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  • El Uniandino

¿Alguien sabrá qué es el clima?




“Se ha acabado el debate sobre el cambio climático. Vengan al estado de California y obsérvenlo con sus propios ojos” dice Gavin Newson, el gobernador de California delante de un bosque calcinado por las llamas hace un par de semanas. En simultáneo, en Instagram y Twitter abundan las fotos apocalípticas del Golden Gate y de San Francisco teñidas de una luz anaranjada intensa. Reiteradamente vuelvo a esas imágenes y me cuesta digerirlas, parecen sacadas de algún filme de ciencia ficción. Como si no fueran suficientes las fotos, vienen los datos y las cifras aterradoras: 1.6 millones de hectáreas calcinadas en California, 6 de los 20 incendios forestales más grandes en ese estado se dieron este 2020. Un pequeño y lento escalofrío me recorrió el cuerpo. Parece que cada año un nuevo fenómeno está condenado a romper su propio récord: la temporada de incendios más intensa, la temperatura más alta jamás antes registrada, la mayor área glaciar derretida. Y entonces se vuelve inexorable, como presagio, el naranja apocalíptico del cielo de San Francisco. ¿Así se sentirá el futuro?


Para quitarnos la incertidumbre que conlleva al fatalismo inútil lo primero que deberíamos comprender es qué es el clima. Las palabras de Newson no pueden ser más acertadas y esencialmente obvias. Puede resultar lógico deducir la relación entre las altas temperaturas, las sequías y los incendios. Pero como se afirma, las temporadas de calor son frecuentes y así mismo los incendios. Es ahí cuando se hace inverosímil la conexión con el cambio climático, acaso porque solo un puñado de personas entienden si quiera qué es el clima. Entonces, con conformidad, nos acoplamos a la mediocre idea de que poco tiene que ver con el cambio climático o por el contrario, asumimos que la gran causa de estas catástrofes sí es el calentamiento irreversible del planeta, a pesar de no entender mucho las razones para adjudicarlo.


En ambas situaciones desconocemos cómo funciona el clima y nos encontramos en el peligro constante de tambalearnos entre lo que dicen unos y los otros. Si comprendemos sus mecanismos será un poco más sencillo salir de incertidumbres e indecisiones. Aquí va, entonces, una breve introducción climática.



Para comenzar, el clima es el promedio de los tiempos atmosféricos a lo largo de períodos extensos (décadas, siglos, milenios). Sus principales componentes son la temperatura, la presión atmosférica, la humedad, el viento y las precipitaciones. Se compone de múltiples sistemas que se retroalimentan entre sí. Es un sistema que está controlado por el balance de energía, es así como modifica su distribución y el equilibrio térmico en todo el planeta pues busca regularla: que la energía que entre sea la misma que salga.


Esta energía proviene esencialmente de la radiación solar. El sol emite energía en todas las longitudes de onda pero solo la mitad logra llegar a la superficie terrestre (en forma de luz visible), pues la atmósfera funciona como un filtro que absorbe y refleja al espacio las radiaciones ultravioletas e infrarrojas. Estando acá, la tierra devuelve la energía en forma de radiación infrarroja, que a su vez es absorbida por algunos gases en la atmósfera.


Este balance térmico se da gracias a múltiples procesos. Los tres más importantes son la insolación, el albedo y el efecto invernadero. La insolación es la cantidad de energía que entra al planeta. Debido a la inclinación de su eje frente a la órbita, hay zonas de la tierra que reciben más energía que otras dependiendo la época del año y esta diferencia de energía es lo que genera las estaciones en los hemisferios norte y sur. El albedo es una medida de 0 a 1 de cuán reflectante es una superficie donde 0 es una superficie que no refleja nada (el color negro) y 1 que refleja todo (el color blanco). Esto quiere decir que hay zonas que reflejan menos o más luz, por ejemplo, la energía que llega a los glaciales es reflectada casi en su totalidad, mientras que la que llega a los océanos u otras áreas oscuras es, en su mayoría, absorbida. Finalmente, está el tan trillado efecto invernadero, proceso en el cual algunos gases (metano, dióxido de carbono, vapor de agua) obstaculizan la radiación infrarroja que reemite la tierra hacia el espacio prolongando su permanencia en el planeta, lo que finalmente genera el aumento de energía en la tierra.


Ahora bien, al referirse al cambio climático se habla de un forzamiento externo del sistema que genera un desequilibrio térmico. Existen diversos eventos que pueden generar este forzamiento: la caída de un gran asteroide o el cambio en la composición de la atmósfera, que es lo que está sucediendo desde la industrialización (siglo XVIII) debido a la quema de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural) como fuente de energía. Estas combustiones generan CO2 que está reteniendo la energía en la tierra por más tiempo resultando en un aumento de la temperatura.


Sin embargo, el cambio climático no es así de sencillo, no solo es la variación de temperatura, pues todos los procesos se retroalimentan. Su aumento genera el derretimiento de glaciares que a su vez disminuye el área reflectante, por tanto, menos radiación será reflejada al espacio y habrá más energía en el planeta. Así como esta breve cadena de eventos existen muchísimas, pues todos los sistemas están interconectados. El forzamiento climático está haciendo que los procesos en todos los sistemas cambien. La temporada de sequías –así como la de lluvias– se están intensificando debido a que el planeta está respondiendo y regulándose a estos forzamientos.


Por fortuna tenemos proyecciones y modelos estadísticos que ya nos dicen, casi con certeza, cómo serán los posibles panoramas. Dejemos a un lado el fatalismo, empecemos a conocer los modelos para anticiparlos, seamos más críticos e involucrémonos. Sepamos que los combustibles fósiles están siendo obsoletos y finalmente, asumamos que el clima no volverá a ser como antes, que el cambio climático es una flecha irreversible que debemos desacelerar.

 

Por: Isabella Celis. Artista. Activista en la discusión sobre la crisis socio-ambiental y el desarrollo sostenible


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