega que hubo estudiantes que apoyaron al profesor y en ellos también se debería pensar pues se sienten víctimas de lo sucedido.
Por su parte, el exprofesor Amézquita le dijo a El Uniandino que planea usar todos los recursos que pueda tanto al interior de la universidad como fuera de ella para "recuperar, cuando menos, mi reputación y para que haya un reconocimiento explícito de que se procedió mal".
Actualización: El 7 de febrero en horas de la tarde la revista Science publicó un artículo al respecto del profesor Amézquita y su despido, tal como lo dijo este periódico. Fuentes cercanas a la revista nos confirmaron que el ángulo de la nota cambió a raíz de la decisión de la universidad.
Por: Alejandro Lozada y Valentina Pardo
Fotomontaje: El Uniandino
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