En abril de este año El Uniandino publicó una investigación en donde se revelaron detalles sobre de la decisión de la Universidad de los Andes de admitir de forma automática a estudiantes de último año de un grupo reducido de colegios en Bogotá.
La decisión causó polémica porque, entre otras cosas, dentro de los colegios seleccionados había algunos que fueron incluidos aún cuando no cumplían con los criterios estipulados públicamente por la universidad. De hecho, días después de la publicación de este periódico, Los Andes envió un comunicado donde explicaba lo sucedido y reculaba sobre la información inicialmente publicada al admitir que “también se tuvo en cuenta la relación histórica de algunos colegios con la Universidad (sic)”.
Siete meses después y con el final del semestre acercándose, la admisión de nuevos estudiantes para el periodo 2021-1 vuelve a ser un tema relevante y El Uniandino le hace seguimiento.
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Los nuevos criterios
El pasado primero de octubre, la oficina de Scouting y Promoción envió un comunicado a sus colaboradores como preparación para la feria de colegios que se haría ese mismo día. En dicho comunicado, explicaban que en el proceso de admisión para ingresar en el 2021-1 no se tendrían en cuenta los resultados del examen Saber 11. En cambio, se usaría una prueba virtual desarrollada por la universidad con preguntas tipo ICFES que se llevaría a cabo el 17 de octubre y el 14 de noviembre.
La decisión de no tener en cuenta los resultados del Saber 11 se debe a que dicha prueba se realizó el 7 de noviembre y los resultados solo estarían disponibles hasta el 30 de diciembre. “Para esta fecha ya debemos haber culminado nuestro proceso de admisión para poder iniciar exitosamente el semestre 2021-10 según el calendario previsto”, nos dijo Alejandro Rico Restrepo, jefe de admisiones de Los Andes.
Con este panorama puesto sobre la mesa, las directivas diseñaron tres diferentes opciones de admisión para reemplazar los resultados del examen estatal, y ninguna de ellas es una continuación de las medidas tomadas el semestre pasado.
Los representantes estudiantiles ante el Consejo Académico, Isabella Coronado y Federico Calderón, le dijeron a este periódico que dichas estrategias fueron conocidas y discutidas en diferentes sesiones de ese órgano. Las alternativas que presentaron las directivas variaban entre diseñar una prueba homóloga al examen Saber 11 para que los estudiantes pudieran prepararse con los simulacros que proporciona la página web del ICFES, diseñar con el Tecnológico de Monterrey una prueba de admisión virtual en donde se tuvieran en cuenta áreas como matemáticas, lectura crítica y competencias ciudadanas, o realizar una prueba propia usando el banco de preguntas de cursos del ciclo básico como precálculo.
Aunque la opción de trabajar conjuntamente con el Tecnológico de Monterrey gozaba de un considerable apoyo, al final el Consejo Académico se decantó por admitir a los estudiantes mediante una prueba homóloga al examen de Estado. Según la vicerrectora académica Raquel Bernal, “el Tec. de Monterrey estaba piloteando una prueba con un banco de preguntas de entrenamiento [...] aplicadas en sesiones de 10 participantes”. Este escenario, de acuerdo a lo que nos explicó Bernal, era insostenible dada la gran cantidad de postulantes que recibe la universidad. “El uso de preguntas del Saber 11 resultaba ser una alternativa más razonable desde la logística y por su conveniencia para los estudiantes, quienes seguramente venían practicando durante su último año escolar [este tipo de preguntas]”.
La prueba de admisión homóloga al examen estatal consta de 80 preguntas enfocadas en áreas como matemáticas y lectura crítica. Es un examen que se presenta de manera virtual con una duración de dos horas. Respecto al mecanismo de supervisión, se usó el mismo software que normalmente usa la universidad en algunos exámenes: Lockdown Browser, que requiere ser instalado por los aspirantes en sus computadores y que graba al evaluado y bloquea el acceso a otros aplicativos durante el tiempo de la prueba.
Los problemas con la nueva prueba
La prueba, como era de esperarse, depende en gran medida de dos factores: la conectividad de los estudiantes y las condiciones de sus hogares para prepararse y presentarla.
Como reportó El Uniandino en esta ocasión, entre los estudiantes bogotanos y los del resto del país existen diferencias de conectividad importantes que podrían poner en desventaja a los aspirantes por fuera de la capital. Para atender este problema, la universidad diseñó un protocolo para asistir a los aspirantes con dificultades en la conexión a internet.
Lo primero que se hacía era una evaluación de las posibilidades técnicas de los aspirantes con problemas, y basados en esos resultados se ofrecía la posibilidad de asesorías individuales. Bernal nos explicó que “a pesar de que la prueba requiere un sistema de supervisión, hemos hecho excepciones en casos en que los estudiantes tienen dificultades debido al tipo de computador o conectividad para lograr los requerimientos [...] Para estudiantes en Tumaco, Quibdó y Buenaventura hemos gestionado convenios con colegios para que la prueba se pueda realizar en estas instituciones educativas”.
Por otro lado, existe la preocupación latente sobre la pluralidad de los nuevos estudiantes con la implementación de este proceso de admisión. La inquietud se presentó en el Consejo Académico y, según el representante estudiantil se basó en escoger una forma de admisión en donde no se favoreciera el ingreso predominante de estudiantes provenientes de determinado estrato socioeconómico o con educación privilegiada. Para ello, “se escogió el examen basado en preguntas ICFES y no otras modalidades como la entrevista, como sí se hace en medicina y psicología por sus cupos limitados. La universidad no tiene la capacidad de personas para llevar a cabo entrevistas individuales a los aspirantes. Además, puede que algunas personas lleguen mejor preparadas a la entrevista debido al tipo de preguntas generando un sesgo”, expresa Calderón.
En consideración a la preocupación planteada, para el semestre entrante Los Andes eliminó la admisión automática para los 61 colegios anunciados en el proceso del 2020-2 como medida para intentar equilibrar la balanza en el contexto económico y evitar que los admitidos sean predominantemente de estratos socioeconómicos altos. Aún con esta modificación, los retos para la inclusión y diversidad estudiantil en la educación superior son enormes dadas las implicaciones económicas de la pandemia. Sin embargo, menciona Bernal “seguimos trabajando decididamente para seguir promoviendo mayor diversidad. A partir de la pandemia, incrementamos los cupos de Quiero Estudiar y Quiero Enseñar, y hemos hecho esfuerzos de scouting importantes para lograr nuestras metas de Pa’lante Caribe y Pa’lante Pacífico. Todos estos cupos están exclusivamente destinados a estudiantes en mayor condición de vulnerabilidad socioeconómica”.
Por último, otro problema que podría presentarse con el formato de examen para la admisión en 2021-10 es que se arriesga, al seguir los lineamientos del examen SABER 11, a resaltar las desigualdades educativas entre los colegios públicos y los privados y entre los postulantes provenientes de regiones rurales y los de ciudades principales. Esto hace que, como se ha evidenciado en el caso del SABER 11, de entrada, no haya una competencia justa entre los postulantes. Por ello, la anterior forma de admisión sólo contará para ingresar a la universidad en el semestre 2021-10.
Teniendo en cuenta lo anterior, los resultados están por verse y se espera que para los próximos semestres las directivas afinen y mejoren las modalidades de admisión para que se minimicen considerablemente los sesgos.
Por: Daniel Bustos Forero
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